Lynfestival

Capitulo 1: Clavel rojo

Todo marchara como deba a su tiempo, todo se iluminara y oscurecerá a su tiempo, todo se destruirá y volverá a nacer a su tiempo, ellos dos se encontraran a su tiempo.

-Frases del universo, versiculo 4- 

 

Caía la noche en Elipsium, un gran planeta ubicado en la constelación roja. Este era un planeta boscoso lleno de vegetación y montañas en su mayoría, sin mar, desiertos o nieve, solo bosque, ríos,  lagunas y un inmenso cielo de color rojizo que hacia juego con el rojo de sus plantas y vino tinto de sus montañas. Hogar de innumerables criaturas, Elipsium como lo había apodado su primer rey, era uno de los principales ejes del universo, cosa que lo convertía en el planeta monarca de la constelación roja.

En algún lugar de ese planeta, mientras la noche apresuraba su paso y las dos lunas de elipsium lentamente iban apareciendo, la paciencia de Maia iba desapareciendo- ¿puedes irte ya?-pregunto con voz furiosa mientras veía al engendro más feo del mundo (al menos para ella) parado en la puerta de su habitación, su padre- no hasta que me contestes, porque ves tanto esa maldita planta de otro mundo, cuando podrías estar cumpliendo tu labores de princesa, no lose, talvez puedas ir a saludar súbditos o presentarte de vez en cuando a reuniones del consejo universal, ¿no es eso, más interesante que esto?-

- No y no- replico Maia descontenta con su padre, que hacía diez minutos estaba parado en el mismo lugar- ya te he dicho que eso de princesa no me va, no me sentare dos horas a oír hablar a un montón de poco importantes blamings-

Su padre la reprendió con la mirada nada más acabar su frase- cuida tu boca Maia- replico- por esos blamings es que vives tan bien y puedes observar plantitas todo el día- dijo el hombre esta vez con un tono más sarcástico- ¡es cierto mi clavel!- respondió Maia en tono burlón y volvió a posar su mirada en el clavel. Dicha planta flotaba en un frasco de vacío, el cual mantenía toda célula viva congelada en su sitio por lo que se creía toda la eternidad.

-De todos modos que mierda le vez a ese dichoso ¿clavel, dijiste?- Maia no respondió por unos segundos, hasta que finalmente y al darse cuenta que su padre no se iria respondió en un tono neutro- que es rojo-

-Maia todo aquí es rojo, el cielo, los árboles, hasta tu puto cuarto es rojo- juzgo su padre esperando una respuesta más convincente- no rojo como esta planta, nada aquí esta tan vivo, nadie aquí es más interesante que una sola hoja de este clavel

- ¿Ni tu madre y yo?- esta vez , Maia se giró hacia su padre- ustedes menos- sentencio la conversación - ¿te ibas, dijiste?- soltó con una sonrisa fingida-no, pero si me iré de todas formas, no quiero interrumpir este momento tan extremo que estas teniendo en la cúspide de tu juventud – Maia no respondió, se limitó a seguir viendo el clavel flotante, hasta que oyó el golpe de la puerta al salir el rey elipsio- maldito imbécil, siempre es lo mismo, yo nunca si eliptio nuestro dios me lo permite, ejerceré como una princesa, si tan solo todo fuera tan rojo y hermoso como tú- Maia contemplaba el frasco casi como con un deseo insano, la princesa podía pasar más de medio día viendo aquel clavel, para ella si todo en este universo fuera tan rojo, delicado y natural, como aquel clavel, no habría tantos problemas, después de todo el rojo era el máximo color, era la más hermosa creación de cualquier dios del universo, y todo debería estar manchado con él, todo- si tan solo pudiera volver a ver ese hermoso color en el cielo- suspiro la princesa- esos rayos rojos delicados chocando el uno con el otro, creando distintas tonalidades oscuras y claras, sería tan feliz, ¿porque los ligthers solo pasan una vez cada mil años?- se preguntó frustrada- ¿Y porque no todos son rojos? ¡eliptio porque!- mientras más maia gritaba más su cabello se encendía en fuego carmesí.

 

.......

 

A la lejanía del palacio de eliptia, había una enorme montaña donde los arboles propios y más abundantes de este planeta, los shamar de 15 metros de altura y hojas rojas brillantes, se amontonaban en la punta, convirtiendo al lugar en una lanza cubierta de sangre, en forma al menos.

En dicha montaña se encontraba una pequeña casa, la cual estaba tallada dentro de la mismísima piedra, haciéndola parecer una caverna más que otra cosa.

Dentro, una anciana pelirosa de contadas arrugas y notables pliegues en la piel, se encontraba cociendo un curioso patrón en un enorme manto color negro profundo como el espacio, el cual estaba  coloreado con las estrellas del mismo. Este era un mapa del universo, que media más de 300 metros  y se amontonaba por toda la casa como una serpiente envuelta. La vieja había pasado de los 100 años de su vida, 60 confeccionando este detallado manto, cuyos colores extrañamente brillaban como las mismas estrellas, esto debido al hilo especial que se generaba de unos rudfog, pequeños tigres de montaña de distintos colores que brillaban en la oscuridad.

La vieja anciana se mecía en una silla de madera roja que se balanceaba al ritmo de sus palos de cocer- ya casi esta, solo dos sistemas más y acabare mi obra para mañana, justo a tiempo, ya casi comienza todo, solo faltan dos días para el festival de ligthers, el último festival de ligthers que vera este universo si todo sale mal, espero que el mismo universo sepa lo que hace, dejando  todo a esos dos chicos, nuestra princesa no salvara la vida de nadie, ella será nuestra perdición, y el humano pues, quien sabe-la vieja tomo una pausa de su discurso propio y frunció el ceño- ¿porque un humano?, de todas las razas del universo tenía que elegir a un humano, esas pequeñas bombas autodestructiva, yo ni siquiera sabría nada de ellas si no fuera porque el universo me conto, con qué fin lo pone al frente de la más grande travesía jamás contada-suspiro de nuevo-universo no me falles-dijo al tiempo que se disponía a bajar las agujas, para luego pararse de la silla- porque al menos el humano es de buen corazón, pero esa chica, es otra cosa.



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En el texto hay: amor, fantasia épica, guerra

Editado: 26.03.2022

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