Un extraño primer encuentro
Calma, paz y tranquilidad, ¿se puede definir así el ambiente con tremendo desastre frente a él? Lo único que suena en estos momentos es el agua cayendo en picada al gran charco donde se está. La sensación fría de sus zapatos le incomoda, pero eso no es comparable a la ola de dudas que hay en su cabeza, esta noche solo se torna más y más extraña. Frente a un boquiabierto Zenón se encuentra la figura de un chico arrodillado sobre la pila de dos animales en estado de inconsciencia, aunque eso es un poco debatible. Es difícil decir palabra alguna por la sorpresa y desconcierto de la situación, está de sobra concluir que él no esperaba que tal cosa sucediera, ni siquiera había escuchado algo.
Por un lado tiene que agradecer el hecho de que la aparición sorpresa ha hecho que aquel animal rabioso no lo va a estar atacando más, tal vez la única cosa positiva de esto, ya no hay peligro para su bienestar. Parece que este chico misterioso también se ha dado cuenta de su ''buena acción´´ por la forma en que se inclina un poco para observar al gorila albino.
—Oh, lo lamento, ¿interrumpí tu pelea? —Por segunda vez sus miradas se encontraron, solo que ahora esos ojos zafiro se ven confusos.
—No…no te preocupes, la verdad es que me ayudaste mucho.
—Ya veo. Bueno, me alegra que haya sido a él quien le caímos encima, hubieses pasado un mal rato si hubieses sido tú.
—¡Sí! En realidad me siento un poco mal por ese gorila, se nota que fue un gran golpe —Es penoso observar cómo terminó, jamás había visto a uno caer inconsciente y no pensó que algo así sea posible, resulta que las cosas no son siempre como se creen.
—Estará bien, solo dale un tiempo y se levantará de nuevo. —restándole importancia al asunto el muchacho se lleva las manos a los bolsillos de su suéter. Esa aclaración pone en alerta a Zenón otra vez.
—Si es así entonces no me gustaría estar aquí para cuando pase. —finalmente comienza a moverse después de su última, dirigiéndose a los arbustos donde había tirado su mochila con sus cosas durante aquel violento asalto. Cada paso que da es seguido por la mirada del joven presente junto a él.
—Lo mismo digo, estoy seguro que no estarán para nada contentos tanto él como el lobo que tiene encima —¿Enfrentarse a dos grandes animales enojados? Es un rotundo no gracias en su opinión, lo mejor será irse haciéndose el loco de aquí.
—Y hablando de eso, ¿te molestaría si te pregunto cómo es que terminaste cayendo en la espalda de ese lobo gigante?
La curiosidad no lo ha matado realmente, pero sí recorre por todo su ser.
—En resumidas cuentas: andaba caminando por ese gran bosque hasta que me di cuenta que iba en círculos, en eso fue que de la nada apareció para atacarme. Fue un poco problemático lidiar con un lobo tan insistente hasta que se abalanzó sobre mí y nos hizo caer hacia acá sin darme cuenta, intentó morderme el cuello pero conseguí ponerme a sus espaldas y utilizarlo de amortiguador.
—Vaya, y yo que pensaba que el gorila la había pasado muy mal —soltando una risita, le devuelve la mirada junto a una sonrisa de admiración pura—. Eres increíble para haber hecho tal cosa en el aire.
—Gracias, solo es cuestión de saber cómo moverme —Los halagos sobre sus habilidades siempre son bien recibidos de su parte—. Sin embargo, aunque sepa moverme en una pelea parece que no soy tan bueno moviéndome en esta montaña.
Lo último llama la atención de Zenón.
—¿Por qué? ¿No puedes encontrar el camino correcto?
—No es que no pueda, sino que parece que allá arriba no hay forma de avanzar —Una declaración que causa una reacción de confusión en su acompañante—. Trate de encontrar la salida pero cada sendero me llevaba al punto donde empecé, estuve dando vueltas en círculos durante media hora hasta que apareció ese animal para atacarme.
—¿Pero qué hay del mapa? Nos lo dieron para guiarnos.
—Esta cosa no me ayuda en nada, cada vez que avanzaba algo lo hacía enloquecer y para cuando se acomodaba ya estaba donde comencé. —levantando la mirada al nivel superior observa molesto a los árboles. Los mismos malditos árboles que han atestiguado cómo perdía su tiempo andando de aquí para allá sin ningún resultado, les ha comenzado a agarrar bronca sin ningún sentido. Cosas ilógicas que ocurren en momentos de estrés—. No entiendo qué pasa allá arriba pero lo que sé es que la salida no debe ser ahí.
Demonios, tal información no es nada buena para ambos.
—«No puede ser, creí que ese era el camino adecuado. Entonces si subo allá arriba no podré avanzar, ¿qué se supone que debo hacer ahora?» —Estando frente a un obstáculo así le es difícil idear un plan a seguir, y para colmo el tiempo no se le hace nada difícil en avanzar.
—¿Qué hay en los alrededores? —el chico junto a él hace una pregunta, llamándole la atención—. Tal vez haya un camino alternativo aquí cerca.
—Bueno, ese sendero de por ahí es por el que vine, lleva solo hacia al inicio. En cuanto al resto… —ambos le echan un rápido vistazo a todas direcciones—. Es un mundo de bambús, hay tantos y están tan juntos que sería muy difícil dar un paso entre ellos, no creo que haya un camino secundario o algo parecido.
La respuesta consigue que el chico se cruce de brazos.
—Tiene que haber una manera de salir de esto, no me creo que se hayan tomado la molestia de armarnos todo este camino solo para dejarnos estancados aquí. Debe haber algo qué hacer.
Si bien sus palabras tienen sentido, la situación de ambos no parece compartir la misma opinión. Teniendo confianza en sus palabras el chico de los mechones cobrizos se acerca hasta los alrededores para tratar de encontrar un camino a donde ir. Es muy desafortunado ver que lo que dijo Zenón es acertado, los bambús plantados en el lugar tienen un espacio prácticamente nulo entre cada uno, tanto que es imposible poner un pie entre ellos sin doblarlo de una manera muy incómoda. La luz lunar no es capaz de llegar al interior de ellos, causando que sea imposible ver más allá sin que la oscuridad domine toda el área, incluso si fuera un terco y decida moverse entre los bambús va a ser muy estúpido meterse sin pensar en una oscuridad así, es ir a morir gratis.