EN LA ACTUALIDAD.
CIUDAD DE NUEVA YORK.
DIARIO DE KIM TAEHYUNG.
Querido Diario, Daniel ha sugerido que te use para facilitar las crónicas de los acontecimientos en mi vida que me han llevado a ser el individuo inadaptado que soy ahora. Él quiere que me fije en algunas relaciones nada sanas que me hacen ponerme deprimido y emocionalmente no disponible, para que pueda empezar con lo gordo de mis arrepentimientos:
Jeon Jungkook.
La primera vez que lo vi, estuve simulando sexo con alguien que acababa de conocer.
Guau. Eso suena mal.
Déjame explicarlo.
Me encontraba realizando una audición por un lugar en la universidad The Grove de Artes Creativas, una universidad privada que ofrecía cursos de danza, música y artes visuales, y también alojaba una de las más prestigiosas escuelas de drama en el país.
Construido sobre los huesos de un antiguo huerto de árboles frutales, se hallaba localizado en Westchester, Nueva York, y en la historia reciente, había entrenado a algunas de las mayores prodigiosas estrellas del teatro y de la pantalla de América.
Yo había estado soñando con estudiar allí desde siempre, así que en mi último año cuando todos mis amigos se encontraban solicitando puestos en universidades para ser doctores, abogados, ingenieros y periodistas, yo envié una solicitud para ser actor.
The Grove fue mi primera opción por muchas razones, en particular, porque se encontraba en el otro lado del país lejos mis padres.
No es que no quisiera a mis padres, porque lo hacía. Pero Chaewon y Chansung tenían ideas muy específicas acerca de cómo debo vivir mi vida. Debido a que yo era hijo único y, por tanto, programado para hacer cualquier cosa y todo para ganar su aprobación, básicamente vivía a la altura de todas sus ideales poco realistas.
En el momento en que llegué a mi último año, nunca había bebido alcohol, fumado cigarrillos, comido nada que no fuera la basura vegetariana saludable, pero sin sabor, de Chaewon, ni dormí con un chico. Siempre estaba en casa cuando se suponía que debía estarlo, incluso si era para que pudieran ignorarme los dos por completo, o criticarse el uno al otro, o no estar allí en absoluto.
Mi madre era mecánica. Ella siempre se sintió como si debiera mejorarse a sí misma, o a mí. Yo era torpe, así que me inscribí en clases de ballet. Yo era gordito, por lo que ella veía cada bocado que comía. Yo era tímido, así que me hizo ir a clases de teatro.
Odiaba todo lo que me obligaba a hacer, salvo el teatro. Eso se quedó. Resulta que yo era bastante bueno en eso, también. ¿El fingir que era otra persona durante unas horas? Sí, sacudió mi mundo.
La principal contribución de Chansung a mi educación consistió en establecer normas estrictas acerca de dónde podría ir, lo que podía ver y lo que podía hacer. Aparte de eso, no me hacía caso a menos que yo estuviera haciendo algo muy bien o muy mal. Aprendí rápidamente que había menos gritos y menos encerramientos cuando hacía las cosas bien. Obtener buenas calificaciones le hacía feliz. Lo mismo que ganar premios por el teatro y oratoria.
Por lo tanto, he trabajado duro. Más duro de lo que un hijo debería hacer para llamar la atención de su padre. Es seguro decir que todos mis comportamientos obsesivos perfeccionistas procedían de él.
Mis padres no estaban contentos con mi plan de ir a la escuela de teatro, por supuesto. Creo que las palabras exactas de Chansung fueron: "Y una mierda." A él y a mamá les parecía bien que actuara como un pasatiempo, pero con mis notas, podría haber tenido mi elección de profesiones muy bien pagados. No entendían por qué desperdiciaría una vocación en la que el noventa por ciento de los graduados universitarios eran siempre desempleados.
Los convencí para que me hicieran una prueba negociando que también solicitara para el programa de Derecho en el Estado de Washington. Eso me compró un billete de avión de ida y vuelta a Nueva York y la débil esperanza de dejar de buscar la aprobación detrás.
Sabía cuando empecé el proceso de solicitud que mis posibilidades eran escasas, pero tenía que intentarlo. Había otras escuelas a las que me hubiera encantado asistir. Pero quería lo mejor, y The Grove lo era todo.
*
HACE SEIS AÑOS.
WESTCHESTER, NUEVA YORK.
AUDICIONES EN LA UNIVERSIDAD GROVE.
Mi pierna está temblando.
No temblando.
No estremeciéndose.
Sacudiéndose.
Incontrolablemente.
Mi estómago se está atando en nudos, y quiero vomitar. De nuevo.
Estoy sentado en el suelo con la espalda contra la pared. Invisible.
No pertenezco a este lugar. No soy como ellos.
Son atrevidos, escandalosos y parecen cómodos usando la palabra mierda. Fuman un cigarrillo detrás de otro y tocan las partes íntimas de cada uno, aunque la mayoría de ellos se acaban de conocer. Se jactan de los espectáculos que han hecho, las películas en las que han estado y los actores famosos que han visto, y me siento aquí cada vez más pequeño, cada segundo, a sabiendas de que lo único que voy a lograr hoy es demostrar lo inadecuado que soy.
—Entonces, el director dice: "Jennie, el público necesita ver tus encantos. Tú dices que te dedicas a tu oficio, y sin embargo, tu sentido equivocado de la modestia dicta tus opciones.”
Una pelinegra alegre es el centro de atención, contando historias de guerra teatrales. Las personas reunidas alrededor parecen cautivados.
Realmente no quiero oírlo, pero ella habla tan alto que no puedo evitarlo.
—Oh, Dios mío, Jennie, ¡¿qué hiciste?! —pregunta una pelirroja, su cara retorciéndose de emoción exagerada.
—¿Qué podía hacer? —le pregunta Jennie con un suspiro—. Le chupé la polla y le dije que no me iba quitar la blusa. Era la única manera de proteger mi integridad.