Luz de luna

Capítulo 8

Lucía: por fin he acabado y muchas gracias. Solamente no quiero que sea un problema para ti ayudarme siempre, pero es lindo darme cuenta de que eres demasiado atento conmigo.

James: para mí es un gusto poder hacerlo, mi luna. Además, esta es una manera de pasar más tiempo a tu lado y nadie podrá quitarme ese privilegio.

Ellos bajan con mucho cuidado las escaleras, James tenía que ir al mismo paso que Lucía y eso no le importaba. Él quería que se sintiera segura al sentir sus manos, ellos tiempo después llegan y cuando lo hacen el ayuda a Lucía a sentare para hacerlo el también

Lucía: me gustaría tocar tú rostro, por favor. Porque es la única manera en que puedo imaginar cómo eres y no te puedes negar a lo que te estoy pidiendo.

James: por supuesto que puedes hacerlo. Sería un verdadero gusto sentir tus manos en mi rostro y sobre todo necesito decirte que eres mi luz de luna.

Lucía: precisamente así me dice mi familia y tengo lindos recuerdos con cada uno de ellos, pero cuando formemos nuestra propia familia será lo más importante para nosotros.

James: tenemos la misma manera de pensar y por esa razón la diosa luna me concedió que fueras tu mi pareja eterna para que pudiera amarte eternamente.

Él sonríe y se acerca más a ella. Lucía empieza a recorrer sus manos sobre el rostro de James y le dice que iba a tener grabado en su mente todas tus facciones y él también le dice exactamente lo mismo. El después de eso hace llamar a una de las sirvientas

Lucía: ahora me gustaría desayunar un licuado de papaya con una torta de jamón si es posible y si no es una molestaría desayunare lo que ustedes hayan preparado.

James: las ordenes de mi luna jamás serán una molestia, así que ya escucharon y quiero que traigan todo lo que acaba de pedir y yo también quiero lo mismo. Espero que haya quedado claro.

Sirvienta: si alfa, ahora mismo se los traigo y si desea nuestra luna también le puedo traer el postre que quiera, pero lamento si hable de más.

James: quiero que le traigas un postre y a partir de este día le harás compañía cuando yo no esté a su lado y ya te puedes retirar a traer nuestro desayuno.

Ella se retira y a los pocos minutos llega para poder servírselos, nada más que cuando termina de hacerlo se despide de ellos. Lucía empieza a tomarse su licuado para posteriormente darle una mordida a su torta y le dice que estaba deliciosa la torta y que tenía que probarla. James muerde su torta para decirle que tenía razón y que ella nunca se equivocaba, Lucía al final se empieza a comer su delicioso postre que era una rebanada de flan napolitano y ellos tiempo después terminan de desayunar

Lucía: ahora que por fin hemos terminado me puedes llevar a recorrer tú casa. Además, tenemos todo el día para que lo hagas y no quiero perder esta oportunidad.

James: dirás nuestra casa y la de nuestros cachorros. Solamente que ellos serán productos del amor que sentimos y le enseñaremos que tener una discapacidad no es ningún impedimento para el amor.

Lucía: me hacen muy feliz tus palabras. Eso en verdad me demuestra que me amas y que no te importa mi discapacidad. Nada más que me he enamorado de ti James irremediablemente y no por qué somos mates, pero te pienso decir que mi madre todas las noches me contaba historias, siempre soñé con vivir mi propia historia de amor y sé que a tú lado voy a vivirla.

James: eso no lo dudes, mi luna. Porque a mi lado vas a tener todo lo que siempre soñaste y mucho más. Ahora solo bastara una palabra tuya y tendrás lo que quieras.

Lucía: doy gracias a la diosa luna por haberte encontrado James. El amor es algo demasiado simple para los humanos y para los seres sobrenaturales es todo lo contrario.

James: el que debería dar las gracias soy yo. Además, me tocó una pareja eterna buena, comprensiva y sobre todo que es todo lo contrario a mí.

Lucía: si tú me aceptaste como soy, yo te acepto de igual manera y las diferencias que nos separas esas mismas nos unirá más de lo que te imaginas.

James: ahora que te tengo a mi lado al fin puedo ser feliz. Solamente debemos de levantarnos para que podamos recorrer nuestra casa, mi luna.

Él ayuda a Lucía a levantarse con mucho cuidado y la toma del brazo para decirle que la casa tiene doce recámaras, dos cocinas, un despacho, dos comedores, tres salas y por último un jardín grande, donde seguramente iban a jugar sus cachorros y así se la pasan toda la mañana recorriendo la casa y les dice a las sirvientas que no muevan ningún mueble que todo lo quería como estaba hasta ahora




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