Mamá se fue de Viaje

Capítulo 5. Fatma

Nonina llega con él.

Tía Beba se acerca para ver si necesitamos algo, pero al momento que me doy la vuelta mirando fijo que acaba de llegar mi abuela con un hombre que es alto, tiene ropa de señor y se acomoda las gafas grandes cuando andan hasta nuestra mesa.

Me pone un poco nerviosa ver que están cerca, mamá dijo siempre que nunca hablemos con extraños, pero este extraño si viene con la abuela se supone que no lo es entonces, ¿verdad?

–Ay, cariño.

Tía Beba me mira ahora a mí, me besa en lo alto de la cabeza y luego le da un beso a mi hermanito.

–No se preocupen, estará todo bien–nos dice la amiga de mamá. Se va hasta mi abuela con el señor, hablan y me gusta que estemos solos un ratito con mi hermanito para poder explicarle todo.

–Cosi, ¿te acuerdas que te dije que mamita se fue de viaje? Bueno, te prometí que nos mandaría un papá. Dice la abuela Nonina que es ese papá el que ha ido a buscar, se lo mandó mamá.

Lucas sigue aferrado a una masa dulce que nos ha regalado el jefe de mamá y de la Tía Beba.

Tira un poco y se ensucia lo cual me pone un poco mal.

–No, no–le digo–. Tienes que portarte bien.

Busco una servilleta para limpiarle las manitos, pero no se deja, se enoja y me sacude la masa dulce en la cara.

–¡Nooo, bobo!–le grito, enojada.

Me llevo las manos a la boca en cuanto los tres nos miran a nosotros y me arrepiento de haber gritado.

Mamá dice que no tenemos que llamar la atención, que tenemos que ser buenos, estar quietos y la gente nos va a querer mucho, pero también nos dice que juguemos y que no peleemos.

Todo lo que no estamos haciendo ahora.

Lucas se larga a llorar y esto me pone mal. Más todavía. No quiero que no nos quiera, si él ve que nos portamos mal se va a ir.

–No, bobo. Ya calla.

–Bbbuuurrrbrrrruuuuuaaaaaa.

Sigue gritando y soltando baba, ahora todos en el café nos están mirando y pienso que no lo tendría que haber retado.

Ellos vuelven a caminar.

Nonina le dice algo al hombre y siguen hasta la mesa donde estamos nosotros y me dan ganas de llorar también cuando les explico:

–¡Le dije que no tire la masita! 

–No pasa nada, cielo.

Tía Beba toma a Lucas en brazos.

–Tranquilo, corazoncito. Ahora te buscamos otra.

–Bbbuuurrbburr.

Ella le limpia un poco las babas y el muy payaso deja de llorar. Ahora que me ha hecho pasar vergüenza seguro que voy a ser yo a la que le reten.

Pero no.

Nonina, en vez de retarme, se agacha y me besa en la frente para luego señalarme al señor que se acomoda sus gafas y la chaqueta que le queda super grande.

Parece que es un hombre bueno.

–Cariño…

La abuela me habla, pero hago algo que tengo muchas ganas de hacer desde hace mucho tiempo.

Me levanto, camino hasta él.

Parece ser que hubiera visto a una cucaracha porque se asusta.

Pero se queda en el lugar.

Está nervioso, pero creo que no más que nosotros así que si le hablo, seguro que le voy a poder ayudar:

–Señor, hola. ¿Usted es Vito, no? Pues sí. Entonces, bienvenido, papá!–. No dice nada, creo que tengo que arreglarlo–: Perdone a mi hermano, es un llorón, pero le prometo que nos podemos portar bien. ¿Cierto, Nonina?

 



#2151 en Novela romántica
#848 en Otros
#268 en Humor

En el texto hay: humor, romance, padre soltero

Editado: 03.01.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.