Lunas de hielo.

CAPÍTULO 30

Esperé sentada con mi cabeza gacha mirando de vez en cuando la entrada del centro comercial en donde había quedado con Kiona y el resto de las chicas.

—Abril. —Levanté la cabeza ante el susurro conocido. Allí estaba Charlotte, la hermana de Alan

—Hola. —Sonreí con alegría de volverla a ver a pesar de lo sucedido hacía días con su hermano.

—Las demás están por llegar, están estacionando —dijo—. Siento lo de Alan, me siento apenada por lo que hizo.

—Creo que todo el mundo sabe ahora de eso, pero no es algo que quite el sueño, estoy bien. —Llevé inconscientemente mi mano al dije del collar que me había vuelto a poner desde que llegué a casa la noche pasada.

—Aun así, lo siento, Alan por lo general no es tan idiota —susurró sentándose a mí lado.

—Estoy bien, aunque no puedo mentirte y decir que quiero seguir hablando de lo sucedido o de tu hermano —dije buscando que el tema parara.

La conversación se vio interrumpida por las risas estrepitosas de varias mujeres entrando por la puerta. Alejé la mirada de Lotty y me concentré en el grupo de chicas que acompañaban a Kiona.

Una sombra se abalanzó a mí, apretándome en un abrazo, dejándome en shock por un instante.

—¡Abril, un gusto verte de nuevo! —Saludó Paloma.

—Hey, hola. —Enrollé mis brazos a su alrededor abrazándola y me miré sobre su hombro notando a dos chicas con las que nunca había hablado, una de ellas no la conocía, la otra era la hermana de Kiona.

Les regalé una tímida sonrisa escondiéndome un poco al lado de Paloma.

—Hola —saludó la chica castaña regalándome una sonrisa la cual devolví.

Decidí tomar la iniciativa y presentarme primero. No solía tomar la delantera, pero para algo siempre había una primera vez.

—Hola, mucho gusto, Abril. —Extendí mi mano a ella sintiendo el firme pero gentil apretón de manos.

—Ixchel —abrí mis ojos a más no poder, sintiendo, por unos segundos, un poco de celos. Sinceramente ella era mucho más bonita que yo, hasta mucho más bonita que Amber con sus ojos brillosos del mismo color de su cabello, tez banca como una porcelana y alta, como todas las chicas que me rodeaban en ese instante— ¿Impresionada de tener a la ex novia de Alan frente a ti? —Sonrió de lado soltando mi mano.

—Algo, sí —respondí nerviosa. ¿Y qué pasaría si tiene algún resentimiento conmigo y busca venganza por haberle, diciéndolo de alguna manera, quitado a Alan?

***

Hice una mueca al ver los pantalones que Kiona me tendía, parecía empeñada en que me probara algo que me lastimara.

—Tienes que llevar al menos uno ¿Verdad? —preguntó a las demás que comenzaron a asentir.

—No creo que sea buena idea. Me gustan más los vestidos —respondí logrando que resoplara y me mirara mal.

—Pruébate este. —Lo metió en mis brazos y me obligó a meterme en un probador. Hice una mueca mirando la tela en mis brazos. Comencé a ponérmelo teniendo un mayor cuidado en la parte de la cadera dónde tenía la gran marca del mordisco. Suspiré cuando terminé de subirlos sin lastimarme demasiado y dejé caer el vuelo de mi vestido. Esperaba no ensuciar el pantalón con la herida.

—¿Estás lista? —preguntaron del otro lado.

—Sí. —Abrí la puerta y caminé lo más normal posible ignorando el dolor que causaba le roce de la tela en la herida.

—¡Te quedan fantásticos! —Dijo Irene y le sonreí en agradecimiento quedándome parada frente a ellas.

—¿Qué talla son estos? —preguntó Kiona, acercándose rápidamente a mí.

Gemí cuando separó la tela de mi piel y me asusté cuando supe que había visto la mordida.

Sin embargo, pude ver por encima de mi hombro como apretaba sus labios, pero no decía nada más.

—Bien, ve a cambiarte —dijo dejándome libre de sus garras.

Minutos después estaba caminando junto con Ixchel, hablando de varias cosas a la vez, pero obviamente el tema de Alan tenía que salir en algún momento. Había comprado los pantalones al final, porque de verdad me quedaban lindos, resaltaban las curvas que tenía mi cuerpo. Era un jean pegado y bonito.

—Kiona me ha contado lo que sucedió —dijo y dejé de buscar entre los vestidos por un segundo.

—¿De qué hablas? —pregunté haciéndome la desentendida siguiendo con mi búsqueda.

—Sabes de lo que hablo. —Se apoyó a mi lado y me pasó un vestido muy lindo morado. Suspiré cogiéndolo, pero mirándola a ella.

—Sí, bueno, es de suponer que lo que ha sucedido tiene que ver con Alan.

—Sí... te contaré algo y quiero que sepas que no va para hacerte incomodar ni nada de eso, tengo mi novio y no quise a Alan como debería haberlo hecho una novia, pero aun así cuando estábamos juntos lo notaba raro, casi no estaba con nosotros y cuando lo hacía se concentraba en su teléfono...

—No quiero parecer grosera ni nada por el estilo, pero realmente no me interesa saber nada de Alan en estos momentos. Si se mensajeaba seguramente era con Amber, no sé si tu propósito es que piense que Alan... no sé, vivía metido en mí vida, pero él mismo me demostró que había sido todo un teatro y tampoco quiero pensar algo distinto a lo que él mismo me dijo —dije brusca, interrumpiéndola.

—Eso lo dices porque ahora estás enojada, resentida con él y no te puedo decir que lo hizo por algo porque ninguno de nosotros lo sabe, no ha ido en estos cuatro días al bar y la única persona que ha hablado con él es Kiona y Axel en minoría, ni siquiera Lotty le ha dirigido palabra porque lo que hizo es una estupidez muy grande. No lo defiendo, solo te digo lo que vi en esas semanas en las que seguíamos saliendo, estaba feliz en esos días, nadie lo había visto así. Ni siquiera cuando acabábamos de tener sexo se veía tan feliz, tan relajado.

Abrí mis ojos sorprendida cuando dijo esto, está bien que supiera que Alan mantenía una vida sexual... ¿Activa? Pero otra cosa era que ella lo dijera tan tranquila, como si nada.




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