Mundo pequeño.
Bien, será mejor que piense detenidamente qué va a hacer para no salir con una flecha en medio del rostro. Para empezar: ¿por qué demonios tiene a una chica apuntándole con un arco? En las reglas que les dijeron no mencionaron nada de duelos entre participantes ni nada por el estilo, ¿cierto?
Esta situación no tiene nada a su favor, esa chica tiene la ventaja de estar en un terreno alto y sin agua al contrario de ella cosa que le molestaría si se viera forzada a moverse, añadiendo el hecho de que ya tiene un arma mortal frente a sus ojos mientras que ella tiene sus brazos agarrados de la orilla para no irse con la corriente, dos puntos clave que la dejan sin muchas opciones. Afortunadamente esos pensamientos de peligro podían irse, la muchacha con el arco al fijarse mejor en Jessica reacciona, bajando su arma lentamente.
—Oh, pensé que eras un animal salvaje o algo así.
Con la acción pasiva de su parte Jessica se queda unos segundos inmóvil, no estando muy segura todavía. Si ya no les está apuntando significa que no le hará nada, ¿verdad? Eso es muy tranquilizador.
—Gracias…por no dispararme —Unos agradecimientos raros, pero en realidad no tiene nada mejor que decir.
—Está bien, si hubieses hecho un mal movimiento ya estarías muerta.
Una declaración que deja a Jessica incomoda, incluso más de lo que ya estaba antes.
—Ya veo. —revisándose cada parte de su cuerpo ella se asegura de no haber recibido alguna herida significativa o algo por el estilo, la caída por esa pequeña cascada fue precisa, ni un solo rasguño—. Un momento, ¡eres la chica del tren!
La mirada de Jessica se sorprende al recordar la apariencia de la chica con el arco, quien por su parte se le queda viendo extrañada.
—¿Ahora de qué estás hablando?
—¡Vamos! ¿No me recuerdas? Estuvimos en la misma mesa mientras veníamos hacia acá.
Un silencio absorbe la conversación, las dos no dejan de mirarse de maneras diferentes. Jessica no dice nada más esperanzada de que la memoria de su compañera le resuelva el asunto. Joder, recordar cosas tan irrelevantes como esta es muy difícil para la chica del arco, y peor cuando la mayoría del viaje se la pasó mirando la ventana o durmiendo. Son unos muy incomodos momentos hasta que un rayo de luz pasa por su cerebro, logrando memorizar la figura de un cabello amarillo mostaza durante la gran cena que tuvo antes de que la prueba comenzara.
—Ya creo que te recuerdo, eres la rubia que se sentó de último en la mesa, junto al raro ese con el pelo medio pintado —Si bien no le suena su rostro, todavía es capaz de recordar esa voz femenina que apareció de repente y cómo el chico frente a ella se le quedó mirando pensado que fue quien le habló.
—¡Así es! La misma. —responde junto a un asentimiento, no es la forma como esperaba que la recordara pero es mejor que nada.
—Un mundo pequeño al parecer —En realidad no es que le importe mucho el que se hayan vuelto a encontrar, con solo decir que ni siquiera la recuerda del todo es suficiente. Por el lado de Jessica, ahora es que se da cuenta que tendrá que lidiar con el problema de estar mojada de pies a cabeza.
«Maldición, tener que andar así por el resto de la prueba va a ser un problema», sus pensamientos de preocupación no tardan en llegar. Tal vez el estar mojada no signifique algún problema para sus habilidades físicas, pero la incomodidad y el frio por los que pasará sí que lo serán.
—¿Puedes explicarme cómo es que terminaste saliendo de ese agujero de allá arriba? —Retomando la conversación, la chica arquera señala hacia el círculo por donde llegaba el agua del rio.
—Es algo raro de explicar, estaba avanzando por el Jardín Minado hasta que llegué a una parte donde tenía que tomar una decisión, seguir con el largo camino o tomar un atajo. Y bueno, decidí tomar el atajo.
Efectivamente, una explicación que la otra no entiende nada.
—Así que: ¿te metiste en un túnel con agua así sin saber si es seguro, sin preguntarte a dónde podrías o cómo podrías llegar a parar? ¿Solo porque te dijeron que era un atajo?
—Realmente no supe lo del agua hasta que entré…
«Y yo que pensaba que era la que no se preocupaba por su vida», con una carcajada mental ella deja pasar las ganas de burlarse. Solo por poco respeto no se atreve a decirle lo que piensa de su forma de tomar decisiones.
—No me imaginé que caería dentro de un rio subterráneo, mucho menos que me traería hasta aquí. Hablando de eso: ¿dónde estamos? —El cambio de apariencia en el ambiente es muy drástico, pasar de una réplica casi exacta de un desierto a un típico bosque con un rio no es algo que la ayude a ubicarse en lo poco del mapa que su cabeza puede recordar, así que es mejor revisar el físico para comprender su posición.
«Espera, ¡¿en dónde está el informador?!», sus pensamientos se sobresaltan al no poder sentir el objeto donde lo había guardado antes. Buscando meticulosamente en cada parte de su cuerpo es que se da cuenta de la realidad.
—No, no puede ser. —Con total vergüenza de sí misma, Jessica se tapa la cara con su mano sintiéndose verdaderamente estúpida por lo que está a punto de declarar—. ¡Perdí el informador!
—¿Lo…perdiste? —Sí, ella la había escuchado bien, solo que le cuesta creerlo.
—¡Sí! Lo tenía conmigo antes de haber entrado en esa tumba pero, pero… —Incluso si es terca y sigue buscando, la realidad no cambia en ningún sentido—. ¡Pero ya no está!
«¿De verdad esta chica es tan estúpida como creo?», con el ceño fruncido la arquera se propone un serio debate mental sobre la posibilidad de que la chica junto a ella sea una verdadera idiota, parece que sus sospechas pueden ser ciertas.
—Osea que: sabiendo de la importancia que tiene esa cosa para esta prueba, ¿ni siquiera te preocupaste por mantener esa cosa segura cuando tomaste esa apresurada decisión?