Lucifer

Capítulo XXXI

Nunca en su vida había odiado a alguien sin motivo alguno, siempre existía alguna razón para que ella le guardara rencor a otra persona, estaba el odio hacia Verania y todo el mundo sabía el porqué, odiaba a Angell por haberla engañado y roto el corazón, siempre había razones. 

Eso cambió al conocer a Tamiel, por más que buscaba alguna razón coherente no la encontraba del porque no le agradaba el chico, todo empeoraba porque apenas y lo conocía.

No era correcto decir que no lo soportaba porque su hermano estaba más feliz que nunca o porque desde que había aparecido en el penthouse, Damon le prestaba más atención al chico y se había olvidado de los demás. Pero la razón más fuerte para no quererlo cerca de su hermano era porque Tamiel había sido el ángel que había logrado que Damon sonriera por primera vez.

Tamy, era el ángel que su hermano había conocido cuando aún era un pequeño demonio, en pocas palabras, era el primer enamoramiento de Damon.

Ella se sentía mal por querer que el ángel se fuera pero no podía evitarlo, cuando había aparecido la primera vez Damon se concentró tanto en el que dejó plantada a su hermana con su tarde de películas, al principio lo entendió después de todo no se veían en años, pero con el pasar de los días el ángel se la pasaba todo el dia metido en el penthouse, hasta el punto que ya era molesto verlo a diario.

Lo malo era que no podía reclamar nada porque Damon se enojaría con ella y lo que menos quería es que su hermano se enfadara. 

Algo que le daba mucha curiosidad es que no lograba ver el aura del ángel, por más que se esforzaba no lograba hacerlo, pensaba que no podía hacerlo porque no había usado su don con ángeles a excepción de Roshel, debía practicar más.

No había visto a muchos ángeles, solo a su ángel guardián y su padre que no tenía un aspecto muy angelical, pero Tamiel rompía todo los estereotipos que imaginaba de los ángeles. Ciertamente tenía una belleza digna de un celestial, al igual que Roshel pero a diferencia de su protector, este ángel era más afeminado. Su estatura era similar a la de Fer, era de complexión delgada incluso podría decirse que envidiaba la cintura tan delgada que tenía el chico, tenía pestañas largas y espesas, lo que toda mujer quisiera y a simple vista su piel parecía tan suave como la seda.

Lo único que confirmaba que era un hombre era el tono de voz, era completamente masculino y también estaba el paquete que se cargaba entre las piernas, era lo...segundo que Fer había mirado, no era correcto pero era la única forma de confirmar que Tamiel era un ángel masculino. Aunque nunca en su vida había visto un ángel femenino.

Todos los días que ya habían pasado, había visto al ángel colado a su hermano como un chicle, como si se le fuera a escapar, como estaba justo ahora ni en el instituto lo dejaba en paz.

—A pesar de que te caiga mal no puedes negar que juntos se ven genial-decía Axa quien estaba al lado de Fer

—Pues te lo niego, hay algo que no me agrada de él-se quejaba Fer mientras veía a su hermano quien estaba sentado en una banca junto a Tamiel

—Yo digo que son celos de hermana y no te atrevas a negarlo-advirtió Axa a su amiga

—Al principio creí que era eso, porque no negaré que también existe algo de celos, el punto es que siento que hay algo malo con el

—Tal vez tenga que ver mucho el hecho de que te sientas amenazada con su presencia-explicaba Axa—Tú misma me dijiste que el tal Tamy fue la primera ilusión amorosa de tu hermano, tal vez tengas miedo que te quite su cariño

Existía una posibilidad de que Axara tuviera razón, Fer temía que su hermano se alejara de ella, al fin tenía la familia que siempre había soñado y no podía perderla por un “ángel caído”.

—Presiento que algo malo trama y no solamente es por los celos, voy a descubrir qué está tramando-Fer no despegaba la vista del angel

—Cómo es que un chico con esa cara tan hermosa, que parece un ángel bellísimo caído del mismísimo cielo, podría tramar algo malo-dijo Axa viendo al ángel y a Damon con una sonrisita tierna

—¡¡Axa!!-regaño Fer al oír que su amiga no la apoyaba

—Bueno esta bien, nos cae mal-justo en ese momento sonó la campana de inicio de clases—Será mejor que vayamos a clases

Ambas amigas se encaminan a sus respectivas clases.

Todo pasó con normalidad hasta la hora del descanso, lo único diferente era que Damon no había asistido a clases y su hermana lo noto cuando todos se reunieron menos él.

—Dónde está mi hermano-pregunto Fer que se encontraba sentaba bajo la sombra de un árbol junto a los gemelos y Axa

Ninguno de ellos pudo responder y no porque no sabían donde estaba, si no porque la respuesta le molestaria a Fernanda.

—Pregunte algo-volvió a insistir

—No entro a clase, ya te imaginaras donde esta-le dijo Ales sin despegar la vista de su libro

Si estaba donde creía, Fer ya estaba empezando a odiar un poco más a ese ángel, tenía muy distraído a su hermano. Ella quería ver con sus propios ojos si su hermano seguía hablando con el angel en el mismo lugar desde la mañana, pero estaba segura que los gemelos no la dejarían ir por miedo a como reaccionaria y ciertamente ni ella misma sabía cómo iba a reaccionar si es que su hermano seguía en el mismo lugar. 

Pensó por unos minutos si debía o no ir, al final se decidió en ir.

—Iré al baño, ahora vuelvo-aviso poniéndose de pie

Nadie dijo nada, lo único que hizo Ales fue levantar la vista, siguió con la mirada a Fer hasta verla desaparecer dentro del instituto.

Para ver si alguien la seguía lo primero que hizo fue ir en dirección a los baños, se adentro y dejando la puerta semiabierta observó si alguno de los gemelos la había seguido, cuando vio que nadie estaba detrás de ella, salió de los baños y se encamino a la salida.

Internamente rogaba para que su hermano no estuviera con Tamiel, lamentablemente la realidad era que Damon estaba justo donde lo había visto en la mañana y seguía en compañía del ángel. Al ver a su hermano charlar emotivamente con alguien que no era ella, algo dentro de ella empezó a cambiar, se sentía como las veces que perdía la razón. Trato de respirar profundamente repetidas veces para calmarse pero no lo lograba.




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