Luz y oscuridad.

DOS

Mi hermano aun esta confuso porque no le hemos querido decir a donde vamos. Andrew me mira y asienta con la cabeza dándome señales de que estamos llegando y que debo decirle a mi hermano que estamos tramando.

―¿Ahora si me dirán?―Pregunta de nuevo mi hermano, irritado.

Nos quedamos en silencio y el suspira sonoramente.

He estado practicando casi toda la noche y parte de la mañana en como les diré esto, pero nunca me espere de que todo este lío pudiera pasar. Ahora estoy yendo directamente al psicólogo sin decirle a nadie, excepto a mi mejor amiga y a su hermano que están al tanto de todo y que me están presionando con señas para que hable de una vez.

Sin tantos rodeos, me giro a mi hermano quien esta viendo por la ventanilla.

―Esta mañana iba hablar con ustedes antes de que pasara todo esto.―Empiezo, llamando su atención.

―¡¿Estas embarazada?!―Pregunta alterado, frunciendo el ceño.

―¡No!―Exclamo.―¡Préstame atención!

El suspira y me mira.

―Asistiré a un psicólogo.―Le digo, esperando su reacción.

Su cara pasa de la concentración a la confusión, luego a la perplejidad para otra vez, la confusión.

Sería todo un buen actor.

―¿Qué? ¿Por qué?.―Pregunta, mirándome desconfiado.―¿Que ha pasado?

Yo miro a Lesly en busca de ayuda a lo que ella lo entiende a la perfección.

―Le dije que lo hiciera porque...―Sus manos tocan las mías, enseñando las marcas en mis uñas.―...estaba comiéndose las uñas hasta el punto de botar sangre, se estaba auto-lesionando.

El me mira, después mira mis uñas y luego me vuelve a mirar.

―¿Quieres hacerlo?―Me pregunto un poco mas calmado, solo un poco.

Asiento con la cabeza y el sonríe un poco.

―Me alegra que hayas tomado la mejor decisión.―Me dice, sonriéndome.―Me encargare de dejar al tanto a mamá y a papá.

Sin darle una respuesta, miro a Andrew que entra a un estacionamiento. Mis manos empiezan a sudar y mis nervios son a flor de piel; se qué esto es lo correcto, pero no me gusta el hecho de que tenga que contárselos a un desconocido y que pueda opinar sobre mi vida. Se que son especialistas en lo que hacen, se que saben sobre el comportamiento humano y pueden darse el lujo de poder opinar sobre mi, pero no quita el hecho de que me desagrada muchísimo. Si de verdad recibir ayuda de un psicólogo me hará sentir mejor, estoy dispuesta hacerlo, por mi y por mi familia, incluyendo a Lesly y a Andrew.

Esto es lo que mas han querido ellos y de lo que me he negado tantas veces.

―Me quedaré con ella.―Dice Lesly.―Al salir tendremos cosas que hacer. Ustedes vuelvan.

―Si me necesitan para volver, llámenme. Me aburro mucho.―Responde su hermano.

Al cabo de unos segundos estaciona el coche en el lugar, con mis piernas temblorosas salgo junto con Lesly después de despedirnos de los chicos.

La puerta de cristal se hace presente en mi campo de visión.

―Tenía mucho tiempo sin venir acá.―Murmura mi amiga, caminando a mi lado.―Es como si fuese pasado siglos, pero también se siente como si solo ayer estuve con mi padre aquí.

Si, estamos en la empresa donde trabajo e invirtió su padre, es una empresa privada donde cuentan con muchos beneficios, uno de ellos tener su propio psicólogo y es al que voy ahora.

―Nunca está demás sentirse como en casa.―Digo en voz baja pero se que me escucho perfectamente.

Ella abre la puerta y mi piel se refresca cuando el aire frío del acondicionado toca mi cuerpo. Varios empleados le sonríen a Lesly de modo de saludo y ella los devuelve

Caminamos hacia el ascensor en silencio, una vez que estamos adentro, suspiro.

―Siento que voy a vomitar.―Susurro.

―Te sentirás cómoda, ya veras.―Me reconforta Lesly.―Te comprare batidos de frutas.

Sonrío un poco.

Las puertas se abren y mi corazón empieza a palpitar con fuerza.

Una sala bastante grande nos recibe donde hay una adulta que aparenta los veinte o más. El espacio parece un triángulo, una puerta al frente al lado del escritorio de la chica, una puerta en la derecha y otra en la izquierda sin contar el ascensor.

Cada puerta de oficina tiene el nombre y el cargo, como por ejemplo el de al frente se llama Doctor Coleman, el de la izquierda es el Ingeniero Lee y el de la derecha es un baño. Con lo que esto cuenta solo dos oficinas, unas de las mas importante, la empresa cuenta con tan solo tres pisos, el piso principal son de nuevos empleados no preparados, el segundo piso son de empleados con experiencia y con los que llevan su ascenso y el tercer piso que es donde estoy ahora, son de empleados con mayor experiencia que puede contarse como jefes de ellos.

El psicólogo de la empresa es para evaluar a los nuevos empleados con poca experiencia, si pueden o no entrar a la empresa, todo depende a su estado mental, a eso podría tomarle el control siempre y cuando sea parte del trabajo.

Pues mi padre ni mi madre son empleados de aquí, pero estar con la hija de un ex-trabajador con mayor experiencia y unos de los mejores tiene sus ventajas.

―¿Estás lista?―Me pregunta Lesly, sacándome de mis pensamientos.

―No.―Respondo simplemente.

―Igual no me interesa, vamos.―Ella me jala del brazo, llevándome a la puerta del anteriormente el doctor Coleman.

La secretaria nos ve, pero parece que conoce a Lesly y no le dice nada.

Cuando llegamos a la puerta, Lesly toca la puerta dos veces. Esperamos unos segundos cuando escucho un "Pase".

―El doctor ya sabe que vendrías aquí, estaré sentada en aquel sofá.―Ella señala al frente de la chica y efectivamente, hay un juego de muebles. Estaba tan nerviosa que no me había dado cuenta de ello.

Asiento con la cabeza y abro la puerta. Un señor que aparenta los treinta y tantos años me mira sentado en su escritorio con una pequeña sonrisa de cortesía. Cierro la puerta tras entrar por completo.




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