Cuando mamá llega a la casa, la veo preocupada. Bueno, siempre tiene una carita de preocupación que me hace sentir super mal, pero intento no mostrarme todavía peor que ella. Le acerco un dibujo que hice y ella lo acepta con una sonrisa muy bonita que me alegra que le pinte la cara así de bien.
–Mami, ¿te gusta?
–Sí, cariño. Es hermoso. ¿Somos nosotros?
–Siii, para cuando vaya a la escuela. Ahora que estoy anotada para ir a la escuela, esta de acá soy yo cuando esté entrando a las clases. Al lado está la maestra.
–¿La maestra tiene la bandera? Vaya, parece saca de una revista de modas.
–¡No, mami! ¡Eres tú!
–¿Yo? Waaao. ¡Qué piernas más largas!
–¿No te gusta?
–¡Me encanta!
–Je, je. Gracias. Y este de acá es Lucas. Está en el carrito para cuando vayan a verme en los actos, yo voy a saludarlos cuando me toque leer adelante de todos los compañeritos.
–Vaya, me encanta que seas una buena alumna.
–Como tu madre, ella siempre fue una mujer brillante. Lástima que decidió creer en un hombre que la hizo equivocarse una y otra vez.
La Nonina aparece, pero no entiendo muy bien por qué dijo eso. Como sea, le sigo explicando a mamá acerca de los dibujos.
–Te voy a hacer otro para que te lleves al trabajo y este lo dejamos acá, ¿sí? ¿Te parece, mami?
–Por favor, cariño. ¿Ya cenaron?
–¡Te esperábamos a tiii!
–Apenas encontré algunas pocas cosas para que comamos algo, porque mientras la cosa siga así, yo misma llevaré a la justicia a ese idiota.
–Mamá, por favor…
La Nonina parece enojada con mi mami y no me gusta cuando pelean. Algo las tiene preocupadas a las dos.
–Cariño, ¿por qué no vas al cuarto a hacerme el dibujo que me llevaré mañana a mi trabajo, sí?
–¡¿Mañana?! Waaaao.
–Sí, cielo.
–Me pondré en ello, mami. ¡Gracias!
–Gracias a ti, corazón.
Me voy a la pieza, pero me escondo antes de cerrar la puerta. Escucho algo que no entiendo muy bien.
–Tienes que hablar con él.
–Mamá, eso hago.
–¿Qué espera para reaccionar, entonces?
–Trabaja mucho, tanto como yo, me pasa dinero y lo sabes.
–No lo que establece la ley.
–Porque no tiene un trabajo formal.
–¡Y que se lo busque!
–Es un artista, sabes cómo es eso, yo misma soñaba con ser actriz.
–La diferencia es que tú un día abriste los ojos y te diste cuenta que no podrías seguir con una carrera que no te iba a llevar a nada.
–Quizá por ello es que defiendo el talento que él tiene y lo apoyo porque sé que él si va a poder llegar a algo.
–¿Te escuchas acaso? Defiendes a ese irresponsable malnacido.
–Basta, mamá.
–¿Basta me dices a mí? A él tienes que decirle eso, a él tienes que ponerle un freno y obligarlo a que responda a lo que debe.
–Lo hace.
–Sigues enamorada de él, por eso no puedes ver la realidad con ojos realistas. Esperarás a matar a tus hijos de hambre con tal de seguir defendiendo a ese bueno para nada. Ahora entiendo por qué él mismo siente que le queda grande la palabra “padre”. No tiene lo que hay que tener para poder afrontarlo y tú te seguirás arrastrando ilusionada con él, pero lamento decirte que esto no te llevará a nada.
Escucho a mamá llorar.
No lo aguanto más, no me gusta que la abuela la trate mal, pero yo tampoco puedo tratarla mal a la abuela.
Salgo corriendo y me meto en mi cama con mis cosas para dibujar, quiero hacer algo lindo para ella con tal de que vea que es una mujer buena, bonita, importante y que el problema que sea que estemos teniendo lo vamos a poder superar.
Intento no llorar mientras dibujo, pero casi lo arruino cuando me caen las lágrimas que me termino aguantando.
Por suerte.
Cuando me despierto, escucho ruido en el baño del hotel donde hemos venido con papá. ¿Debo llamarle así? ¿”Papá”?
Está hablando.
Ya sé que no debo escuchar conversaciones ajenas así que me doy la vuelta en la cama y lo miro a mi hermanito durmiendo en otra cama continua que está pegada a la pared y él está rodeado de almohadas y almohadones.
–Tranquilo, bebé–le digo–. No te preocupes. Todo está bien.
Está durmiendo, pero mamá dice que los bebés cuando duermen también escuchan así que seguro sabe de lo que le hablo:
–Mami está con algo super importante y por eso nos ha mandado a él. Viste que no te mentía. Mamá se fue de viaje, pero nos ha enviado a nuestro papá.