Un día soleado

Capítulo 5

Mis días cambiaron por completo, la rutina dio un giro de un momento a otro, ya que de la cafetería esperaba a Alejandro para ir a las prácticas de fotografía, así transcurrió la primera semana que fue bastante exigente, pero me sentía bien sabiendo que pronto las cosas iban a transcurrir mejor, por otra parte, cada vez me volvía más cercana a Alejandro teníamos confianza para hablar y me agradaba pasar tiempo con él, no obstante, también parecía que Adam se aproximaba a mí, constantemente hablábamos por teléfono hasta que la verdadera diatriba surgió.

Una invitación para el fin de semana donde yo debía decidir si asistir con Alejandro, o Adam, ya que por más que lo deseara no podía estar en dos lugares a la vez.

Pensé mi respuesta durante todo el día del sábado, y después de tener una decisión tomada marqué el número de teléfono de Alejandro, porque a pesar de gustarme pasar tiempo con Adam y era conveniente hacerlo, por el hecho que a través de él obtenía información sobre Nicolás debido a que hablaban prácticamente todos los días, creí más conveniente la otra opción, ya que mi intención era crear un mejor vínculo y de ese modo ganarme su confianza.

—Adam —inicié la llamada con un poco de vergüenza, debido a que tendría que rechazar su invitación.

—¡Aria, que bueno escucharte! —respondió entusiasmado y eso me hizo sentir mucho peor.

—Eh, igual a mí… Sabes, te hablaba por lo de la invitación y…

—Oh, sí, estaba pensando que podíamos ir a la playa un rato, pero hay una que conozco que es bastante linda yo…

—Adam, antes de que sigas —interrumpí para proseguir, ya que no podía generarle más ilusión. Es que me apena mucho contigo, pero no podré asistir, es que surgió algo del trabajo y será imposible que vaya —mentí porque no me quedaba de otra

—Oh, bueno… Yo entiendo —respondió en un tono desanimado.

—Pero sabes, podríamos planificar para el próximo fin de semana, qué te parece —animé para no dejarle las alas caídas del todo.

—Claro, por supuesto, me encantaría y pues puedo organizar algo mucho mejor —expresó entusiasmado, para el día que acordamos salir juntos. Era extraño como poco a poco me olvidaba de lo que había dejado en Nueva York, parecía como una nube de humo que se desvanecía a medida que el viento soplaba.

Respiré hondo para relajarme en un poco, ya que me quité un gran peso de encima y continué lo que me quedaba de tarde para dedicarlo al día que me esperaba.

De pronto me sentí tan nostálgica al estar solitaria en la sala del pequeño lugar que había rentado, pensé en Gretel y Chanty cómo estarían ellos y por supuesto los regaños de mi querida amiga debido a mi huida repentina sin avisar.

Ella sin duda me iba a dar un gran sermón cuando nos volviéramos a encontrar, pero no me quedaba de otra que tratar de enfocarme en mi futuro como modelo, porque con todo ese entrenamiento que estaba recibiendo y loe halagos de Alejandro, al parecer las cosas irían por un buen camino que me daba la posibilidad de abrir puertas para un mejor futuro.

La noche pronto terminó abriendo paso a un hermoso día soleado, aún estaba terminando de desayunar cuando alguien toco a mi puerta y supe que se trataba de Alejandro, era el único que sabía donde vivía, así que me puse de pie aproximándome a la puerta, apenas vi su rostro amplié una sonrisa de satisfacción porque verlo me hacía bien, y no podía explicarlo, pero él poseía una maravillosa energía positiva que era difícil no contagiarse.

—Lista para el día de hoy —interpeló sonriendo y afirmé de inmediato. Me miró de pies a cabeza y luego levantó una ceja, yo me sentí un poco incómoda porque quizás estaba fuera de lugar el atuendo que decidí llevar en esa mañana.

—¿Tan mal estoy? —me atreví a preguntar temerosa y negó de inmediato.

—Oh, por supuesto que no, de hecho estás demasiado formal, creo que esa vestimenta no te ayudará para los planes que tengo hoy, así que debes ir a cambiarte. Ponte algo cómodo que usarías para un día normal, no pienses que iremos al estudio a una sesión fotográfica, sino a un pícnic común —explicó y parpadeé varias veces, me miré a mí misma y por lo visto había perdido el sentido de la diversión y comodidad, estaba ya tan acostumbrada al estudio y ropa más formal, que olvidé por completo que esa mañana sería muy distinta.

Pronto entré a mi habitación y busqué lo más cómodo que pude hallar, me lo puse y salí en menos de 10 manitos él volvió a verme y alzó su pulgar en señal de aprobación.

—Mucho mejor, ahora si podrías disfrutar este hermoso día soleado —comentó y subimos a su auto convertible. En definitiva el sol estaba brillando en su mejor esplendor, por lo cual agradecí utilizar bloqueador para evitar las quemaduras.

Aunque todavía no estaba segura del todo a donde iríamos porque dijo haberse arrepentido de querer llevarme a pasear en bote, ya que vio en el pronóstico del clima que en la tarde iba a llover, y el mar se ponía horrible cuando salía una tormenta.

Me propuse a dejarme sorprender y disfrutar de esa maravillosa tarde juntos. Luego de un viaje en su coche viendo hermosos paisajes por fin llegamos al sitio, era una feria que duraba casi todo el año, tenía algunas atracciones que iniciaban a eso de las 6:00 pm, sin embargo, a horas de la mañana existían otras actividades que se podían hacer, como día de campo, paseo en botes, muchos lugares de comida para disfrutar y por supuesto competencias entre extraños muy divertidas.

Me pareció tan lindo y sencillo que él tuviera esa idea para una cita, ya que jamás pensé que un hombre fuera transparente a tal punto de no querer impresionar sino únicamente divertirse.

—Mis padres siempre venían a esta feria, yo amaba subirme en los juegos mecánicos, sobre todo en el carrusel —confesó animado y miré la atracción apagada, que quizás en la noche ya estaría funcionando.

—Es muy lindo aquí —respondí con honestidad, ahí se podía respirar un ambiente familiar y agradable para pasar todo un día.