Cambiando de vida

Capítulo 2

Cambiando de vida.

Aguarde solo unos 15 minutos a que Alejandro pasara por mí en el trabajo, y apenas llegó se bajó de su lujoso Ferrari para recibirme con amabilidad, me dedicó una sonrisa indicando que podía subirme en el vehículo, pero haciendo ese gesto que me trajo recuerdos a lo que había dejado atrás.

Como un gesto caballeroso abrió la puerta para que yo pudiera abordar el coche, por un instante me quedé de pie pensando y a la vez experimentado la nostalgia y el dolor que provocaba traer a mi mente esos recuerdos, él me vio ceñudo y no tardó en preguntar si todo estaba bien, por lo cual reaccioné rápidamente y asentí sonriendo nerviosa.

—Sí, sí, gracias —contesté rápido mientras me subía. Cuando él subió encendió el motor y puso rumbo en el GPS hasta el lugar donde iríamos, y desde luego que sentiría curiosidad por preguntar de dónde venía y cuánto tiempo llevaba en los ángeles.

—Nueva York, vivía allá, pero decidí mudarme para cambiar un poco, sabes ya llevaba mucho tiempo que deseaba hacerlo —mentí en esa parte y sonrió.

—Eso es estupendo, siempre es bueno darle un giro positivo a nuestras vidas —intervino—, Y qué te parece los ángeles, no es igual a Nueva York cierto —apuntó y estuve de acuerdo con él, en cierto modo ya me había acostumbrado a la ciudad donde por años estuve viviendo, aunque las playas y el sol de mi nuevo hogar me parecía agradable.

—No es como mi antigua casa, pero me gusta mucho aquí —contesté, él hizo un gesto comprensivo y alzó las cejas como si hubiera recordado algo.

—Ah, sabes, aquí cerca hay un parque de atracciones, deberías conocerlo —sugirió.

—Gracias, iré a verlo —respondí.

—Bueno, si quieres en algún momento podría llevarte, no es muy lejos y pues te diviertes pasando un rato distinto —explicó con amabilidad sonreí de labios cerrados pensando que pocas personas eran así de amables como él.

—Estaré encantada.

—Maravilloso, apenas podamos acordar el día te llevaré a conocer el parque, por otra parte, no te he hablado mucho sobre el trabajo. Quiero que sepas que esto es una empresa bastante profesional, sé que muchas chicas se asustan al principio porque piensan que puede tratarse de algo como secuestro, pero todas las modelos que han trabajado para la empresa han quedado satisfechas y felices con lo lejos que han llegado, y bueno como debes saber esto es un negocio donde todos ganamos algo —aclaró desde el inicio para mantener todo en paz y librarse esa responsabilidad, de que no mencionó esa parte.

—Tienes mucho tiempo de trabajar para esta empresa —sentí curiosidad por saber.

—Unos 6 años, justo el mes que viene cumpliré 7 exactamente, yo inicié como secretario de la jefa de relaciones públicas, estaba al lado de ella en todo, luego me tocó pasar al departamento de managers donde justamente estoy ahora, ahí me capacite para buscar chicas que encajaran con lo que busca la empresa y desde entonces hago este trabajo —contó su historia y me pareció tan interesante que hubiera empezado desde abajo, para luego llegar a ese punto de importancia.

—Eso es estupendo —reconocí maravillada y me sonrió.

—Sí, en realidad estoy contento con mi trabajo, las chicas siempre me agradecen por traerlas aquí, la mayor parte de las jovencitas de 18 años en los ángeles, quieren ser modelos, aunque no todas califican, pero siempre sacamos algo bueno de aquí. Por eso cuando te vi, supe que no eras del lugar, te ves distinta y eso es lo interesante —agregó reviviendo ese sentimiento de ruborizarme que había pasado mucho tiempo no experimentaba.

—Y exactamente, para que área crees que pueda calificar —pregunté obviando el ridículo ardor en mis mejillas.

—Qué buena tu pregunta, sabes justo teníamos tiempo queriendo hacer algo diferente con una modelo para ropa deportiva, mi jefa está cansada de las "rubias teñidas” como ella les dice, es que siempre aparece el mismo prototipo y es algo difícil para mí poder hallar una chica diferente, todas me conocen y siempre me preguntan si pueden entrar a la empresa, pero todas las áreas están llenas de lo mismo —explicó en un tono un poco decepcionado.

—Entiendo, es difícil querer algo diferente y solo hallar lo mismo —admití con tristeza, pensando en mí misma. Ya que yo había huido de Nueva York por causa de la misma situación que ocurría en mi vida, siempre tenía mala suerte para el amor.

—Sí, vaya que lo es, pero bueno, tengo buenas expectativas contigo. Creo que vas a agregarle mucho a mi jefa —comentó con seguridad.

Al llegar en el edificio, estaba una valla publicitaria enorme con fotos de chicas jóvenes sonrientes haciendo una pose, miré hacia arriba esa gran estructura y sentí que por fin algo me estaba saliendo bien, al bajar del auto por supuesto que no estaba en mis mejores fachas, entonces entré en pánico porque se suponía que iba como modelo y con mi atuendo tan básico nadie me vería de esa manera. Me detuve antes de entrar y Alejandro giró al instante, me observaba confundido hasta que se acercó para preguntarme.

—¿Sucede algo? —interpeló curioso.

—Es que… —hice una pausa bajando la mirada con vergüenza—, Creo que no pensé mucho en la parte de mi ropa —expliqué y negó riéndose.

—Oh, pensé que pasaba algo malo. No te preocupes, estás perfecta y puedo asegurarte que eres lo que ella busca, por eso me atreví a hablarte en la cafetería, si te dejaba ir seguramente no me lo iba a perdonar —bromeó y me sentí un poco más confiada.

Entramos al edificio atravesando el lobby hasta llegar a un ascensor, Alejandro marcó el número 5 y las puertas se cerraron.

—No te preocupes, todo saldrá bien y créeme que te lo digo yo —aseguró convencido y sonreí un poco tímida.

No estaba acostumbrada al hecho de que alguien me consideraba interesante para algo que no fuera bailar en un tubo semidesnuda, quizás pasé tanto tiempo con esa idea que un día llegué a convencerme de que era cierto y no mire más allá de lo que estaba frente a mí.