Un año y medio después del debut, Lunaria ya no era solo “el nuevo grupo de JYP”. Eran un fenómeno global. El tipo de grupo que rompía récords, que marcaba tendencias, que inspiraba a una nueva generación de idols. Su nombre ya no era solo conocido… era venerado.
Stardust Bloom, su canción debut, se convirtió en un himno eterno, pero no se quedaron ahí. Álbum tras álbum, comeback tras comeback, demostraron que eran más que visuales y coreografías bonitas. Eran artistas, creadoras, performers.
Su más reciente álbum, “Celestia”, había vendido más de 2 millones de copias en la primera semana. El sencillo principal, “Nova Collision”, estaba en el top mundial de Spotify, y el dance challenge en TikTok tenía a idols, fans, actores y hasta celebridades internacionales imitándolas.
La industria las admiraba.
—Lunaria representa el futuro del K-pop. –dijo Bang Chan en una entrevista reciente.
—Su energía es contagiosa. Cada vez que las veo en vivo, me emociono como un fan más. –comentó Hwasa.
—¡Nari es una genia! ¡Me encantaría componer con ella algún día!. –escribió SUGA en un live.
Los fans las adoraban.
El fandom, bautizado oficialmente como Luniverse, había crecido exponencialmente.
En cada aeropuerto, concierto o transmisión, se escuchaban cánticos, pancartas brillantes y lágrimas de emoción. Lunaria no solo había conquistado escenarios, había conquistado corazones.
“Verlas triunfar me hace sentir que yo también puedo lograrlo”
“Cada comeback de Lunaria me salva un poquito más”
“Las veo y pienso: wow, este es mi grupo, mis chicas”
Y ellas no lo daban por sentado.
En cada entrevista, en cada discurso de premiación, agradecían con los ojos brillando.
— “A veces todavía nos preguntamos si todo esto es real." –decía Ava.
— “Pero cada Luniverse que nos apoya nos recuerda que esto es gracias a ustedes” –agregaba Hana con una sonrisa firme.
— “Vamos a seguir brillando juntas. No solo nosotras, ustedes también” –completaba Céline, con la voz temblando.
El boom era real.
Habían ganado Daesangs, hecho historia en Coachella, aparecido en portadas de Vogue, Elle y Harper’s Bazaar, y hasta fueron invitadas a los Grammy Awards, siendo presentadas como "The K-pop revolutionaries shaking the world."
El backstage de su gira mundial “LUNARIA: Into the Eclipse” estaba lleno de risas, bromas internas y sueños por cumplir. Pero también de abrazos sinceros, miradas cómplices y esa sensación de hermandad inquebrantable. A pesar del éxito, seguían siendo las mismas chicas que se hacían bromas, que comían ramen a escondidas en los dormitorios y que se reían imitando a J.Y. Park.
La industria había cambiado.
Y Lunaria era la constelación que guiaba a todos los nuevos talentos.