Esas fueron las últimas palabras que mi compañero de asiento que me dedicó, aún me pesan en el corazón leerlas, nunca tuve el valor de contestarle y explicarle toda la verdad de cómo termino todo, ni mucho menos el porque.
Pasado
Ya llevaba un mes en Corea y poco a poco logre una rutina que me acomode. El estudio es un tema aparte, lo que hacia antes, era un juego de niños. Por mucho que estudie y trate de entender ciertas materias, siempre estaba detrás del resto de mis compañeros, cuando llego el primer boletín de calificaciones y mis padres lo vieron, decidieron ponernos a mi y a mi hermano un tutor privado para revertir dicha situación.
Sigo sin saber como se llama el pelinegro que se sienta todos los días a mi lado, necesito de su ayuda en matemáticas, que quedo toda colgada y él que lo único que hace es dormir y entiende todo. Que injusta es la vida.
Me deja muy claro que aun no supera el golpe que le di en la cabeza, sobre todo en las mañanas que llega y lanza sus pertenencias entre mi mesa y la de él, ni hablar de la cara que me da, pero tengo una estrategia para llegar a un acuerdo, se acerca el examen de mate y necesito de su ayuda inmediata. Le pregunto a Jess si sabe cual es la golosina favorita del grinch y corro a comprárselas.
~ Toma — le arrojo a su regazo los paquetes de comida que le compre mientras me seco el sudor de mi frente. Yo no suelo correr, lo detesto, eso de estar sudada no va conmigo.
~ ¿Quieres que me coma esto sin hacerle antes una prueba para saber si esta envenenado? No gracias, mi vida vale más que todo esto. — Lo toma y lo lanza a mi puesto, mientras me da la espalda y se acuesta sobre su mesa.
~ Mira grinch — le digo esto y se da la vuelta mientras apoya su enorme cabeza en su mano mientras levanta una ceja. Aquí vamos, round 2. — que tú seas un mal genio sin sentido del humor y que no entiendas que esas cosas que te di es mi forma humilde de venir ante ti y pedirte perdón, no es mi problema.
~ Si quieres pedir perdón por tus manos sin control, por lo insoportable que ha sido estar a tú lado, con lo que me acabas de traer, no será suficiente, ni nada, estar cerca tuyo es un infierno. Mejor anda a devolver lo que acabas de traer, no quiero nada de ti. —Juro que trate de controlar esta vez mis manos, ver su cara con odio mientras me decías esas cosas fue insoportable, no podría creer como que de esa cara de niño bueno podría caber tanta maldad, mientras mi mano hacia contacto con su cabeza, mis ojos se llenaban de lagrimas y antes de que él podría verlas, me las seque y le decía.
~ Solo quería paz entre nosotros, pero veo que eres un tonto y que tú maldad y amargura supera hasta el verdadero grinch, lo has superado sensei grinch. — Le replico y me voy de ahí antes que más lágrimas caigan en contra de mi voluntad. Oigo como la silla chirriaba contra el suelo y decido salir lo más pronto posible.
Estando más tranquila y calmada me doy cuenta que mis intenciones no era solamente por la ayuda que pude haber obtenido, sino, que simplemente quería estar más cerca de él, quería su perdón, puedo ser pesada, hostigosa, irónica, no quería que ese sujeto tuviera una mala impresión mía siendo que apenas me conozca, pero después de nuestro encuentro, ya me da igual, si el quiere creer que a su lado tiene a la mismísima Reina de Inglaterra que se lo crea, me importa un reverendo huevo que piense. Siempre me ha importado lo que el otro piense de mi, pero más que eso, creo que por fin me puedo dar cuenta que no estoy tan adaptada a este nuevo país como yo creía, estoy sintiendo los choques de cultura, si no fuera por Jezz, estaría sola en los recesos, en la hora de almuerzo o en los mismos trabajos, no hablo mucho con mis compañeros de clases, por mucho que pueda hablar el idioma - es mi segunda lengua ya que mi madre es coreana- tengo problemas de comunicación, hay ciertas cosas que no logro entender y que me dificultan mi día a día y creo, que hoy por fin, todo me colapso, la pelea fue quien rebalsó el vaso y quien lamentablemente pagó mi rabia y frustración.
Decido quedarme en la azotea por el resto del día, en estos precisos momentos, lo menos que quiero es tomar apuntes, escuchar sobre como las células se reproducen y estar con el idiota de mi compañero de asiento.
Veo como las nubes pasan sobre mi, por momentos creo que si estiro mi manos podría hasta tocarlas, pero se que es eso es imposible y dejo de estirar mi brazo.
Siento como vibra mi celular y puedo leer que un mensaje de Jezz preguntando donde estoy, le respondo y tenemos una larga conversación acerca de lo sucedido. En vez de hacerme sentirme mejor como despedazamos al tipo ese amargado, me hace peor, caigo en cuenta que si me importa lo que el piense sobre mi, no me gusta saber que le caigo mal a alguien, es verdad que es imposible caerle bien a todo el mundo, pero con el hecho de saber que caigo mal a alguien, me hace preguntar que error cometí.
Cuando vuelvo al aula a recoger mis cosas he irme a casa, ya no hay nadie por el edificio de los de último año, ordeno mis pertenencias, desenredo mis auriculares mientras camino y me preparo para la caminata que se me viene, no esperaba verlo ahí afuera. Paso olímpicamente de él pero fue imposible, me toma por la parte de atrás de mi mochila y tira hacia el.