PRESENTE.
CIUDAD DE NUEVA YORK.
DIARIO DE KIM TAEHYUNG.
¡Buenas noticias! Jungkook quiere que volvamos juntos, ¡estoy mágicamente curado y estamos listos para vivir felices por siempre!
En caso de que no lo hayas notado, lo escribí sarcásticamente.
La verdad es que, por mucho que crea que Jungkook cambió, no es suficiente.
Si tan solo pudiera volver el tiempo atrás y rogarme a mí mismo no enamorarme tanto de él. No es que mi joven yo hubiera escuchado. Sabía que estaba dañado, pero pensé que lo que teníamos era lo suficientemente fuerte como para suavizar todas las fisuras y grietas.
Por un tiempo, así fue, pero fue solo una ilusión, como cuando la nieve cubre gigantes pozos, haciendo lucir al suelo perfecto y sólido.
Jeon y yo nunca hemos sido sólidos. Siempre estamos tambaleándonos en el borde de nuestras inseguridades.
Y ahora, él pidiéndome caminar por este camino resbaladizo nuevamente, y él está tomándose tantos cuidados conmigo, que estoy tentado a creer que es seguro.
El problema es, no importa cuán cuidadoso él es, siempre voy a recordar las otras caídas, y no importa cuánto me diga que él es diferente, siempre voy a saber que fue a mis expensas.
Se necesitó romper mi corazón dos veces para concederle a él la revelación lo suficientemente fuerte como para hacerlo cambiar. Malditamente bueno para él.
¿Quién va a concederme la mía?
[•••]
Estoy en el bar y disfruto mi Vodka. Es mi tercero y finalmente estoy empezando a sentir menos. O quizá estoy sintiendo más. Es difícil de decir.
Puedo escuchar a mis compañeros en la esquina más alejada del restaurante, riendo y hablando. Ellos están celebrando nuestro movimiento al teatro la próxima semana. Ensayo técnico. Preestreno. Intentando hacer una presentación tan perfecta como se pueda antes de que el mundo nos juzgue en nuestra noche de estreno.
Debería estar con ellos, pero no estoy de humor.
Marco levanta su copa hacia mí y sonríe. Muy feliz con lo que creó. En el escenario, Jungkook y yo somos impecables. Eso hizo que esté seguro de mis habilidades.
Le devuelvo la sonrisa antes de mirar mi bebida.
Él no se da cuenta de que está confiando en alguien, cuyas emociones la están asfixiando poco a poco.
Profundas risas retumban a través de la habitación y me volteo para ver a Jeon riendo entre dientes mientras Marco realiza salvajes gestos. Él luce muy feliz.
Termino mi trago y pido otro. Tal vez el cuatro sea mi número de la suerte.
Un hombre se sienta en el taburete junto a mí. Me sonríe y ordena un whiskey. Él luce un poco como Jungkook. Cabello oscuro y ojos oscuros. Atractivo. Traje caro. Corbata floja, camisa desabrochada.
Debo estar mirándolo fijamente porque me echa un vistazo mientras el camarero le entrega su trago. —Me ofrecería a comprarte uno, pero luce como que ese aún sigue fresco.
Parpadeo y miro hacia otro lado. —Uh… sí, estoy bien.
—¿Estás aquí solo?
Eso no es lo que él está preguntando, pero respondo de todas maneras.
—Estoy aquí con amigos —digo y gesticulo hacia la mesa ruidosa en una esquina. Jeon está haciendo una imitación de alguien. Posiblemente de Jack Nicholson.
El extraño asiente. —Ah. ¿Tomando un descanso de la diversión?
—Algo así.
Calor sube por mi espina dorsal y me volteo para ver a Jeon, su mirada aguda y ardiente atraviesa el cuarto. Se detuvo en medio de la improvisación. Sentí sutiles miradas de su parte toda la noche, pero esta es diferente. Ya no estoy solo.
Lo recuerdo antes de su cambio de personalidad. Siempre tan celoso.
Me vuelvo hacia el bar e intento ignorarlo.
El desconocido se inclina y el whiskey en su aliento lo hace oler como Jungkook.
—Eres demasiado lindo para estar solo —dice—. ¿Hay algo que pueda hacer para ayudar?
He oído variaciones de esa frase incontables veces a lo largo de los años y en muchas de esas ocasiones dejé a esos hombres ayudarme. Y cuando los follaba, lo hacía desesperadamente. Usándolos y odiándolos por no ser Jungkook. Odiándome más por seguir queriéndolo tanto.
Odiándolo a él más que nada.
El desconocido sigue esperando por una respuesta, con la esperanza de que mi estado emocional dé como resultado a él follando. En el pasado, probablemente hubiera sucedido.
—Solo voy a beber por un tiempo— le digo y sonrío, consciente de que Jeon está mirando cada uno de mis movimientos—. Pero gracias por la oferta.
Toco su brazo. Comienzo en el tríceps y bajo hasta el codo. Mis palabras dicen “no” pero ese toque dice “quiza”. No quiero decir “quiza", pero Jungkook no lo sabe y a lo mejor quiero que él se retuerza. Tal vez soy lo suficiente malvado como para comprobar su recién-encontrada serenidad y ver si él realmente cambió tanto como dice.
Charlo con el extraño. Le doy una tímida sonrisa.
La mirada de Jungkook me quema cada segundo que continúo. Eso me conforma enfermizamente.
Me pregunto cuánto voy a tener que empujarlo antes de que se rompa.
Otro coctel, más conversaciones. Puedo sentir la frustración de Jungkook como una onda en el aire, vibrando en mi contra, diciéndome que lo que estoy haciendo está mal.
Es hiriente.
Vengativo.
Después de cinco cócteles he perdido la capacidad de que me importe. El desconocido tiene su brazo alrededor mío mientras susurra en mi oído. Me dice cuán lindo soy. Lo mucho que me quiere.
Me río, porque no me siento lindo. Me siento como basura.
El hombre me da un suave beso en el cuello. No le digo que pare. Cuando él lo hace de nuevo, Jeon aparece detrás de mí, sus músculos apretados y su expresión amenazante.
—Bien, Taehyung. Tiempo de irnos.
—Espera un minuto, amigo —dice el extraño y aprieta su brazo alrededor de mi cintura—. Él y yo estamos teniendo una conversación.