Lumenabine: Thessara

V: EL LLAMADO

—Bien, mira este —dijo Pit, mostrando la pintura de Ilicent con un gesto reverencial.

Iskander contuvo la respiración al contemplar la imagen. «No es la mirada de mi madre», pensó con un suspiro interno.

—¿De verdad es ella? —preguntó, su voz teñida de incredulidad.

—Mamá dijo que así lucía justo antes de irse con el rey —explicó Pit, su tono mezclando orgullo y nostalgia.

Iskander frunció el ceño, desconcertado. —¿Era una lisiada?

—Sí —intervino Alice con una sonrisa radiante—, pero mira su rostro. ¿No es la mujer más bella que has visto?

El príncipe escudriñó la pintura, absorbiendo cada detalle. Su madre aparecía excesivamente delgada y pálida, como si la vida se hubiera escapado de su cuerpo. Vestía un sencillo vestido blanco que le llegaba hasta los tobillos, resaltando su fragilidad. Estaba sentada en una silla de ruedas de madera, sus manos descansando suavemente sobre el regazo. Lo que más impactó a Iskander fue la ausencia de cabello, que lejos de restarle belleza, acentuaba la delicadeza de sus facciones.

—Y mira su nariz —añadió Silv con entusiasmo, tocándose la suya—. Es igual a la de todos nosotros.

Iskander frunció el ceño, la confusión evidente en su rostro. —¿Qué tan precisas son estas imágenes? ¿Eran confiables los artistas?

—Es exactamente igual a ella —intervino Merse, apareciendo de repente.

El príncipe bajó la mirada, su voz apenas un susurro. —No puede ser... ¿por qué?

Merse suspiró, su tono suavizándose al explicar:

—Ilicent nació enferma. Sus huesos nunca se formaron correctamente, era demasiado débil. Incluso su cabello empezó a caerse conforme crecía. —Hizo una pausa, permitiendo que Iskander asimilara la información—. Estaba muy triste por eso, nunca quería acompañarnos a Arlath. Siempre se quedaba aquí, al menos hasta que tu padre vino por ella.

—¿Mi padre? —Iskander alzó la vista, sorprendido—. ¿Cuándo vino? ¿Por qué mi padre amó a…?

—¿A una mujer enferma? —Merse lo miró directamente a los ojos—. Él la conoció cuando ambos eran muy jóvenes. Tu abuelo, el rey Alepher Solberg, trajo a sus dos hijos a entrenar a la fortaleza de Arlath. —Su voz adquirió un tono nostálgico—. Cuando se presentaron ante los Caballeros de Arlath, se encontraron con mis tres hermanos mayores: Lahm, Kanon e Iliam. Ellos hicieron la prueba, pero fueron rechazados.

Merse hizo una pausa, recordando. —Sin embargo, Su Majestad Jous Solberg apreció sus esfuerzos y le pidió a Lord Arrune, el Señor de Arlath, que les permitiera el ingreso. Lord Arrune accedió con la condición de que operaran bajo el nombre de los Solberg. —Una leve sonrisa se dibujó en su rostro—. Lahm, Kanon e Iliam se convirtieron en los primeros caballeros de tu padre y también en sus amigos.

—No entiendo, señora Merse. ¿Por qué mi padre hizo eso? —preguntó Iskander, su voz cargada de perplejidad.

Merse sonrió con ternura. —Porque un buen hombre ayuda a buenos hombres, Isk. —Hizo una pausa, sus ojos perdiéndose en el recuerdo—. Tu padre amó a tus tíos como si fueran sus hermanos. Tras meses de exigencia en la Fortaleza, un día los ayudó a escapar para visitarnos a tu madre y a mí.

Su voz se suavizó. —Para ese entonces, tu madre usaba un bastón y aún conservaba su largo cabello. Ella lo negaba, pero estoy segura de que tu padre se enamoró de ella apenas la vio. —Merse sonrió con nostalgia—. Le encantó su servicio, su esfuerzo por complacerlo, su honradez... incluso su melancolía.

Las lágrimas comenzaron a asomar en los ojos de Merse mientras continuaba: —Tu madre solía decir que amar no era algo para ella, que por eso siempre estaría para todos nosotros. Era... demasiado buena. —Su voz se quebró ligeramente—. Y a tu padre le fascinaba eso, la forma en que vivía, cómo siempre quería ser útil a pesar de ni siquiera poder levantarse. ¿Entiendes lo que digo, querido niño? ¿No crees que es bello?

Las palabras de Merse resonaron en la cabeza de Iskander: "La forma en que vivía, en que siempre quería ser útil a pesar de ni siquiera poder levantarse".

—Suena como un fuerte guerrero —admitió Iskander con ojos llorosos.

—El más fuerte de los guerreros, sobrino —asintió Merse—. Es la persona más fuerte que he conocido. ¿No es esa suficiente belleza?

Iskander miró a los pequeños y luego se volvió hacia Merse. —Ella... —Se esforzó por hablar, ya incapaz de contener las lágrimas—. ¿Yo hice que ella se fuera?

Merse apretó la mano de Iskander con ternura. —Solo la vi una vez desde que tu padre se la llevó, años después de su primera visita. —Su voz se tornó suave, casi reverente—. Él solía visitarla al menos una vez al año, pero no la condujo a Drakos hasta que la vio perder el cabello y la movilidad. El cuadro que te enseña Pit es de ese día. El rey Jous Solberg pagó a decenas de artistas de todo el reino para inmortalizarla.

Los ojos de Merse brillaron con una mezcla de asombro y dolor. —Cuando la volví a ver, estaba embarazada de ti, acompañando a tu padre para apoyar a las familias afectadas por la invasión de Faustia. —Su voz se elevó, cargada de emoción—. ¡Estaba de pie! ¡Tenía fuerzas y caminaba como cualquiera de nosotros! No, mejor... ¡con la sutileza y la destreza de una reina!

Merse sacudió la cabeza, reviviendo el momento. —Intenté acercarme, no podía creerlo, pero la multitud me lo impidió. Grité, rogué... —Su voz se quebró—. La sentí lejos. Sus hermanos habían muerto en la invasión y aun así... la sentí distante. —Una sonrisa asomó entre las lágrimas—. ¡Y su cabello! Dorado y largo, más de lo que nunca había sido. ¡Brillante como el oro mismo!

Iskander, conmovido, apenas pudo susurrar: —Eso... eso suena como un milagro.

—¡Sé que es un milagro! —exclamó Merse, su voz vibrante de emoción—. Pero no de dragones, ni de hombres. ¡Había algo más, alguien más en un lugar diferente había hecho algo por mi hermana! —Sus ojos brillaban con fervor—. Fue el verdadero dios que adoraba Jous Solberg, solo él puede conocer esa verdad. Solo él pudo salvarla, estoy segura.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.