Encuentro de chicas.
¿Cuándo fue la última vez que la pusieron a correr contrarreloj?
La verdad es que no se acuerda, Ada no es la mejor en temas de recordar memorias de un pasado más allá de dos o tres días, por lo que cualquier cosa que no tenga un valor lo suficientemente importante es enviado al vacío de su cabeza, como si nunca hubiese pasado. Tal defecto la ha llevado a tener varios regaños por parte del abuelo, ¡pero no es su culpa que los días sean tan aburridos como para que su mente no le interese recordarlos! Vivir en un pueblo no es lo más emocionante del mundo que digamos, pero eso no significa que ella no aprecie su único hogar en el mundo.
Es solo que en su posición le es imposible llevar a cabo sus planes, tiene tantas cosas por hacer que literalmente puede hacer una hoja completa de esto y poner la frustración que es no poder cumplir con nada debido a sus incapacidades en cuanto a poder propio se refiere. Ella no es débil, para nada, pero compararse con los pesos pesados que hay en este mundo sería lo mismo que poner a una hormiga a pelear con un rinoceronte, simplemente no está a la altura. Pero eso no volverá a ser un problema, ahora está aquí, demostrando que ya tiene todo lo que se necesita para ser digna de poseer aquello que muchos anhelan, esa llave que le permitirá abrir la puerta a un mundo donde ella ya no será la hormiga. Y así podrá finalmente cumplir su misión de vida, esa razón por la que se esforzó tanto entrenando a través de los años.
—Aunque primero debo acabar con esto —este curso debe ser fácil para su cantidad de experiencia, ha vivido relacionada a la naturaleza desde siempre, sabe a la perfección cómo debe moverse a través de bosques y montañas como estas. No sabe mucho acerca de este lugar en realidad, una que otra vez lo ha escuchado pero nada que sea de su interés, irónico que sea aquí donde la estén poniendo a prueba.
Ya ha pasado un buen rato desde que esto comenzó, no tiene ningún reloj ni nada por el estilo que le pueda indicar la hora pero si tiene que andar adivinando puede deducir que han pasado ya como unos veinte o treinta minutos. Desde entonces no ha hecho nada más que moverse rápido hacia su destino marcado en el informador, es desafortunado que a pesar de eso no ha avanzado tanto como debería, ¿razón? Una en específico.
—Mierda. —Tiene que volver a detener su avance debido a otro asalto contra ella. En el momento que pasa de un salto un tronco caído en medio del camino para su no sorpresa un animal sale de la madera podrida hacia sus piernas. Una araña, con un tamaño perturbadoramente grande, lo suficiente para que le pueda rodear toda la pierna con su cuerpo. Para una persona común la velocidad a la que se mueve esta araña es lo suficiente para atraparla sin oportunidad de reaccionar, caso contrario a Ada que es un simple levantamiento de pierna izquierda para matar a ese gran insecto con un pisotón en la cabeza.
¿Se acaba con esto? Obvio no, a sus espaldas es escuchado el sonido de cuatro patas corriendo a ella. Al voltearse encara con un par de lobos abalanzándose con sus colmillos apuntando a su cuello, pero ambos animales también pecan de carecer velocidad. Ada procede a agacharse para sacar dos flechas para incrustárselas debajo de sus hocicos, atravesando sus pieles y así soltar un chorro de sangre mientras que ella los deja tirados en el suelo, muy cerca de la araña que acaba de matar. El chillido de sufrimiento perturba todo el silencio del bosque, hasta que sus dolores acaban junto con sus vidas.
—¿Qué pasa con la fauna de este lugar? No puedo ni dar cinco pasos sin que algún animal loco venga a atacarme. —revisando el estado de ambos lobos, Ada saca ambas flechas usadas para su asesinato, sacando un pañuelo blanco para limpiar la sangre en sus armas y guardarlas en el aljaba. En este tipo de situaciones no puede darse el lujo de perder alguna flecha sin sentido—. No actúan como deberían, atacan sin la más mínima vacilación o precaución como si no les importara su vida. No solo eso, también el sorprendente tamaño que tienen es algo que jamás había visto.
Una cosa que destaca sobre las demás es el extraño largo y forma que tienen las criaturas de aquí. Ambos lobos portan un tamaño que por poco no llegan a los dos metros, Ada con algo de suerte les llega al pecho siendo eso otro punto raro, su apariencia física no deja de ser la peluda de los lobos, ¡pero estos tienen casi que forma humanoide! La manera en las que tienen sus patas traseras les debía permitir andar fácilmente en dos patas, parecen en realidad como esos hombres lobo que ha visto en las películas. En cuanto a la araña se refiere pues su forma sí es la misma que las demás, es solo que su tamaño es exagerado, casi que tiene el tamaño de una silla.
—No pensé que habían animales de esta forma por aquí, cualquiera que no esté dispuesto a matarlos solo será alimento para ellos. —Este tipo de temas son interesantes para ella, es desafortunado que no hay tiempo para quedarse ahí parada pensar a profundidad.
Así que vuelve a correr. No siente presencia alguna que le pueda causar otra molestia al menos. Según el mapa digital debe ir recto hasta donde parece ser que hay una desviación hacia el oeste en el sendero, la luz lunar brinda una visualización adecuada para poder seguir sin precaución alguna, aunque pensándolo bien tampoco es que necesite mucha, se trata de ella.
—Al parecer nadie tomó el mismo camino que yo, tal vez decidieron no arriesgarse a perder el tiempo escalando.
Cuando comenzó su camino hacia la cima Ada fue obligada a tomar tres elecciones distintas por las cuales ir, un camino al este y otro al oeste junto a una última opción que fue el camino norte, los dos primeros caminos estaban siendo tapados con grandes paredes de boj para evitar ver lo que había más allá, por lo que para no perder tiempo metiéndose en esas molestas hojas tomó la vía rápida escalando la pared norte y así irse de frente, sus habilidades en cuanto a escalar se refiere son insuperables así que no fue problema alguno subir unos 15 metros en cuestión de segundos. Una gran sorpresa la recibió con los brazos abiertos en la cima, o más específicamente una boa constrictora con longitud de 6 metros esperándola ansiosa, a partir de ese momento es que sabía que esto no sería una simple carrera contra el tiempo.