—No lo sé Alice, es lindo, tierno y eso, pero...
—Dirás lo que siempre se dice «tengo miedo a que no sienta lo mismo» —llegamos a la cancha dónde los chicos de fútbol practicaban. Nos habíamos ido a por unas bebidas—. Te puedo asegurar que siente lo mismo.
—¿Siente lo mismo?
—Sí, siente lo mismo.
—Me refería a ¿qué es lo mismo?
—Te gusta, admítelo; te gusta un mellizo Lee.
Boté el aire por entre mis dientes pensado que decir. Miré los chicos haciendo pases o al menos eso parecía. Alan tenía su ceño fruncido por alguna razón seguramente concentración en el balón.
—Sí, me gusta —respondí aún con la vista en Alan. Fue imposible retener la sonrisa que se formaba cuando lo veía.
No fue capaz de agarrar el balón, por lo que pasó de largo más allá de él y tuvo que irse corriendo para tomarlo y volverlo a lanzar. Me miró sonriendo a pesar de todo, pero no era una sonrisa normal, casi se veía alegre por haber fallado en la atrapada.
—Eso ya lo sabía hace mucho. Estás enamorada y se nota que igualmente lo está Alan, nunca había visto esto en ti ¡Mi mejor amiga enamorada y tiene el chico a sus pies! —Reí divertida, aunque avergonzada porque no había hablado lo que se podría decir bajo.
—No diría que a mis pies. —Llevo la mano a su boca abierta y emitió un grito ahogado gracias a su mano.
—No has negado que estés enamorada —susurró y en respuesta me encogí de hombros.
—Tú estás enamorada del «otro mellizo Lee»
Se sonrojó. ¡Alicia Kantor se sonrojó!
—Sí, un poco solo que me da miedo...
—¡Has salido con el «tengo miedo»!
—No lo noté —se excusó.
Seguimos hablando hasta que el silbato del entrenador sonó.
Miramos como todos salían a prepararse para el partido, el último partido amistoso antes de los importantes, según lo que me había dicho Alan.
El partido comenzó aproximadamente a las seis menos quince de la tarde.
Pasé por muchos intentos de ataques al corazón currante el partido, especialmente cuando veía que Alan podría resultar lastimado. Me preocupaba por él y cuando pasaba esto o lo tumbaban podía asegurar que mi corazón no latía hasta que se levantaba. Me ejercitaba sin necesidad de hacer ejercicio por la manera en que mi corazón latía.
Ganaron y aunque no entendía nada del juego, era emocionante ver.
—Estamos dentro. —Alguien —no es difícil saber quién— cogió mi cintura y me levantó del suelo sacudiendo mi pequeño cuerpo.
Alice, con la estaba hablando mientras esperaba a Alan, nos sonrió cuando me bajó. No soltó mi cuerpo, solo cambió su agarre de mi cintura hacia mis hombros.
—Felicidades —dije, echando mi cabeza hacia atrás para mirarlo mejor.
Sonrió y agachó su cabeza para dejar un beso en mi mejilla. Me sonrojé sabiendo que Alice, y Trevor quien acababa de llegar, nos veían.
—¿Estás cansada? —me preguntó en un tono bajo.
—Sí, siento que he hecho más ejercicio que tú en el partido.
Se echó a reír sin soltarme
—¿Y eso por qué?
—Ver que todos esos chicos se te tiran encima es como si viera una película de terror, gracias a la aceleración de mi corazón quemo calorías, más el cansancio que mantengo es como si hubiera hecho ejercicio.
—Oh, que respuesta tan inteligente —bromeó.
—Lo sé —le seguí la broma, riendo.
—Mm, nosotros los dejamos hablar —dijo Alice burlonamente comenzando a caminar con Trevor a su lado.
—Así que mi hermano está de novio con tu mejor amiga —dijo soltando mis hombros para comenzar a caminar. De manera inconsciente nuestras manos se buscaron para caminar tomados de la mano, aunque casi sin notarlo.
—No, aún no, me lo hubiera dicho. —Negó con su cabeza divertido y entrecerró sus ojos hacia mí.
—Hagamos una apuesta —asentí—, nos acercaremos a ellos y le preguntaremos qué diablos son: si están juntos, saldrás conmigo. Si no, haré lo que quieras.
Mordí mi labio nerviosamente.
—¿Qué clase de salida?
—A una cita.
—Está bien —tomé aire y me adelanté acercándome a Trevor y Alice que charlaban unos pasos por delante. Alan me siguió—. Alice, tengo una pregunta —arqueó sus cejas en pregunta— ¿Están juntos? ¿Tipo pareja, tipo novios?
Fui directa. La cara de Alice palideció y apartó su mirada.
—Bueno...
—Sí —término Trevor por ella.
Mi boca cayó y mis ojos se abrieron desmesuradamente.
—Tenemos que hablar —me cogió del brazo halándome a la fuerza, pero mi estupefacción no era por enterarme de que mi mejor amiga tenía novio, no. No podía creer que fuera a tener una cita con Alan y que este me hubiera engañado de tal manera para conseguirlo—. Lo siento, no sabía cómo decírtelo. Es como una infracción al ser mejores amigas, pero te lo iba a decir —se excusó. No dije nada—. Abril di algo.
—Tendré una cita con Alan —susurré—. Por todos los cielos. —Una risa burbujeó en mi garganta mientras me giraba hacia Alan quien charlaba con su hermano.
—¿Qué me perdí?
—¡Me ha engañado! ¡Ya lo sabías y me has engañado! —grité sin importarme las personas que seguían pasando a sus autos.
—Quería invitarte, pero no sabía que ibas a aceptar, tenía que irme por lo seguro —expresó sencillamente. Entrecerré mis ojos.
—Lo hubieras pedido, de igual manera te hubiera dicho que sí —crucé mis brazos, fingiendo estar enfada, aunque ambos sabíamos que no lo estaba. Alan me había hecho enojar incontables veces como para saber cuando lo estaba y cuando no.
Esperé en el lado del copiloto a que llegara. En vez de dirigirse a su lado llegó hasta mí y abrió mi puerta mientras besaba mi sien. Sonreí subiéndome al auto.
En el camino me dediqué a mirar la oscuridad y las luces que producían los autos al pasar, claro que también hablé con Alan. Aunque estoy segura que sucedió algo extraño para mí: no creía que fuera una invención de mi mente haber visto al chico castaño tatuado cuando salíamos del instituto.
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Editado: 18.05.2021