Luz y oscuridad.

SIETE

—Hanny, vamos, hoy toca ir con el psicólogo.—Lesly mueve mi brazo para despertarme.

Por durar hasta las tres de la mañana con Maximiliano en la playa, ahora me cuesta muchísimo levantarme, de verdad que justo ahora siento que dormir lo es todo ¡Y lo es!

—Son cuatro veces a la semana, te toca hoy y mañana, ya después dejaras de levantarte tan temprano.

—Molestas mucho, ¿Lo sabías?

—Me lo han dicho muchas veces, pero si no fuese por tu bien, creeme, no lo haría.

—Lesly, ¿A qué hora llegaste anoche?—Pregunto somnolienta.

—Más temprano que tú, ¿Quien te hizo hacer llegar tarde a casa? La debiste pasar muy bien para que se te fuera el tiempo.

Y si, la pasé muy bien.

—Cinco minutos más, por favor.

—Nada de eso, tienes una responsabilidad y lo sabes.

Suspiro dramáticamente y la miro mal, me levanto enfurruñada porque se que tiene razón.

Entro al baño casi arrastrando los pies.

No vuelvo a casa tan tarde nunca más.

Me veo la cara en el espejo y una ligera sombra aparece debajo de mis ojos.

Me lavo la cara con agua fría para espabilarme, me lavo los dientes y terminar eso, me desvisto para bañarme.

Escucho a Lesly cantar y se que está ordenando la habitación.

Entro en la ducha y el agua me cae encima, despertando mi cuerpo. Salgo a los veinte minutos y la encuentro ya lista, como supuse la habitación ordenada, y solo con un vestido plateado en la cama.

—He visto ese vestido gris en tu armario y me ha gustado.—Me dice Lesly señalando el vestido.

¿Que pensará Max si lo uso sin tener que verlo?¿Estaría faltando al juego?

Me le quedo viendo y el tono de llamada suena en mi móvil.

Maximiliano

Ah, hablando de el.

—¿Bueno?—Respondo, mirando a Lesly.

—Hannah—Pronuncia mi nombre suavemente.—¿También irás a dónde sea que vaya tu amiga con Demian?

—Mi amiga tiene nombre.—Digo, eso llama la atención de Lesly, quien voltea la cabeza como la niña del exorcista.

—Lesly.—La nombra y yo sonrío.—Creo que van a una empresa o algo así me estuvo diciendo Demian.

—Ehh, si.

—Déjame adivinar.—Me dice, y aunque no lo esté viendo, se que tiene una sonrisa.—¿No sabe que estás quedando conmigo?

No puede ser.

Hasta por teléfono te descubren.

¿Se puede saber como lo sabe?

Cierro los ojos y muerdo mi labio inferior.

—¿Debería saberlo?

—Demian lo sabe.—Me dice, abro los ojos y suelto el aire que no sabía que estaba conteniendo.—Si quieres se lo dices, ten en cuenta que nos estaremos viendo muy seguido.

Miro a Lesly y ella también me mira.

—Pues creo que tendré que decírselo.

—Bien, te llamé para recordarte que vamos a vernos en un rato y que debes usar la ropa que te he elegido.

—Lo supuse.

—Ok, nos vemos

Ambos colgamos y en menos de nada, tengo a Lesly con una ceja enarcada y los brazos cruzados.

—¿Por qué me haz involucrado en una conversación?—Pregunta.

—Estaba hablando con Maximiliano.—Le digo simplemente, poniéndome el vestido que Lesly me dejó en la cama.

—Vale, ¿Desde cuándo hablas con el en confianza?—Pregunta con los ojos entrecerrados.—Y mas aun, ¿Por que me haz involucrado en tu conversación?

—Desde que coincidimos en que eres una fastidiosa.

—Si, no es novedad para nadie.

—Estoy quedando con el, así que solo llamó para preguntarme si saldría contigo y con Demian.

—¿Estás quedando con el?—Inquiere con los ojos bien abiertos.

—Fue lo que dije.

—¡Esto es increíble!—Ella se abanica con la mano, dramática.

—¿Por qué?

—Si tú y el quedan, Demian no se sentirá incómodo por qué no nos llevemos bien.

Sonrío y niego con la cabeza.

Me siento en la cama para ponerme los tacones.

—¿Le haz hablado sobre eso?—Miro lo que señala y me doy cuenta que el borde del vestido se levanta.

—¿Que? No, ¿Estas loca?

—Ok, ¿Te haz sentido bien?

—Siendo sinceras si, aun siento un poquito de tensión en mi pecho.

—Todo mejorará, ya verás.

—Si, eso espero.—Sonrío, me levanto y camino unos pasos con los tacones que hacen juego con el vestido.

—Para ir al psicólogo vas muy bonita. —Me dice, levantándose también.

—¿Es demasiado?

—Lo he sacado yo del closet, así que no.—Alardea.

El tono de llamada suena en su móvil y con una sonrisa ella responde.

—Usted ha llamado a lo mejor que pueda haber en este mundo, ¿Que se le ofrece?—Dice ella toda egocéntrica, mirándose en el espejo. —Si, ya estamos listas. Claro. Bajaremos en un segundo.

—¿Romeo?—Pregunto con una sonrisa divertida cuando se acerca con saltos de niña pequeña hacia la ventana.

—Si, ya están aquí.

Ella sale de la habitación cerrando la puerta dejándome ahí sorprendida.

 Me miro en el espejo por ultima vez, suspiro pesado y salgo de la habitación encontrándome a Andrew de frente cuando el también sale de la habitación de invitados que la hemos bautizado para el.

—Hannah Jones.—Me habla con una voz demandante, brazos cruzados y ceja enarcada.

—Hola Andrew, ¿Como dormiste?—Pregunto con una sonrisa inocente.—Te vez muy bien el día de hoy.

—¿Para donde vas? ¿Asustar a mas gente?

—No cielito, tu eres mi única victima.

Le doy la espalda y bajo las escaleras con una sonrisa divertida, pero en menos de nada la reemplazo por una nerviosa.

Desde que he llegado a casa esta madrugada no he dejado de pensar en la noche que pase con el, y aunque me he puesto nerviosa con la cercanía que tuvimos por unos segundos, he querido verlo más, y pasar más tiempo con el.

Me siento muy atraída a el, quiero conocerlo, quiero pasar mas tiempo con el y eso que apenas nos conocemos, pero quiero estar con el cada día aunque sean cinco minutos. Son tantos querer y no poder. 




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