—Recuerden llevar todo lo que les he dicho —dijo el profesor de Biología después de dictar la tarea.
Al profesor se le había ocurrido hacer una acampada en un bosque cerca de uno de los lagos de Winter Park para, según él, pasar un día con la naturaleza, por lo que esa tarde nos encontraríamos en la escuela para dirigirnos hacia el bosque. Lo mejor de todo era que luego de aquella clase nos retiraríamos a nuestros hogares para preparar todo lo necesario. Una vez dicho aquello todos los estudiantes salimos del aula, y Alina, a mi lado, me decía cuanto detestaba las acampadas, pues, aunque era partidaria de cuidar la naturaleza, le daban mucha fobia los insectos, principalmente las cucarachas.
Por nuestro lado pasaron Jasper, Katherine y Jake. Este último chocó su hombro contra el mío haciendo que mi atención se centrara en él, aunque este no se digno a girarse ni siquiera un poco. Ya había pasado una semana desde su despedida y había cumplido con lo que me había dicho. Hasta ahora no había sido testigo de ninguna agresión, pero si había vuelto con su círculo de amigos y durante los repasos apenas me dirigía la palabra fuera de las explicaciones. Yo, por mi parte, tampoco había insistido, ya lo había intentado, pero él parecía renuente a hacer cambios en su vida.
Unas horas más tardes nos encontrábamos todos los estudiantes en la escuela, donde nos esperaba un bus, que nos llevaría hasta el lugar de la acampada. A pesar de ir solo por una noche llevaba una gran mochila, siempre me gustaba salir con ropa de emergencia, nunca se sabía que emergencia podía suceder.
Cuando llegamos a nuestro destino, el cual era un pequeño claro en medio del bosque, el profesor nos hizo dividirnos en grupos para terminar antes las labores del campamento. Me alegró que me tocara recoger troncos para la fogata en vez de armar las casas de campaña, no era buena en eso.
Me alejé del campamento en busca de lo necesario para la fogata. Unos pasos por delante de mí pude divisar a Jake, quien se alejaba rápidamente del campamento. Aquello me extrañaba, se suponía que él debía montar las tiendas de campañas o quizás había escuchado mal.
Llevada por la curiosidad, caminé en la dirección que habían tomado sus pies, pero me detuve cuando un olor familiar se coló en mis fosas nasales. Cerré los ojos mientras los recuerdos llenaban mi mente, era un olor que recordaba tan bien que temía caer nuevamente bajo los efectos de este. Salí casi corriendo de ese lugar hasta que llegué a la orilla del lago.
«—Pruébalo, te gustará —dijo Aiden ofreciéndome un cigarrillo, el cual miré con recelo, pues nunca antes había fumado»
Cerré los ojos intentando borrar esos recuerdos, no quería recordar nunca más las sensaciones que alguna vez había experimentado.
«—Si lo pruebas, me complacerás mucho —insistió Aiden con una media sonrisa»
«—¡Dame dinero de una vez! —le grité a mi madre»
«La luz enceguecedora de unos focos se acercaba a mí y luego la oscuridad me llenó unida al dolor físico»
Finalmente caí en el suelo arrodillada mientras recordaba todo aquello a lo que llamaba pasado. Ya me había arrepentido de todo mi pasado y Dios me había perdonado, sin embargo, olvidar a veces era más difícil. Me invadió un gran pánico mientras lágrimas rodaban por mi rostro y golpeaba mi cabeza intentando borrar aquellos recuerdos horribles. Dentro de mi desesperación sentí un soplo de viento que me hizo volver a mi realidad, así que, en vez de angustiarme más, busqué la forma de respirar una y otra vez y me dije que si recordaba todo lo sucedido era para saber a dónde no debía regresar.
Cuando me calmé, me puse en pie para ir a buscar algunos troncos, aunque mi mente no estaba conmigo. Mi corazón se agitaba al pensar en la gran posibilidad de que Jake estuviese consumiendo aquellas sustancias, me entristecía pensar en ello. Me preguntaba si el cambio en Jake era por esa droga.
Jake demoró bastante tiempo en volver al campamento, aunque a nadie parecía haberse preocupado por su ausencia. Su aspecto al regresar era torpe y algo adormilado, parecía un alma en pena.
Intenté buscar una manera de acercarme a él para hablar, pero no hubo momento. Él no se apartó de sus amigos y entre tareas se hizo de noche. Los pensamientos de mis recuerdos, y de lo que había sucedido en el bosque me atormentaron toda la noche dejándome sin gota de sueño.
Me levanté al sentir ruidos fuera de la tienda de campaña, así que, con mucha delicadeza, me levanté intentando no despertar a Alina, que dormía profundamente a mi lado.
Afuera ya era de día, aunque aún debía ser bastante temprano, pues la luz no atravesaba con mucha intensidad las hojas de los árboles. Encontré a Jake apoyado en un tronco de un árbol algo alejado de las casas de campaña. Me acerqué a él rápidamente al darme cuenta que sacaba un cigarrillo. Tomé el cigarrillo de su mano y lo tiré al suelo para aplastarlo con mi pie.
—¡¿Qué hiciste?! —exclamó Jake mirándome con cara de pocos amigos.
—No vas a fumar heroína —dije con resolución.
Yo desearía haber tenido a alguien que me detuviera a tiempo, pero mis padres se habían dado cuenta cuando ya era mucho más difícil el proceso. No obstante, tampoco había sido su culpa, yo había sido una gran actriz.
—¿De qué hablas?
—No te hagas el tonto, sé perfectamente que pretendías fumar heroína —respondí dejando en claro que fingir conmigo no funcionaría.
—No digas tonterías y déjame en paz —dijo con tono cortante, sus gestos se mostraban agresivos —. Me voy, no me sigas —añadió antes de marcharse.
No me importaron sus amenazas y corrí tras de él hasta que logré cortarle el paso. Jake me ofreció una mirada de furia por la que no me dejé amedrentar.
—Es peligroso que consumas heroína, es una droga muy adictiva —advertí con preocupación recordando el proceso tortuoso al que me había visto sometida para librarme de mi atracción por aquella droga.