Lunas de plata

CAPÍTULO 25

Escuchar conversaciones ajenas detrás de las puertas era de mala educación, lo sabía, pero no lo pude evitar al escuchar la voz de Faith dentro de la habitación en la que estaba Braham.

—Hux también está en la habitación. Él es la garantía de que no te haré nada —continuó Faith. No le veía el rostro, ni sabía hacía cuánto tiempo habían estado hablando.

—¿Y en caso de hacerlo estar allí para recoger mi alma? —contestó Braham, borde. Me asomé un poco por la puerta, esperando no ser descubierta por ninguno de los presentes.

—Así que cuando un vampiro tiene roto el corazón reacciona poniéndose a la defensiva y de mal humor. Faith está aquí de buena fe, yo le pedí que viniera.

Hux se materializó en menos de un segundo. Dio una vuelta por la habitación, saliendo y entrando de mi campo de visión hasta que terminó por sentarse en la cama.

Faith se quedó parada, aun con sus brazos cruzados, en una posición defensiva. Me daba la espalda, pero su tensión era tan clara que no debía verle la expresión. Parecía temblar, no sabía si de enojo o por otra cosa.

Los tres se quedaron en silencio. Faith suspiró, dando un paso hacia atrás, lejos de Braham.

—Entonces habla —dijo mi amigo luego de un rato. Hux fue quien volvió a romper el silencio un segundo después con un carraspeo incómodo.

—Tengo una suposición que puede ser muy acertada en este caso. Y no quiero que piensen que estoy en contra de Serene, ni de las palabras de ella, pero creo que la razón por la que Braham está así puede deberse, en parte, a que ustedes... Creo que hay posibilidades de que sean pareja, el compañero del otro. —Sus palabras penetraron mi mente y se quedaron dando vueltas allí. ¿Se podría tener dos parejas? ¿Y a qué se refería Hux con lo del estado de Braham?

Vi que Braham cerraba sus ojos al mismo tiempo que Faith se reía.

—Eso es imposible. Los licántropos solo tienen una pareja, no dos. Y yo estoy con Jared ya, por si no lo recuerdas.

—Sí, lo recuerdo, pero antes de haber estado con él y de haberte unido a él, completaste el ritual con Braham, de una forma más macabra, pero ambos tomaron la sangre del otro.

—Sí, pero aún era humana, el vínculo solo se puede lograr con un licántropo, no con un vampiro.

—Sí, pero sabes la profecía más que cualquiera. —Braham abrió los ojos ante las palabras de Hux.

—¿Conoces la profecía? —le preguntó a Faith. Ella apartó la mirada, asintiendo y tomando asiento en una silla cercana a la cama.

—Soy la única que puede saberla.

—Sí, y también sé una parte sobre algo de un espíritu de licántropo. Ambos sabemos que esto no comenzó en sí cuando te convertiste, Faith. Es bastante seguro que, gracias a la profecía, el ritual que tienen que hacer los licántropos para emparejarse haya surtido efecto en ti. Además, Braham tuvo que morderte en sus intentos para despertarse, y te dio su sangre también. Por estás viva, por eso eres una licántropa ahora.

—Yo también creo que es algo imposible. Y, de no serlo, creo que Serene ya hubiera dicho algo al respecto —interrumpió Copito, su voz quedándose sin energía.

—Podemos hacer una prueba —dijo el guardián. Tanto Braham como Faith lo miraron—. Según lo que sé, solo puedes vivir ahora de sangre hechicera. Varios hechiceros de la guarida han sacado su sangre para ti. Pero si eres compañero de Faith su sangre logrará darte mucha más fuerza de la que puede darte la sangre hechicera.

—¿Y si no lo es? ¿Me muero por probar otra sangre que no debería? —Hux se rio entre dientes.

—No morirás, Braham. Te indispondrás, sí, pero creo que es mejor eso a quedarnos con la duda. Si hay algo que te hará sentir mejor ¿por qué no intentarlo?

—Porque ella —señalé a Faith—, intentará matarme en cuanto se acerque a mí. —Fruncí el ceño, pensando en por qué Faith debería de hacerle algo. Luego recordé que ella se había convertido en licántropo, no había nacido así, así que el instinto de atacar a un vampiro era más primitivo, menos controlable que el de un licántropo entrenado y con su genética dispuesta a rodearse de vampiros sin necesidad de atacarlos si no hacían algo malo.

Hux puso los ojos en blanco. Su mirada se topó con la mía, pero no dijo e hizo algo para darle a entender a los demás que yo estaba ahí, escuchando. Del aire materializó un cuenco. Claro, él podía manipular las partículas que estuvieran pululando en el aire a su antojo. Nunca me había detenido a pensar en el verdadero poder que podría tener un guardián, no solo con las almas, sino con el aire del que habían nacido.

—Sí la loba no le teme a un pequeño corte, la sangre la echaremos aquí. Te la tomarás cuando todavía está caliente. Así evitamos que Faith se acerque más de lo necesario y no se te eche encima.

Faith miró a Braham. Él también la miró a ella. La expresión de él se entristeció y oscureció, por lo que terminó por apartar sus ojos de los de Faith.

—Lo haré —aceptó Faith.

Miré atenta cómo ella se cortaba la palma de su mano, también cómo Braham apretaba las mantas al sentir el olor de la sangre de ella. Cerró los ojos, de nuevo y movió su cabeza como si quisiera alejarse del olor, pero no parecía que le molestara, sino al contrario; quería evitar caer en la tentación de la sangre de Faith y por eso quería alejarse.

Me parecía curioso que Braham, un vampiro que había repudiado la sangre humana se viera atraído por la de una en específico. Quizá lo que decía Hux fuera cierto y la atracción entre ambos fuera más allá de lo físico. Braham ya me había comentado que ella le gustaba, no había creído tanto en ello por su naturaleza, pero siempre había sido diferente.

Hux le pasó el recipiente con un poco de sangre de Faith. Sangre licántropa pura. Lo tomó de un solo tirón y se dejó caer en la cama. Hux y Faith lo miraron al igual que yo: esperando que sucediera algo

Nada pasó.

—No siento nada diferente. Es como cuanto tomaba de su sangre antes de que todo esto sucediera, solo me siento un tanto satisfecho, sin tanta sed.




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