Luz y oscuridad.

TRECE

Maratón 3/5

Son las cuatro de la mañana y no puedo dormir, me he levantado mas de cinco veces en diez minutos y no sé por que, me he despertado en medio de la oscuridad, tengo una hora y media despierta, he llenado mi cuerpo de agua, no me funciona, he intentado maquillarme, tampoco me funciona, he ido a la cocina por algo que comer, no hay nada.

Justo ahora no sé que hacer, Maximiliano ha estado durmiendo en el sofá y no quiero encender la televisión, no quiero despertarlo a mitad de la noche.

No tengo ni un poco de sueño, he querido llamar a Lesly pero hacerlo es despertar a Demián, tampoco quiero hacerlo.

Estoy mirando el techo y esperar que pasen las horas, pasan muy lentas. Ya es oficialmente domingo, no tengo asignaciones que hacer porque tengo la manía de hacerlo cuando llego de la universidad, así que no, aun no se me ocurren cosas.

No he dejado de pensar en el beso que nos hemos dado el chico que duerme en la sala y yo, hace unas horas, cuando se ha ido a su cama temporal me he quedado mirando el techo por varios minutos, luego me quede dormida y ahora, sigo mirando el techo desde hace media hora, pensando en lo mismo.

Es un simple beso, no es gran cosa.

Pero fue el beso mas suave y delicioso, fue mucho mejor que me lo imaginé.

Me muerdo los labios nerviosa y salgo de aquella habitación oscura y solitaria. Cierro la puerta suave sin hacer mucho ruido, en puntitas me acerco y le toco el brazo.

—Max.—El frunce el ceño, y tapa su cara en la almohada.—Oye, despierta.

El suelta un queja entre sueños y me parece realmente lindo.

Ya la hemos perdido.

—Si no te despiertas te echaré agua fría.—Amenazo. El abre los ojos poco a poco, parece confuso e irritado.

—¿Que haces despierta?—Pregunta, estrujándose los monos.

Me siento a su lado, pasándome la sabana por los hombros.

—No tengo sueño.—Digo, mirando la luna por la ventana.

—¿Hace cuanto estas así?

—Una hora y media.—Digo, el me fulmina con la mirada y me siento pequeña de a lugar.—No es para tanto.

Niega con la cabeza y me sonríe.

—¿Y ahora es que me despiertas?

—¿Cuando vas a enseñarme lo que esta ahí dentro?—Señalo la puerta misteriosa que vi la primera vez que llegué, y si, cambiando el tema.

Lo bueno es que no le presta atención y me sigue la corriente.

—Nunca, ahí guardo mis oscuros secretos.

—¿Tienes un cuarto de juegos tipo Christian Grey?—Inquiero divertida. El me mira con los ojos entrecerrados.

—¿Como sabes eso, pequeña niña?—Me mira con una sonrisa divertida.

Yo sonrío inocentemente.

—Pensé que era una película de terror y terminé viendo una película erótica.—Me encojo de hombros, fingiendo indiferencia aunque la verdad si me avergüenza.

—Ya tengo para enseñarte muchas películas de terror.—Ríe divertido.

El me mira fijamente y frunzo el ceño.

—¿Que?—Pregunto desconfiada.

No dice nada, pero algo he aprendido, es saber lo que quiere decirme a través de su mirada.

Me acerco a el, dándole un beso casto y suave en los labios. Cierra los ojos y suspira sonoramente haciéndome reír.

Me acerco de nuevo pero no lo beso como espera, simplemente rozo mis labios en los suyos, divertida.

—Deja de jugar.—Murmura.

Bostezo a propósito y el me mira indignado.

—Iré a dormir.—Me levanto del sofá y camino por el pasillo.—Buenas noch...

El me jala por el brazo y pega sus labios con los míos, me separo un poco para sonreír divertida.

—Eres muy impaciente.—Sonrío, provocandolo.

No me dice nada, simplemente me besa con muchas ansias.

El día que dejes de buscar el amor, encontrarás el verdadero. Cuanta razón tienen.

Disfruto del momento que Max me brinda, me llevo el beso mas dulce en lo mas profundo de mi alma.

Despertarlo en medio de la noche si valió la pena.

Los minutos pasan y los besos siguen, el calor me invade sonrojando mis mejillas. Me aparto antes de que llegue a más.

Tenemos las respiraciones pesada.

—Gracias por despertarme.—Me dice divertido.

—¿Quieres entrar en tu habitación?—Indago.

El ríe suavemente, asintiendo con la cabeza.

Les cuento. Se me ha olvidado un pequeño detalle, he dejado mi maquillaje regado en el tocador.

—¿Que hacías?—Me pregunta con una ceja enarcada.

—Puede que quisiera maquillarme a las tres de la mañana.

El sonríe y se sienta en su cama. Yo me acuesto, acurrucándome con las sabanas, el hace lo mismo, ahora abrazándome.

—Sería la tercera vez que dormiremos juntos.—Digo, pasando mis dedos por sus tatuajes.

—Solo que no como amigos.

Frunzo el ceño, confusa, pero no pregunto nada.

—Buenas noches, pitufina.

Cierro los ojos, sintiendo su calor.

—Buenas noches, bestia.

***

Maximiliano:

Abro los ojos sintiendo una mano pequeña en mi brazo. Me muevo con cuidado para no despertarla, inconscientemente sonrío al ver lo tierna que se ve cuando duerme, aun siento sus labios en los míos en una danza.

Ansiaba mucho probar sus labios desde el día que la lleve a la playa.

Salgo de la habitación encontrándome con Demián.

—¿Que haces en esa habitación?—Pregunta el con una ceja enarcada.

Frunzo el ceño ante su pregunta.

—Es mía.

El me mira significante.

—No mientras Hanny duerma ahí.—Escuchar su nombre me recuerda cuando no pude aguantar más y besarla. Pensé que iba a mandarme a la mierda, pero valió la pena el riesgo—Mira, se que te gusta, pero debes sacarla de este lío.

Camino hacia la barra, dándole la espalda. Escucho sus pasos tras de mi.

—Puedo hacerlo mientras esté con ella.—Le digo, entonces cuando aparece frente a mi.




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