Mamá se fue de Viaje

Capítulo 11. Fatma

 

—¿Es tu novia?—le pregunto a papá mientras esperamos a que la señora que se llama Andreia salga con mi hermanito con el pañal cambiado.

—¿Qué?—me mira haciéndose el sorprendido.

—Que si es señora es su novia, papá.

—Yo… Aún me impacta que me llames de ese modo.

—¿Cómo?

—Nada, disculpa. Ejem, no, no es mi novia. La acabo de conocer, ella se acercó cuando estábamos en la mesa.

Pongo los ojos chinitos porque no le creo muy bien. En los dibujitos de YouTube cuando los personajes no creen en algo ponen los ojos chinitos.

—¿Todo bien?

—Entonces esa señora quiere ser tu novia y yo no la voy a dejar.

—¿Por qué?—. Se ríe, pero a mí no me divierte lo que esa mujer esté queriendo hacer con mi papi—. Fatma, estamos por volar a otro punto del país, ella luego se irá a otro, no hay manera de que Andreia y yo podamos ser novios.

—¡Es el bebé más lindo de todo el mundo!

La señora se aparece con mi hermanito en brazos. Ella le hace ruiditos en el cuello y mi hermanito se ríe. 

—Vaya, en serio, muchísimas gracias. Me has salvado la vida. Creo que el mundo no está preparado para un padre soltero.

—Quizá los padres solteros no se han preparado del todo para el mundo actual, pero descuida que lo podrás hacer a largo o corto plazo.

No entiendo de qué hablan.

—La chica del café dice que se enfría—le digo a papá.

—¿Y tú cómo sabes que ella dice eso?—me pregunta él.

—Ella… Pasó y lo dijo.

Sé que es una mentirita, pero es buena para que esa señora deje de intentar cosas con él y no le aceptaré que siga haciendo ojitos a mi papá.

—Puede que sí, que haya pasado y nos dijo eso—menciona él, pero no me gusta que parece medio inseguro.

¡Ya vámonos!

—¿Cuántos meses tiene?—le pregunta Andreia a papá y ya nos movemos camino al café. Lo tomo a papá de una mano y ella pone a Lucas en el carrito, tomándolo ella.

No solo quiere a mi hermano esta señora sino también a mi papá, ¿qué se cree?

—Un año y dos meses—le contesto yo.

—¿Qué?—pregunta ella.

—Sí, por ahí.

Papá apenas conoce a Lucas, puede ser que no sepa bien cuántos años tenemos.

—Yo tengo cuatro y medio casi—le sumo ya que no pregunta por mí.

—Oh, corazón. Está muy bien—dice ella—. Respecto de Lucas, ¿no camina? ¿Creen que lo vaya a hacer?

—A veces se levanta, se agarra de las cosas.

—Pero no camina—añade ella.

—Yo le ayudo.

—Okay, entiendo—dice ella. Parece preocupada.

Así llegamos al café y la chica que atiende trae las cosas.

—Esperaba a que regresen—nos cuenta.

—¿Puedo revisar a Lucas? Soy fisioterapeuta—dice la señora Andreia—. Al menos para ver si su agarre es bueno.

—¿De qué habla? ¿Es doctora?—le pregunto.

—Sí, algo así, corazón.

—No sé de ningún problema de Lucas—le contesta papá—. Pero puede revisar. No es normal que a su edad un niño aún no camine, ¿verdad?

—Hoy los niños ya lo hacen con once meses aproximadamente, pero no hay algo definido. Lo frecuente es que a su edad ya lo estén haciendo. A ver, cielo.

Ella le quita los zapatitos y yo empiezo a atacar mi comida. Me gusta, está rico.

La mujer le mira los pies a mi hermano, las rodillas. Lo toma de las manitos y lo hace que se afirme en el suelo.

Luego lo deja sentado en el carrito.

—Solo falta de estímulo, está fuerte como una roca. A menos que un estudio más exhaustivo diga lo contrario—añade.

—Pues, no tengo idea, pero gracias. En serio, muchas gracias.

—A ustedes.

Parece ser hora de que se vaya ya a su mesa, pero papá la invita a sentarse con nosotros.

Ella me mira.

—Ahora regreso.

—¿Qué hace?—le pregunto a papá.

—No lo sé.

Se va a comprar y luego regresa con una cajita.

—¡OHHHH!

Cuando veo lo que ha comprado, doy un salto de la silla.

—¿Y eso?—. Papi de verdad no entiende.

Tomo la cajita y la miro.

—¡Se compró el nuevo ChupiTup!

—¿Eh? Me suena a Tequila.

Andreia suelta una risa.

—No, cielo. No me lo compré para mí. Es para ti. Ten. Ten cuidado cuando consumas azúcar, ¿sí? Cuida tus dientes. Sí pensé que te gustaría, todos los niños son fanáticos del ChupiTup.

Lo saco de la caja y miro.

Es un juguete para armar que tiene pelotitas de sabores que explotan en tu boca.

—Waaaaao. ¡Escucha papá!

Me como un caramelo y me acerco a él para que escuche.

—Vaya, es asombroso.

Andreia está sentada con nosotros ahora.

—¿Y hacia dónde viajan?—pregunta mientras papá le convida un poco de comida a Lucas, pero él se la quita para comer solito. Yo sabía que iba a hacer eso.

—A Rio de Janeiro—contesta él—. Por trabajo.

—¿Es en serio?

—Sí, claro.

—¡Yo también viajo en el próximo vuelo a Río de Janeiro!

Mmm, ella ya está coqueteando mucho a papá. ¡Y después dice que no es la novia!

 



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En el texto hay: humor, romance, padre soltero

Editado: 03.01.2024

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