Luz de Navidad

Capítulo 5

La casa es un ir y venir de empleados que hacen los últimos arreglos para dar inicio a la fiesta en la que finalmente decidiré mi vida. 

Algo que mi familia nunca ha dejado de preocuparse es de guardar las apariencias, pues a pesar de ser una de las familias más ricas del país y una de las más importantes del continente, siempre ha seguido costumbres pasadas de moda. 

Siempre me he considerado como de otra especie entre ellos, pues mientras ellos hablan de negocios, acciones, la bolsa; yo pienso en viajes, crear, vivir…

Ayer no pude acompañar al coro como lo había previsto, pues mis padres habían organizado una reunión con los padres de Alexa para acordar todos los detalles del compromiso.

No hubo ni voz, ni voto de parte mía o de Alexa, fuimos simples espectadores del negocio que realizaban nuestros padres. 

Sin embargo, pude conversar con ella en privado y constatar que, como yo, aceptará las condiciones que le impongan sus padres. No la puedo culpar, que su familia se una a la mía incrementará enormemente su fortuna y les dará el prestigio necesario para subir dentro de la escala social. 

Aunque sé que ella no me quiere, ni yo a ella, aceptaremos esta ridícula situación solo por no perder los lujos a los que estamos acostumbrados. Somos unos cobardes. 

Aún mi mundo es un enredo luego de conocer a Lucía, ha revolucionado todo mi adormilado interior. No puedo dejar de pensar en ella y en la situación que estoy viviendo. Sé que debo decidirme, pero mi lado cómodo me impulsa a seguir las imposiciones de mi familia. 

Sería tan simple, seguir con las fiestas sin sentido, con los viajes por diversión. Seguir vacío.

No puedo mentirme, no es la vida que deseo. Sin embargo, siento miedo de enfrentarme a todo y a todos. Soy un cobarde.

La fiesta empieza con la llegada de los importantes y elegantes invitados de mis padres. Mis hermanos, acompañados de sus familias también se han hecho presentes en esta tradicional fiesta.

La prensa nacional está cubriendo el evento, pues es una fiesta con mucha concurrencia del mundo político y empresarial, además de los infaltables personajes de la farándula televisiva. Es todo un desfile de las más “influyentes” personalidades del país.

Miro distraídamente alrededor, todo está como mi madre lo ha ordenado: elegantes mesas que contienen los más exquisitos manjares, una pequeña orquesta que toca suave música clásica, impecables camareros que no dejan a ningún invitado sin una copa en la mano.

Todo elegante, costoso, fino, vacío y sin sentido.

Apenas ha transcurrido una hora desde el inicio de la recepción y alguien detiene la música. Mis padres piden la atención de los presentes y sé que ha llegado la hora. Mi sentencia está a punto de firmarse.

—Su atención por favor, —dice mi padre— tenemos una noticia maravillosa que compartir con ustedes.

Mira hacia donde me encuentro y sé que debo subir con ellos al pequeño escenario que han puesto para los músicos.

Como reo a punto de recibir la pena de muerte me acerco a ellos. No quiero hacer esto, sin embargo, no encuentro la fuerza suficiente para escapar. 

—Nuestro querido hijo David, el más pequeño de la familia ha decidido dar un paso muy importante en su vida. —continúa mi padre— Y tenemos el placer de compartir este momento tan especial con ustedes esta noche.

Con un gesto me cede la palabra. Conozco el guion, sé lo que debo decir. Supongo que no tengo escapatoria, no hay opción. 

Tomo aire para iniciar el discurso, echo una última mirada al público que expectante espera que empiece y las palabras mueren en mi garganta antes de poder ser pronunciadas. Estoy viendo visiones. Frente a mí se encuentra el ángel de ojos color miel, con la cara llena de sorpresa y los ojos fijos en mí. 

No puedo hablar delante de ella. Mis padres algo incómodos tratan de llamar mi atención para que continúe con esta farsa. No, no puedo delante de ella.

—Bueno, parece que nuestro hijo está un poco nervioso. —manifiesta mi padre con una sonrisa fingida, tratando de salvar la situación. —Por favor, invitamos a nuestra querida Alexa a que nos acompañe.

Alexa sube a representar el papel que le corresponde, solo somos piezas que lucir y usar a conveniencia de nuestros padres, a sus deseos y ambiciones. Cuando está con nosotros, la colocan a mi costado. 

Yo no he podido salir de mi asombro. ¿Qué hace Lucía ahí?

Es más, ¿qué hace como invitada? Porque es una invitada, ya que luce un elegante vestido color vino, el cabello recogido en la parte alta de la cabeza, finas y elegantes joyas adornan su cuello, muñeca y orejas. Se ve tan diferente a la chica con ropas sencillas que siempre he visto desde el día que la conocí. Parece otra persona, pero sé que es ella. Esos ojos, esos brillantes y maravillosos ojos son los de ella.

—Ahora que estamos todos, con mucha alegría damos a conocer el compromiso entre nuestro querido hijo David y nuestra futura hija Alexa.

Mi padre ha hecho el anuncio y yo debería sacar el anillo para cerrar el compromiso. Sin embargo, no puedo hacerlo. 

Me fijo en Lucía, está acompañada por un joven alto, no mucho mayor, que la tiene tomada de la mano y le habla al oído. No puedo reconocer a esa persona, sin embargo, no importa, solamente sé que no lo quiero cerca de ella. 

Durante el anuncio he visto desfilar una serie de emociones en el rostro de Lucía, desde el asombro a la decepción. La veo hablar con su acompañante y ambos se alejan con dirección a la salida.

Esa escena me mata. 

¿Mi ángel con otro? No. 

No lo iba a soportar.

Olvido dónde estoy, lo que debo hacer y solo escucho lo que me dicta el corazón. Bajo del estrado y corro en dirección a la pareja que rápidamente sale del salón. No me importa la prensa, ni mis padres. 

No me importa nada, únicamente quiero que Lucía no se vaya.




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