Capítulo III
Aves y tejados.
1
Nico se me ha quedado mirando muy fijamente, tanto que me incomoda.
- Estúpido hombre, nos puso en peligro por querer salvar su trasero, la existencia de gente como esa no vale la pena, por eso no le deje entrar- se me salió de la nada para romper el silencio y también para excusar mis acciones.
- Era mi vecino, era mecánico, no era mal hombre, solo sufría de nervios y depresión y vivía solo, sin nadie que lo apoyara-
- Gente de ese tipo no es capaz de sobrevivir en un mundo así, está más que Claro-
Antes de que él pudiera reprocharme algo, me puse a caminar sobre todo el techo para analizar nuestra situación. Como lo supuse desde un principio, estamos perdidos
No hay forma alguna de salir de esto, gente como ese hombre no podría vivir mucho tiempo, pero eso no me convierte a mí en una experta en supervivencia, es muy probable que viva tan solo unas horas más de lo que él vivió y mi muerte será mucho más dolorosa, estoy muy segura de ello.
Han pasado varias horas y ya está amaneciendo. Nosotros seguimos en el techo y esas cosas siguen allí abajo, intentando derribar la puerta, en una media hora lo lograran, estoy segura y otro grupo de ellos está simplemente dando vueltas, como si estuvieran esperando a que los demás derriben esa puerta, claro, ¿que mas podrían hacer?, ya no son humanos, ya no se preocupan por el trabajo, la escuela, los deberes de la casa, cocinar, lavar y esas cosas, ahora simplemente quieren comer, comer y seguir comiendo.
Sigo sin saber qué hacer, Nico ha colocado su mochila como almohada y se ha dormido, ¿cómo puede dejarme sola en esta situación? El reloj corre, no nos queda mucho tiempo y en cualquier momento derribaran esa puerta y saldrán al patio trasero.
Lio se ha despertado de su sueño muy juguetón, se ha puesto en posición para cazar y ya he vislumbrado su objetivo, un pequeño gorrión que está al borde del tejado, muero por ver esta escena, aunque ya sé cómo termina.
El pequeño Lio se acerca lentamente hacia su presa, recuesta su estomago sobre el frío tejado y se arrastra un poco más, el gorrión ya lo ha visto pero creo que él también quiere divertirse un poco.
Pasan unos minutos de suspenso hasta que, ¡EL PEQUEÑO LIO DA EL SALTO!
Como ya sabía que pasaría el gorrión ha subido a unos cables de luz con algunos de su propia especie, se han puesto a cantar casi como burlándose de Lio.
De repente deje de escuchar los golpes en la puerta, lo cual me pareció bastante raro, si llevaban horas golpeándola sin cansarse, ¿porqué justamente ahora se detuvieron? Imitando las maniobras de Lio, me acerqué sutilmente al borde del tejado y los vi, estaban observando fijamente a los gorriones que cantaban, algunos lanzando dentelladas como si pudieran alcanzarlos con tan solo mirar para arriba. Luego, aquel gorrión que había escapado de la “muerte” dio unos cuantos brincos por el cable y saltó al techo de al lado y allí se quedo mirándome fijamente.
Casi de la nada me surgió una idea, desperté a Nico y le supliqué que me ayudara a subir las escaleras al techo.
- Sé lo que estas pensando, está muy lejos - exclamó Nico.
- Soy mujer, siempre tengo la razón - exclamé casi entre risas.
Supongo que él pensó que haría un puente entre techo y techo con las escaleras, pero en verdad está muy lejos.
- Mi idea es un poco más arriesgada - le dije. - Te la tengo que explicar y la tienes que entender muy bien, de lo contrario alguno morirá-
- Te escucho -
- Ves aquellos gorriones, parecen tener interés por ellos, mi idea es, hacerlos volar, ellos se distraerán por algunos segundos, algunos tal vez los persigan pero no importa, antes de eso necesitamos bajar la escalera hasta el jardín del vecino, y en cuanto ellos se distraigan nosotros bajamos en silencio, movemos la escalera hasta la pared y subimos al tejado, de allí movernos de casa en casa por encima de los techos será más sencillo, ya que la mayoría se encuentran aquí -
- Estas completamente loca, no voy a seguirte -
- Bien, iré yo sola - he escuchado como han vuelto a insistir con la puerta - En algunos minutos entraran y si te quedas aquí, morirás -
- Debe haber...-
Antes de que Nico terminara de hablar hemos escuchado la puerta caer.
- Es hora, algunos ya están adentro, bajemos las escaleras y distraigamos a los que quedan afuera -
Sin dejarlo pensar les arrojé unas piedras a los gorriones, los cuales se dispersaron por todos lados, la escalera apenas llegaba al otro lado, era pesada, nos tardaríamos al menos un minuto en moverla y colocarla de vuelta para subir al tejado del vecino. Estaremos demasiados expuestos, tal vez es demasiado arriesgado, Nico estaba en lo cierto.
Cuando termine de preocuparme ya había puesto mi pie en el otro jardín y Nico estaba a mitad de camino con Lio en sus manos. Cuando Nico posó sus pies en el suelo comenzamos con la otra parte del plan, de nuevo subir al tejado. Primero Nico y Lio, luego yo, pero en cuanto iba casi por el último peldaño Nico empezó a gritar y me detuve.
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Editado: 29.03.2020