Epílogo

1 año después…

Ingreso con prisa a la tienda más cercana a la entrada del centro comercial. Sé que no tardaré demasiado, pues ya tengo en mente lo que quiero comprar.

No hay forma en que pueda demorar mucho en comprar un anillo de compromiso para la mujer que amo. ¿Cierto?

Realmente me emociona tener que hacer esto. Me emociona y me asusta.

Me asusta no ser lo suficientemente bueno para ella, no estar a la altura de sus expectativas, virtudes y sueños.

Todo este tiempo me he esforzado por ser una mejor persona, por ser quién ella merece a su lado y estoy feliz porque me haya dado la oportunidad de demostrarle lo bueno que puedo ser. Sin embargo, me asusta que pueda rechazarme, el matrimonio no es un juego.

Soy el último hijo de una adinerada familia, la cual se enorgullecía de tener una larga lista de antepasados empresarios que supieron amasar una fortuna gracias a su habilidad en los negocios, pero yo decidí hacerme un futuro lejos de ellos.

Aún estoy trabajando en la relación con mis padres. Ellos no saben quién es Lucía en realidad, y no la aprueban, he preferido no comentarle sobre su familia y ella está de acuerdo, pues como yo también se está haciendo un camino sola.

Hemos abierto un pequeño estudio de arquitectos y poco a poco nos estamos ganando clientes, es un sueño trabajar a su lado y verla todos los días. Finalmente, he encontrado mi lugar en el mundo.

También seguimos con el coro y en nuestros ratos libres practicamos música, aunque únicamente como hobby. Creo que mi verdadera vocación es vivir para hacerla feliz.

Actualmente, tengo 28 años y mi único aporte para esta nueva aventura que deseo iniciar con ella es el inmenso amor que le tengo.

Mis padres esperaban ansiosamente un nieto que heredaría la fortuna familiar y daría continuidad al apellido, si Dios quiere tendrán más nietos pues es mi deseo tener hijos. Antes no me lo hubiera planteado, pero con ella lo quiero todo.

Para mí esto es algo muy serio, que me llena de emoción y un poco de temor. Sin embargo, confío en el amor que nos tenemos y sé que no tengo opción: debo casarme… con ella.