Luna

Casa Nueva

"Pierdes años en la vida y frente a la muerte, mendigas un momento"

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Conoces ese deseo que en alguna etapa de la escuela tienes de ser como el compañero enfermo que falta a clases durante una semana porque las odias tanto como leer un libro solo porque tiene una linda portada pero la realidad es que no te va a gustar nada, pues si, todos lo hemos tenido, pero que mierda cuando ese lugar lo ocupas tú.

También conoces el dicho "Ves pasar tu vida cuando vas a morir", quiero contarte que no es necesario morir para ver tu vida pasar, porque con solo seis palabras bastan.

- Su corazón no va a aguantar.

Seis meses después de esa oración
célebre en mi familia todo cambió, unos dicen que para bien y yo digo que para mal.

Pero el mundo para que sea mundo no tiene que ser perfecto y yo obviamente era parte del 50% de los imperfectos o así me gustaba pensar para justificar todo lo que me había pasado en seis largos meses.

"Voy a morir y no he hecho nada por lo que me recuerden"

Era lo que cada día me repetía.

"Vele el lado bueno"

Decía mi padre cada día desde la gran noticia.

Pero que lado bueno puedes verle al saber que un día equis, en un mes equis, en un año equis vas a morir porque tú cuerpo es tan débil que ni siquiera puede sostener tú corazón funcionando correctamente.

Que cuando tú oscuridad te absorve ya no eres capaz de pensar correctamente y solo te sientes caer en un pozo sin fondo.

Ninguno.

- ¿Luna estás conmigo?

Observo a mis padres y mi hermana sentados en la mesa a mi alrededor mirándome con atención.

- Estaba absorta en mis pensamientos, perdón - tomo el tenedor y sigo revolcando mi comida mientras ellos continúan su conversación como si nada.

Cómo les decía luego de enterarnos de que mi corazón tenía la edad de una señora de 90 años mis padres decidieron buscar ayuda cualificada y con experiencia en mi caso.

La encontraron por supuesto, pero eso conllevó a una mudanza y cambio de ciudad dejando atrás la vida que conocía y empezando de cero en un nuevo lugar, llevándonos eso a este momento sentados los cuatro en la mesa de nuestra nueva casa celebrando la cena de bienvenida o eso decia mi madre que era el preparar un montón de comida solo para nosotros.

- ¿No tienes hambre amor? - mi madre pregunta a mi lado.

- No, creo que solo voy a subir a la habitación a terminar de acomodar todo para así tener controlado mi TOC - me levanto de la mesa y le doy a mi padre y madre un beso en la frente para despedirme e ir a mi habitación.

- Ok cielo.

Estando en la habitación comienzo a acomodar libro por libro en los estantes que mis padres habían puesto para mí en mi nuevo cuarto.

- Tienes trabajo ahí - mi hermana Elodi se para en la puerta recostando su cuerpo al marco con las manos cruzadas al frente.

- Si, creo.

- ¿Te ayudo?

- Si te apetece.

- Pos supuesto - entra al cuarto, toma un montón de libros en las manos y mira los estantes - ¿como los estás ordenando?

- Por colores me gusta.

- Manos a la obra entonces.

Mi hermana y yo nunca hemos sido muy cercanas ya que nuestras personalidades eran por así decirse complicadas o solo diferentes.

A Elodi le gustan las fiestas, ser popular, vestir a la moda, salir con sus amigas y liarse con muchos, muchos chicos.

Yo al contrario amo leer, escuchar música en inglés a todo volumen en la soledad de mi cuarto, bailar y me fascinan los atardeceres.

Sí, éramos todo lo contrario la una de la otra.

Pero las situaciones de la vida o más bien mi situación nos había acercado un poco en estos seis meses.

- Uff - Elodi sacude sus manos - recuérdame no volver a hacer esto jamás en la vida - se sienta en el ventanal de mi habitación y las abre - estoy agotada.

Sonrío.

- En serio, solo acomodamos libros no corrimos una maratón - me siento frente a ella.

- Estás loca, tienes como quinientos libros o más - acomoda un cojín entre sus manos - Realmente no se cómo puedes leer tanto.

- Porque me gusta - suspiro - a mí me pasa lo mismo contigo que no entiendo como puedes salir todas la noches.

- Es un súper poder.

Ambas sonreímos

- Chicas - mamá entra al cuarto con dos tazas de café en las manos - para calentar el cuerpo.

- Mamá creo que eres adivina - Elodi toma su taza y me alcanza la mía - te amo.

- Yo también El - se acerca y nos da un beso en la frente a ambas - no se acuesten tarde y tú sobre todo Luna recuerda que mañana...

- Tenemos que ver a la Cardióloga - termino la frase y mamá me dedica una sonrisa.

- Las amo.

- Nosotras también mamá - mamá sale de mi habitación y mi hermana me da un pellizco en la mano - joder que te cuesta ser un poco cariñosa ni porque tienes un corazón de señora se te derrite el pedacito de hielo que llevas ahí dentro - señala mi pecho.

- Ja Ja que graciosa Elodi - le tiro un cojín que tenía entre mis pies y cae al piso tratando de esquivarlo.

- Ahora que nos hemos mudado a una ciudad nueva deberías buscarte un novio, tienes la líbido por la estratósfera querida.

- Que mamá no te escuche por favor que para ella eres la Virgen de Guadalupe, aparte sabes lo que pienso sobre ese tema.

- Si claro, pero de virgen no tengo ni... hostia puta - Elodi da un brinco y cae sentada en la ventana otra vez.

- Elodi en serio...

- Sssh calla mujer y mira - me coje por el mentón y gira mi cabeza en dirección a la casa del frente.

Hay cuatro chicos en moto parqueados en la calle y otro saliendo de la casa que queda justo frente a la nuestra con una camiseta negra con mucha confianza, unos jeans rotos en las rodillas, unas botas negras y con el cabello alborotado callendole algunos mechones en la cara.

Se detiene a hablar con los tres y yo me quedo inmersa observando cada gesto que hace hasta que pasa su mirada de sus amigos a nosotras y sonríe.




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