Luz y oscuridad.

SEIS

 

Me quedé en silencio unos cuantos minutos cuando pronunció aquello.

Sé que había dicho que solo quería quedarme en casa, que no saldría con ellos pero al final acepté su salida.

Justo ahora estoy pensando en como le diré a mi mejor amiga que saldré está noche después de haber dicho que no iba a salir con ellos.

Quizá no se molestará, después de todo, tendrá más tiempo a solas con su novio.

Pero hablamos de Lesly, le gusta compartir con todos sin excluir a nadie, es lo que me gusta y a veces fastidia de ella.

Ella suelta una brocha de maquillaje bruscamente al no lograr maquillarse su ojo izquierdo igual que el derecho del mismo color que el vestido azul cielo que hemos comprado está mañana.

Al ver que durará más de lo previsto, gano tiempo al ducharme. A los veinte minutos salgo y la encuentro quitándose ambos maquillajes totalmente frustrada.

―¿Por qué no pruebas con maquillarte natural?―Inquiero, sentándome en la cama.

―Seria aburrido, para eso no te maquilles.―Se pasa las toallas desmaquillantes en la cara.

―Pues no lo hagas, de todos modos le gustarás a Demian.

Ella me mira y suspira profundamente.

―¿Tu crees?―Me pregunta.

―Pues claro.

Ella se levanta con una sonrisita y agarra su vestido con el que se obsesionó duramente.

Se lo coloca y, siendo sinceras, le queda increíble, combina con su piel, se le pega a su cintura, presumiendola.

―Estoy lista.―Me dice, dando vueltas con sus tacones haciendo juego con el vestido.―¿Estás segura que no quieres venir? La pasaríamos increíble. Tú, Demian, Maximiliano y yo, aunque hace media hora recibí un mensaje de Demian diciéndome que Maximiliano no iría con nosotros, tenía que hacer unas cosas en la ciudad, menos estrés para mí.

―¿Menos estrés?―Pregunto, frunciendo el ceño.

―Aún no he logrado caerle bien, quizás las otras novias que ha tenido Demian si les ha agradado, ¿Por qué yo no?

―Estas siendo demasiado dramática.―Le digo, sonriendo un poco ―Quizás las otras novias de Demian no les agradó.

―Sería un gran consuelo para mí.―Pone los ojos en blanco.

Miro la hora y se que ya vendrán por ella.

―Oye Les, antes que te vayas debo avisarte que no me esperes despierta.―Rápidamente me doy la espalda y busco el pantalón jeans negro que Max me escogió está mañana, la camisa blanca y la chaqueta de cuero.

―¿Con quién saldrás y por qué no estoy en tus planes?―Me señala con el dedo acusador y me mira con los ojos entrecerrados.

―Pues no tenía planeado salir hasta hace unas horas.

Ella me mira indignada y se pone una mano en el corazón dramáticamente.

―Esto es traición.―Murmura.

Las cornetas suenan y se que ya son las siete de la noche y han venido por Lesly.

La puerta se abre y le dan paso a Andrew.

―Oye Julieta, Romeo ha venido por ti, está abajo esperándote.―Le dice mirándola y así mismo abre los ojos de par en par.―¡Por fin ya no pareces una indigente!

―¿Estas diciendo que estoy hermosa, hermanito?

―Solo digo que estás decente.―Le réplica.―Ahora vete, Romeo se irá con que lo hagas esperar.

Dicho eso se da la espalda y cierro la puerta.

―No se con quien saldrás y espero saberlo pronto―Me toma las mejillas con sus manos y me obliga a mirarla.―Espero que la pases bien y disfrutes, aunque será imposible porque no estaré ahí. Nos vemos en la noche.

―Ya es de noche.―Le recuerdo.

―Nos vemos mañana en la mañana.―Corrige.

Y así se va dejándome sola en la habitación.

Empiezo a vestirme lo más rápido para no tardarme tanto.

Me miro en el espejo mientras me visto y miro mis marcas que ya casi desaparecen, aunque de igual manera se notan lo suficiente.

Me maquillo un poco pareciendo natural y a diferencia de Lesly, solo uso un brillo en mis labios, pongo mi cabello en una cola alta y aun así, cae por mi espalda.

Siete y veinticinco, los nervios se hace presente y camino de un lado a otro. La ansiedad es tanta que en menos de cinco minutos he arreglado mi habitación poniendo en orden las cosas que estaban fuera de lugar.

El tono de mensaje suena en mi móvil y me quedo de pie por unos segundos

¿Es muy tarde para decir que no?

Camino lentamente como si un paso en falso podría costarme la vida.

El tono de mensaje vuelve a sonar y me apresuró a responder.

Alcanzo el móvil, miro su nombre y dos mensajes de el.

He llegado.

¿Estás lista?

Camino hacia la ventana y, efectivamente, está un coche negro frente a mi casa.

Marco su número con una sonrisa mientras miro el coche donde supongo que está el.

―¿Bueno?―Responde detrás de la línea.

―Lamento rechazarte a último minuto, pero no podré salir contigo.―Bromeo.

―Que lastima que estoy justo en tu casa y que te estoy esperando, para que sepas que no me iré sin ti.

―Pues no te veo a ti, veo un coche.

Sonrío cuando veo que baja al instante del coche y mira a la ventana donde me encuentro, se señala así mismo y habla:

―Ya me ves, te espero.

Y así cuelga, agita la mano en mi dirección, tapo la ventana con la cortina y bajo hacia donde está el esperándome.

Nadie está en la sala y eso me da ventaja de salir sin que nadie se entere, aunque sé qué no me dirán nada, pero prefiero que no sepan nada, después de todo, nadie, ni siquiera Lesly sabe qué estoy quedando con Max.

Cierro la puerta y me lo encuentro a el recostado en el coche.

―Señorita Montana, dichosos los ojos que la ven.―Max se acerca a mi con una sonrisa.―Sabia que no me decepcionaría, de hecho estás mejor que como te imaginé.

―Deja de decirme Hannah Montana o relacionarme con ella, estoy odiando mi nombre y todo por tu culpa.

―Esta bien pitufo gruñón.―Sonríe divertido cuando pongo los ojos en blanco.―Ahora de verdad, estás preciosa.




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