¿Decir o no la verdad?

Capítulo

¿Decir o no la verdad?

—Alejandro, es que de verdad me parece que no soy buena en ese deporte, te puedo asegurar que seré la primera en caer al charco de lodo —aseguré contemplando el panorama con timidez y temor de los resultados finales.

—Tranquila, no irás adelante. Además, yo estaré en tu equipo —comentó guiñando un ojo como si eso me fuera a dar más calma, yo estaba aterrada de terminar como un cerdito de granja revolcándose en el agua marrón que podía ser la más alta probabilidad de que ocurriera.

Lo vi tan convencido de participar, que a duras penas y arrastrando los pies avancé detrás de él, nos anotó en una lista para ser el siguiente equipo en enfrentar a los campeones invictos que ya habían eliminado a la gran mayoría de sus contrincantes sin despeinarse un solo cabello, (otra cosa más por la cual ponerme nerviosa) Me concentré en no ver solo las cosas negativas porque Alejandro se veía bastante entusiasmado y no quería parecer una aguafiestas, por lo tanto, mostré mi mejor sonrisa y lo apoyé por más loco que me pareciera unirme en ese deporte.

Cuando el equipo estuvo completo él tomó el mando de una manera como si ya estuviera acostumbrado a hacerlo, habló a todos con seguridad explicando una estrategia, donde cada uno haría parecer que éramos débiles, un plan maravilloso para hacer sentir confiado al otro equipo, sin embargo, solo era el inicio de un metódico objetivo que con suerte nos daría la victoria.

Alejandro los acomodó a todos y me di cuenta de que yo estaría adelante, entré en pánico y solté la cuerda negando varias veces.

—No, no puedo, definitivamente, voy a terminar en ese lodo Alejandro —aseguré viendo en esa dirección, los del otro equipo me veían riéndose y otros cantando ya la victoria porque obviamente al hacer eso me veía muy débil.

—Aria, no tengas miedo, además la fuerza se aplica desde atrás, los de adelante nunca sufren daño si los últimos tenemos la rudeza suficiente —explicó en un gesto coqueto que me hizo estremecer un poco, tragué saliva y bajé la mirada, entonces él tomó mi rostro y de una manera tierna me dedicó un gesto agradable que provocó una ligera corriente en mi columna. ¿Confías en mí? —interpeló y por un instante me perdí por completo, estaba viajando en un planeta distinto llamado Alejandro y su perfecta sonrisa hipnótica.

Me abstuve a mover la cabeza en un asentimiento nervioso y me pellizcó la mejilla con sutileza contento con mi respuesta, luego todo se fueron a sus lugares y antes de que el silbato sonara, miré por última vez a Alejandro que estaba en la parte trasera de la fila, él movió la cabeza y sonrió otra vez dándome un poco más de confianza y luego volví a concentrarme en los chicos que tenía adelante, todos parecían estar más que convencidos de su siguiente triunfo, por el hecho de que al ganarle a todos los equipo anteriores, nos veían llenos de confianza y hasta con cierto nivel de jactancia.

Eso me hizo sentir un tanto molesta sosteniendo la soga en mis manos con firmeza, entonces el silbato por fin sonó y la lucha entre ambos equipos se desató, nosotros cedimos como estaba planeado y los contrincantes tomaron una confianza extrema, de tal manera que ya no aplicaban tanta fuerza, al distraerse Alejandro hizo la señal y todos dimos un gran tirón que echó a los pobres en el lodo, obtuvimos el triunfo celebrando con gritos y saltos, yo corrí a los brazos de Alejandro por la emoción y enrede mis piernas alrededor de su cintura, él me cargó dando vueltas conmigo y luego de caer en cuenta lo que estaba haciendo mi cuerpo se puso rígido y me bajó inmediatamente.

Carraspee incómoda y bajé la mirada para poner la atención en el jurado del juego que se acercó para darnos una medalla por la participación.

Sentía que cada vez mi cercanía con él se volvía más estrecha, no podía comprender por qué estaba olvidando lo que dejé y la razón por la cual estaba permitiéndome ese tipo de situaciones. Y todo iba a traer más complicaciones a medida que nosotros pasábamos tiempo juntos.

Después de recibir nuestro premio que era una porción de helado gratis para dos porque el equipo era de 10 personas, eso quería decir que a cada pareja le fue entregado un tikec para disfrutar en la feria de noche, además también se nos obsequió un pase para la rueda de la fortuna, Alejandro se veía emocionado por nuestra victoria y no dejaba de mencionar lo bien que yo lo había hecho, aunque la mayor parte del trabajo fue de los que estaban atrás aplicando toda la fuerza posible.

—Quieres que descansamos ahí —señaló la orilla de un lago con asientos cerca donde podías ver a los patos pasear sobre el agua.

Al estar cómodos tomando una bebida fresca por causa del calor mientras contemplaba esa tarde agradable en el parque, donde se podían ver personas pasear en bicicleta, niños correr con una pelota y también personas pasear en botes en el lago. Ese ambiente me daba paz y por un momento olvidaba todos los problemas con los que debía lidiar.

En un momento sentí cómo él me miraba y no pude contenerme, así que le dirigí mi atención y al observarlo, tenía un gesto pensativo.

—Adelante —lo animé, porque ese rostro era el de alguien lleno de curiosidad.

—Oh, no, no, solo pensaba —se excusó e hice una mueca de lado.

—Conozco cuando alguien me quiere hacer una pregunta Alejandro, así que puedes decirme —continué y sonrió un poco apenado.

—Bueno, es que… Sabes, hace un momento cuando saltaste para abrazarme, y luego te pusiste incómoda sentí como si estuvieras conteniéndote por algo —fue al grano y yo hubiera preferido que no lo hubiera hecho.

—Vaya, pues… Es que, sabes, somos amigos y no quiero arruinarlo por sobrepasarme —mentí obviando el tema de Nueva York. Él alzó sus cejas y luego concentró los ojos en su bebida a medio terminar.

—Sí, yo hubiera pensado que se debía a que tenías novio y temías ofenderlo al darme un abrazo —confesó y al tomarme desprevenida mientras daba un sorbo a mi bebida, la escupí a un lado tosiendo de manera desenfrenada.