Mamá se fue de Viaje

Capítulo 4. Vito

–¡¿Cómo que no puedes?!

–Prometo…prometo explicarme.

–¿Estuviste llorando?

–Ana…

–Vito, sabes lo importante que es esto para los dos. ¿Sabes qué pensarán de ti cuando se enteren que decidiste no venir?

–Ana, no es yo “decida” no ir, hay una situación de fuerza mayor que me complica la situación.

Y me preocupa con creces que la señora Ine, la abuela de los niños, pueda escucharme hablar con Ana en este instante.

Porque realmente una parte de mí me sugiere que quizá la mejor idea será ir en la dirección que señala mi corazón, a esa reunión con la productora y afrontar esa oportunidad magnífica, pero realmente no puedo.

–Amigo, ¿puedes al menos decirme qué sucede?

–Te… Te lo voy a decir.

–Sabes que este guion es un ochenta por ciento trabajo tuyo, ¿verdad? Aunque hayas decidido un registro a medias, reconozco la importancia de lo que haces por este trabajo y que no pienso dejar de lado el inmenso talento que cargas.

–Gracias, Ana.

–No te haré cambiar de opinión, ¿verdad?

–Lo siento, si quieres nos vemos luego, puedes venir a casa a última hora o a la noche hacemos un llamado.

–¿A la noche? Hombre, muero de ganas por llamarte apenas salga.

No estoy realmente seguro de estar cien por ciento disponible para cuando eso suceda, pero convengo favorablemente a la alternativa:

–Nos escribimos, ¿sí?

–Te quiero, amigo.

–Y yo a ti.

Cuelgo y salgo de la cocina para encontrarme a la señora Ine esperando por mí con el móvil en una mano.

–El Uber está abajo. Nos espera para ir a la cafetería.

Donde están mis hijos.

Rayos, solo hacerme una idea de lo que esa palabra significa comienzo a sentirme sumamente aterrado. No justifico mi desaparición a medias en este tiempo que solo me hice cargo de la vía económica respecto de la que se supone que es mi familia, pero aún así no estoy al día en lo que a pagos implica y Lucía jamás me hizo problema alguno al respecto, ni siquiera cuando pasaban meses completos y yo recién me aparecía con migajas porque juntaba hasta los últimos centavos. ¿Con qué cara podría presentarme y decirles a dos criaturas que este fracaso de persona es nada menos que su padre?

Llevo mucho tiempo sin ver a Fatma, de hecho puede que ni siquiera se acuerde de mí, pero a Lucas realmente no podré reconocerlo, lo vi cuando nació y me sentí tan apenado de no poder responder por él como el padre que realmente se merece que le planteé a Lucía en su momento entregar al bebé en adopción porque merecía un mejor pasar y no tardaría en conseguir una familia perfecta porque es un niño maravilloso.

Lucía lo consideró.

Y lo desestimó.

Peleamos luego de eso, pero en cuanto inicié nuevamente mi trabajo activo con la gestión de las redes para la productora escribiendo su estrategia, puede pasarle dinero y eso ayudó a que volvamos a hablar.

Quizá su madre tenga razón.

Quizá Lucía realmente me amaba y yo era el problema entre los dos.

No paro de darle vueltas al asunto ni de dejar de lado las severas punzadas de culpa que tengo clavadas en el pecho mientras nos encaminamos a la cafetería y llegamos. No es difícil de discernir a dos niños pequeños alrededor de una mesa con una empleada cuidando de ellos mientras va y viene atendiendo.

Los veo ahí tan vulnerables.

Tan desprotegidos.

Tan solos.

Por todos los cielos, están completamente solos en el mundo y soy la última esperanza de que puedan salir adelante cuando a duras penas soy capaz de sacarme adelante a mí mismo.

¿Cómo conseguiré hacerlo?

Mi móvil comienza a vibrar sacándome de la visión de túnel en la que me he metido.

Acto seguido miro mi móvil y descubro que tengo llamadas insistentes de Ana.

También una notificación de la app de mi banco.

–Vamos, Vito–insiste Ine a mi lado.

Pero no me puedo creer lo que estoy viendo.

Un menaje de Ana…

“¡Nos dieron una primera seña de veinte mil dólares! ¡El trato está cerrado, solo consta tu firma!”

¿Una primera seña?

Acabo de recibir una transferencia de diez mil billetes verdes.

¿Esto es una realidad?

Levanto la cabeza y los veo ahí.

Me necesitan.

Y yo prometí que entraría a su vida en el momento que pueda hacerme cargo.

Puede que este apenas sea el comienzo.

Sí.

Tengo una sensación certera en mi pecho de que esto apenas está por comenzar.

 



#2132 en Novela romántica
#859 en Otros
#266 en Humor

En el texto hay: humor, romance, padre soltero

Editado: 03.01.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.