Luz ©

14.

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Xander.

Me paseo por las sillas del salón de clases, sintiéndome extraño. Hace años no estoy en uno, se siente tan poco familiar que casi olvido el bullicio y las conversaciones de pasillo que suelen darse en un sitio como este.

-¿También dejaste tus estudios? -Su pregunta me saca de mis pensamientos y dejo de observar una de las sillas para verla a ella, de pie ante una ventana esperando la llegada del profesor, sus ojos blancos me observan detenidamente y debo recordarme que no soy un héroe, no soy la persona que ella ve, pero, puedo intentar serlo.

-Nunca he puesto un pie en la universidad -Confieso- Mis estudios profesionales son dictados, o eran dictados en la comodidad y seguridad de mi casa

-¿Amenazas? -Cuestiona y quiero reír. Claro que amenazas, pero, no a mi vida, yo era una amenaza para la vida de otros.

-No de la forma en que piensas -Sus labios se fruncen mientras trata de darle sentido a mis palabras- Mi hermana fue asesinada cuando estaba terminando el instituto, mi desarrollo fue un desastre, así que estar cerca de mí no era seguro, fue lo mejor que se le pudo ocurrir a papá.

-¿No extrañas relacionarte con otros?

-No siempre, a veces sus pensamientos son tan intensos que son difíciles de ignorar y no siempre es -Hago una pausa buscando una palabra que me ayude a continuar mi idea- ¿Agradable? No sé qué palabra usar, pero, algunos pensamientos me repugnan, otros me parecen sosos e incongruentes con el tipo de personalidad que puedo ver de las personas, así que no es muy cómodo para mí pasar por todo ese proceso.

-Es divertido cuando no tienes todas esas habilidades y simplemente te das a la tarea de conocer a las personas día a día -Me encojo de hombros, sin afectarme por sus palabras- Deberías intentarlo.

-Por ahora no es momento para hacer experimentos sociales, no es buena idea dejar entrar a todo el mundo.

-¿Pero si es buena idea dejar entrar al grupo que envió Hodes? -Detecto cierto fastidio en sus palabras y estoy tentado a buscar el hilo de sus pensamientos para saber qué es lo que la molesta.

-¿Hay algo malo con alguno de ellos?

-¿Leíste sus pensamientos para saber sus intenciones? -Asiento- ¿Incluyendo los de Laila? –Repito el movimiento anterior- Parece que la conoces.

-Lo hago, vivía en el Imperio del Norte hace unos años, fue una gran amiga.

-¿Qué tan amiga? -Mi cabeza sale disparada hacia atrás, igual la de ella, ambos asombrados por lo brusco de su pregunta. ¿Qué tan amiga? ¿Qué se supone que significa eso? Acaso ella está…

-Será un placer, decano, deme un par de horas y estoy con usted -Ambos volteamos hacía la voz en la entrada del salón y nos reunimos, tomo su mano haciéndonos invisibles a ambos y esperamos; por la puerta pasa un señor de mediana edad, podría decir que tiene unos cuarenta y tantos, su cabello es de color caoba, un color exótico para los humanos Clase A y sus ojos son de un azul muy intenso, bien podría pasar por un humano desarrollado.

El hombre entra y deja su portafolio y maletín en el escritorio que está en una esquina de la sala, de repente se tensa y sus ojos se agrandan ¡Mierda! ¿Puede sentirnos? Con una tranquilidad pasmosa lo veo dirigirse hacia la puerta y cerrar pasando seguro.

Bueno, es un Clase A estúpido porque encerrarse conmigo no es precisamente la acción más inteligente para seguir, no cuando tengo que proteger a la pequeña blanca a mi lado.

-¿Señorita Altermayer? -Anahia nos delata con un grito ahogado y suelta mi mano para llevarse las suyas a la boca y callar el grito que ya salió. Extiendo mis dedos y los proyectiles aparecen, listos para ser lanzados- ¡Eso no será necesario! -Grita el señor levantando las manos y llevándolas al frente, donde podemos verlas.

-¿Cómo lo supo? -Cuestiono, intentando respetar su privacidad, pero, bueno, a la mierda, el hilo de sus pensamientos está ahí, así que lo tomo y la respuesta aparece en mi mente, Anahia es su sobrina, puede sentir su presencia, igual que la siente su madre ¿Qué carajos se supone que debo hacer ahora con esto?

Salgo de su mente antes de ver más de lo que estoy dispuesto a ocultarle a ella y le regalo mi mirada más amenazadora a este hombre.

-El bien siempre se siente -Quiero señalarle lo patético de su respuesta, en lugar de eso me mantengo en silencio dejando la decisión de creerle o no en las manos de Anahia.

-Disculpe por abordarlo así, sé que no debería estar aquí

-No, no debería -El profesor se mueve por la habitación, mirando a través de las ventanas y cerrando las pocas cortinas que hay- Su padre está buscándola, en todos los rincones, ha venido a la universidad en tres ocasiones y ha buscado en cada espacio que se le pueda ocurrir, obviamente su idea de que usted iba a aparecer por aquí no era errada. Debe irse -Se detiene cuando cierra la última cortina y me mira directamente, de forma amenazante, casi quiero reír y encarnarle una ceja por su gesto- Debes llevártela, este no es un lugar seguro para ella -Va de prisa hacia su escritorio y toma un pequeño control remoto con el que apaga las luces de la habitación. Casi quiero reír de esta escena.



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En el texto hay: magia, primer amor

Editado: 31.01.2024

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