Lumen.

2 *Niña mimada*

Mateo

               

Entré al despacho de mi abuelo azotando la puerta para hacer evidente mi molestia. Me había despertado muy temprano para mi rutina de entrenamiento cuando Julia, una de mis compañeras en la legion, se acercó para darme las órdenes que había dado mi abuelo, respecto a mi nueva misión.

—Me imagino que de pronto te salió el gusto por las bromas, Samuel, no encuentro otra explicación para lo que me acabas de asignar. —Mi abuelo levantó la vista de los documentos que revisaba y me dedicó una mirada severa.

—Abuelo, soy tu abuelo y no acostumbro hacer bromas Mateo. —Arrastré la silla haciendo todo el ruido que podía y me senté frente a él.

—Entonces, abuelo. —Hice énfasis en la última palabra—. ¿Tu idea de una misión es que yo la haga de niñero de una chiquilla mimada? —Mi abuelo negó pacientemente con un ligero movimiento de cabeza.

—Esa niña mimada es tu futuro líder, Mateo. Como descendiente directo del poder Lumen tu deber es protegerla.

—Te equivocas —agregué desafiante—. Como descendiente directo y como primogénito de tu tercera generación, a mí me corresponde ser el heredero. Tengo el conocimiento, la fuerza y el liderazgo.

—Ella nació con ese poder Mateo —dijo mientras con sus dedos masajeaba el puente de su nariz en un gesto cansado—. No sabemos aún por que esta vez recayó en una mujer, pero los Kriya saben de su existencia y es momento de que tu conocimiento, fuerza y liderazgo la protejan.

Los Kriya eran una secta que añoraba el poder de los Lumen. Practican magia oscura y utilizan la transformación convirtiéndose en animales a base de ritos antiguos; su poder era casi tan fuerte como el nuestro. Casi.

—En esta carpeta esta la información que necesitas, reúne a tu equipo y partan de inmediato —Tomé de mala gana los documentos que extendía hacia mí. Salí del despacho nuevamente azotando la puerta. Mi hermano Ian me esperaba afuera del despacho y se apresuró a seguirme el paso.

—¿Y? —preguntó expectante.

—Prepárate para ser la sombra de la niña mimada —dije mientras le entregaba los documentos golpeando su abdomen con estos.

—Espera, ¿Cuidaremos a la heredera? —Mientras hablaba leía con interés los documentos—¿La que te quitó el derecho de liderar la legión?

—Por favor, reúne a todos, nos vamos en una hora para comenzar a montar guardia —ordené para que se marchara sin hacer mas de sus estúpidas preguntas.

Ian, apenas era dos años menor que yo, pero en cuerpo, fuerza y apariencia física era muy parecido a mí, que por poco era más alto que él. A pesar de ser hermanos solo de padre, no había mucha diferencia en nuestro físico.

Salí de la mansión Lumen junto con mi hermano y otros cinco de los mejores guerreros. Frank, Luis, Gabriel, Alain y Nathan. Llegamos a las afueras del Lux City donde se encontraba la casa de la chica y está de más decir que estaba enojado. Esa mujer me había arrebatado lo que me pertenecía y ni siquiera era consciente de ello, la mantenían ignorante de la responsabilidad que llevaba a cuesta. Ella era débil, enfermiza y para rematar se avergonzaba de sus dones.

—Es importante que nuestra presencia pase desapercibida, no sabemos si los Kriya realmente atacarán, pero hay que estar preparados para todo. ¿Ya tienen el informe? —pregunté corroborando que todos me pusieran atención—. La chica no sabe nada acerca de nosotros. —Solté una sonrisa burlona—. Así que no vayan a hacer algo estúpido como brillar delante de ella para lucirse, cubran su cuerpo y sus brazos para evitar delatarse, hay ropa en el maletero del auto.

Respecto a esto de brillar, todos los descendientes, al usar nuestro poder, unas líneas de siluetas antiguas que representaban el poder Lumen, se encendían en nuestros brazos, torsos y parte del cuello. Nuestros ojos cambiaban de color al igual que el heredero, pero era menos notorio en nosotros, la diferencia con el heredero era que las líneas estaban igualmente por todo su cuerpo, pero también en los laterales de la cara dejando libre la mayor parte de su rostro y sus ojos cambiaban literalmente a color oro.

—Frank y Nathan —proseguí con las indicaciones—, cubrirán la parte trasera de la casa, Ian y Luis, el frente, Alain lateral derecho, Gabriel Izquierdo. Yo estaré dando rondines; a cualquier señal de actividad de los Kriya está de más decir que avisen inmediatamente para detenerlos.

—¿Ya acabaste con las indicaciones, macho alfa? —dijo Ian haciendo que los otros rieran.

—No escuché bien ¿Dijiste que harás la guardia nocturna tu solo? —La sonrisa se le borró del rostro—.  Bien, prepárense y a sus puestos.

Toda la mañana y parte de la tarde ocurrió sin ninguna novedad. La chica salió con su madre al súper y fueron escoltadas discretamente por Ian, Alain y Gabriel, quedándonos los demás vigilando la casa. No pude verla bien ya que solo estuvo dentro del coche con su madre. Al llegar la noche, los vimos cenar y luego los padres salieron quedando la chica en su habitación y alrededor de las diez se apagaron las luces dándonos a saber que iba a dormir. Hice mi rondín a media noche y estaba por llegar a donde estaba mi hermano, cuando un ruido me alertó.

—¡MATEO! —gritó Nathan por el comunicador— ¡ESTÁN AQUÍ, NOQUEARON A FRANK Y ESTÁN TRATANDO DE ENTRAR POR LA PUERTA TRASERA!




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