¡Llegamos!
¿Es idea suya o van más rápido de lo normal?
Pues fijándose bien sí, están moviéndose a un ritmo demasiado veloz como para visualizar correctamente del lugar que pasan. Ha estado pensando en varios lugares donde podrían llegar a parar, pero sin nada seguro solo llegan a ser eso, especulaciones.
—Espero que sea por lo menos alguna parte que conozca —En su cabeza hay cierta ansiedad por su situación, incluso si sus palabras se hacen realidad y terminan en algún lugar del cual esté informado tampoco es que sería algo ventajoso para él. Nunca ha viajado a otra parte más que a las pequeñas montañas del bosque donde vive, el pueblo donde trabajaba antes y la gran capital de Beyonia, esos son todos los lugares en los que ha puesto un pie, sí, muy pocos.
Este glorioso país llamado Megami a diferencia de los demás en el continente tiene a su favor una cantidad envidiable de paisajes naturales, imaginarse en cuál pueden terminar va a ser la cosa más tediosa en este viaje y no está para quemarse la cabeza con eso, esperará a que lleguen y ya después verá qué hacer, ha tenido más que suficiente por el momento. Ya habiendo decidido eso nada detiene a Zenón para que pueda devolverse a su libro, tiene una extrema necesidad de distraerse o se va a volver loco. Esa poca paciencia siempre ha sido un aspecto negativo suyo, le gusta que las cosas se hagan ahora y que no tenga que estar esperando.
Pero en este caso no tiene razones para enojarse, así que mejor devolverse a su lectura.
—Oye —O tal vez no. El muchacho mira a la chica sentada con él, sus ojos están viendo su libro entre manos, sumamente interesada—, perdona si sigo molestándote pero, ¿de qué trata esa historia que lees?
Su cara está acostada en la mesa, observando desde ahí la portada mientras que lucha para no quedarse dormida. El aburrimiento se le nota tanto que puede hacer toda una hoja de palabras explicando su desgano, desde su voz apagada hasta su arrugada cara. Es imposible no sonreír al ver esa cara tan tierna de esa manera.
—Está bien. Este libro es una recopilación de varios cuentos mitológicos, así que no tiene una sola historia en específico. —tal explicación es suficiente para que la chica levante su cabeza y se vuelva a acomodar, desde esa perspectiva puede ver mejor las páginas.
—¿Recopilación dices? Deben haber muchos cuentos ahí entonces —Bueno, ahora parece más enérgica.
—Por supuesto, hay de dragones, hadas, duendes, caballeros, incluso de dioses y demonios. Es muy amplia en su contenido. —Zenón decide acercarle el libro, consiguiendo que lo mire directo a los ojos—. Si gustas puedes leerlo un poco, tal vez te interese alguna historia.
—Oh no, parecías muy concentrado en tu lectura, no me gustaría molestarte más.
—¡No te preocupes por eso! Ya lo he leído varias veces, solo lo traje para pasar el rato. No tengo ningún problema en que lo tengas si estas al lado mío todo el tiempo —ella duda por unos segundos, quedándose ahí sin moverse y sin decir algo. Casi como unos diez segundos después en esta incómoda posición es que al fin se decide por agarrarlo.
—Gracias, por ser tan amable conmigo. Prometo cuidarlo bien —su sonrisa es sinceramente radiante para él, se siente muy bien cuando esas cosas son causadas por tu consideración, y eso es otra de las cosas que aprendió con los años.
—No es nada, eh… —Y aquí es cuando caen en cuenta que ninguno de los dos se sabe el nombre del otro todavía.
—Jessica, Jessica Foster. —dejando el libro sobre su lado de la mesa, le extiende la mano en una presentación formal un poco tardía pero que nunca viene mal.
—Zenón Dimitrakos, un placer conocerte Jessica. —aceptando el apretón de manos, sus ojos vuelven a encontrarse.
—«Que hermosos ojos tiene» —Para ella esto es algo icónico, ¡jamás había visto a una persona con tal color de ojos! El morado es un color demasiado raro en la gente, nunca pensó que viviría lo suficiente para encontrarse con alguien que los tuviera—. «Increible.»
Tras soltarse suavemente ella se pone a leer el libro mientras que Zenón vuelve a mirar por la ventana, cuando de repente se da cuenta que la chica frente a ellos los está mirando fijamente, para volver a voltearse con el ceño fruncido, ¿qué demonios? Eso sí fue raro. Como sea, él inspecciona el exterior a través del vidrio, que curioso, están pasando por una ciudad.
—«Así que ella es una Foster ¿Todavía hay gente con ese apellido?» —Aunque por su posición e inexistente reacción a sus compañeros en la mesa, Jack ha estado escuchando cada palabra que compartieron los muchachos, siendo lo único interesante la mención sobre el apellido de la chica, tal vez sea interesante estar pendiente de ella.
—¡Buenas noches preciados aspirantes! —Llamando la atención de los presentes, los cuatro se voltean hacia la mujer que acaba de aparecer. Vestida con el traje de servicios de tren—. Como aún estamos a varias horas de nuestro destino es nuestro deber atenderles hasta entonces, ¿les gustaría algo para cenar? Pueden escoger cualquier cosa, es completamente gratuito.
Echándole un vistazo al carrito que viene con ella se encuentran con todo un festín de comida. Pavo, chuletas ahumadas, hamburguesas, ensaladas, papas fritas, demasiadas cosas para llenar toda la mesa. Tal vez sean cuestiones guion pero por las barrigas del cuarteto pasa un deseo unísono, echándose una miradita grupal notan que están de acuerdo en una sola cosa. Así que con toda seguridad es Zenón quien habla en nombre de todos.
—Queremos todo.
5 horas después…
12:25 pm.
¿Ya cuantas ciudades han pasado? Ni idea, llevan tantas horas de viaje que hasta hubo un momento en donde perdió la noción del tiempo por estar luchando para no quedarse dormido. Esa cena fue demasiada, tanto que cuando volvió a mirar la ventana sus parpados se empezaron a cerrar, y el esfuerzo para mantenerse despierto fue irónicamente lo que le permitió quedarse con el ojo abierto. Esa cena de hace horas fue increíble, debido a su intensa búsqueda no se preocupó por su alimentación y como consecuencia se generó un hambre bestial en cuanto su nariz captó el olor de la comida fue como la más santa de las bendiciones.