El Viaje Comienza.......
El amanecer llegó rápidamente, y con él, la sensación de que la misión que había iniciado no era solo una obligación, sino una necesidad. Cris estaba junto a mi con un pequeño grupo de guerreros hombres lobos de élite de nuestra manada. El viaje era largo y peligroso, pero no me iba a detener. Nuestra primera parada era la nación del Oeste, una tribu que había logrado mantener un equilibrio fascinante entre la diplomacia y la guerra. Su historia de paz y resistencia siempre había despertado mi curiosidad, y era esencial para entender cómo podrían fortalecer nuestra posición en el complejo escenario actual.
Las noticias de la creciente tensión entre el norte y el sur, y las alianzas fluctuantes, me mantenían alerta. Sabía que si las cosas no se resolvían de manera astuta, todo podría estallar en cualquier momento. Si tenía que recordar algo de Irénux es que las palabras podrían ser más poderosas que las espadas, talves era cierto...
Nos adentramos en territorio neutral, donde los caminos se entrelazaban con las fronteras de varias manadas. Las señales de las tribus vecinas eran claras, con símbolos y mensajes que indicaban las tensiones crecientes. A medida que nos acercábamos a la nación del Oeste, las sombras de los árboles parecían más profundas, y el viento llevaba consigo una extraña quietud. Algo no estaba bien.
Al llegar a las puertas de su territorio, un grupo de centinelas apareció, armados y vigilantes, con una mirada que delataba la alerta constante que sentían. No estábamos en un terreno completamente neutral. Había algo más detrás de esta paz que intentaban mostrar, algo que me impulsaba a ser aún más cautelosa. Nos recibieron con cortesía, pero sabía que detrás de esas sonrisas había una constante evaluación. Este era un juego de ajedrez, y cada movimiento debía ser calculado.
La líder de la nación del Oeste, Aurelia la alfa nos recibió con una elegancia que solo los mejores diplomáticos podían alcanzar. Tenía una presencia serena, pero sus ojos, de un verde penetrante, dejaban ver una mente aguda que no dejaba nada al azar.
— Bienvenidos a nuestra nación — dijo, con una voz suave pero autoritaria. — He oído hablar mucho de su manada, Irene. Es un honor tener a los hijos del Alfa aquí.
sonreí tratando de ser encantadora, y respondí con tono diplomático.
— El honor es nuestro, Aurelia. Esperamos aprender mucho de ustedes durante nuestra estancia.
Sin embargo, mi mente estaba más centrada en las cosas que no se decían. Sabía que una manada que mantenía la paz mediante la diplomacia debía tener algo más, algo que los hacía imponentes, incluso sin mostrar su verdadera fuerza.
Nos condujeron a una gran sala, decorada con símbolos de la naturaleza y armas antiguas. El contraste entre la paz que intentaban mostrar y el arsenal que guardaban me intrigaba aún más.
— ¿Cómo mantienen el equilibrio entre la diplomacia y la guerra? — pregunté directamente, buscando respuestas que me permitieran entender cómo mantenían su posición en el mundo actual.
Aurelia no se mostró sorprendida por mi pregunta.
— La diplomacia es nuestra primera línea de defensa, Irene. Pero nunca olvidamos que la fuerza, cuando es necesaria, debe ser rápida y decisiva. Vivimos en un mundo donde las alianzas cambian como las estaciones. La lealtad es rara, y la traición siempre está a la vuelta de la esquina. Solo cuando entendemos ambos lados — el arte de la paz y el de la guerra — podemos sobrevivir.
Mi mirada se cruzó con la de Cris , que parecía estar procesando las palabras de Aurelia con mucha atención. Era un recordatorio de que, aunque las palabras eran cruciales, la verdadera fuerza de una manada radica en su capacidad para adaptarse a la situación y saber cuándo actuar.
La conversación continuó con una mezcla de diplomacia y preguntas estratégicas. Estábamos aprendiendo mucho, pero también estaba claro que Aurelia no era alguien que revelara todos sus secretos. En un momento, me percaté de que su mirada se volvió más seria.
— Escuchen bien — dijo, con tono grave —, las tensiones no solo están entre el Norte y el Sur. Hay una sombra que se extiende más allá de las fronteras visibles. Algún día, todos tendrán que elegir en qué lado estarán.
La advertencia de Aurelia no me sorprendió, pero sí me inquietó. ¿Qué significaba eso? ¿Acaso había algo más que no sabíamos?
Al final de nuestra reunión, me sentí más determinada que nunca. Sabía que no podía solo confiar en las palabras de los demás. Necesitábamos estar preparados para todo. La fuerza, la estrategia y la información eran las claves para sobrevivir en este mundo tan impredecible.
Con una sensación de inquietud, abandonamos la nación del Oeste, pero sabía que el viaje apenas comenzaba. Teníamos mucho más por descubrir, y la amenaza no solo venía del exterior, sino también de aquellos dentro de nuestras propias filas.
El verdadero desafío estaba por delante.
– Cris, no se tú pero a mí esa vieja me dio muy mala espina siento que hay algo que nos estamos perdiendo.
– la verdad esto no me gusta teníamos deseos de evitar la guerra pero creo que ya estamos en el medio.
– es hora de regresar a la tribu, no estamos seguros aquí.
Al intentar salir nos percatamos de los cuerpos de nuestros lobos caídos. La furia burbujeaba dentro de mí, pero también una profunda tristeza. Habíamos perdido a muchos. Cris, a mi lado, se transformó nuevamente, su cuerpo más grande y fuerte que el resto, al igual que el mío. Los dos éramos hijos de alfa, y sabíamos que nuestra supervivencia dependía de nuestra fuerza y habilidades. Avanzamos con cautela, sabiendo que cada paso era vital. Fue entonces cuando vimos a los enemigos esperando con cautela no pensé que harían eso pero ya no había vuelta atrás . Sin pensarlo, nos lanzamos hacia ellos, moviéndonos con rapidez. Con golpes certeros, los derribamos, y aunque el cuerpo de mi hermano temblaba, lo miré, y supe que, por ahora, habíamos ganado era muchos y apenas salimos. Pero el aullido que escapó de mi garganta era una promesa de venganza.