EL PASTEL DE CHOCOLATE
30/05/2005
Camino apresurada bajo el sol caliente aun cuando las nubes oscuras se pasaron.
Mi mochila pesa mucho, pero trato de ignorar el tiron en mis hombros. Si me apuró la maestra no me regañara hoy, si me apuró ella no tratara de regañar por mi tarea.
Hoy pinte lo mas bonito que me dejaron los colores de mi vecina, aunque no creo que sea el mejor para pegarlo en el mural.
Papá prometió traerme una gran caja de colores para cuando llegué.
Se que lo hará, pero aun faltan días para que llegue a la ciudad.
Suspiro
Mamá estará un poco menos enojada
Eso lo vale.
Corriendo trato de apurarme hacia la calle que da a doña Martha para comprar un lápiz
Necesito mi lápiz, tanteo las monedas de mi bolsillo.
Solo dos monedas, una de ellas para el lapiz y la otra para comer algo, no comi otra vez.
Niego con la cabeza antes de pensar en un pan con huevo que vende la portera, me quedaria sin nada.
Corro contra los adultos que no me dejan pasar por sus charlas.
— Con permisooo — La señora de vestido rojo sigue esperando aun cuando doña Martha le dice que no tiene un tampón.
¿Qué es eso?
— Que no tenemos, muevase — brinco ansiosa cuandon doña Martha me ve entre la señora que grita muchas palabrotas, aun cuando es arrastrada por un señor que trata de calmarla. — Hola Am ¿Qué deseas cariño? — acerca sus manos a mis coletas y siento como me las arregla.
Note que estaban caidas pero llegaba tarde.
— Buenas tardes doña Martha — le sonrio.
Ella es muy buena conmigo.
— Ub lapiz por favor — ella asiente con su cabeza antes de alejar sus manos de mis coletas, las ansias de que se apure hacen doler mi pancita,
Debi tomar un poco de agua, al menos se me pasaria un poco.
— Am, tome cariño — saco la moneda de mi bolsillo y se lo paso cuando me da el lápiz y me remuevo para guardarlo en mi mochila, mis pies pican para correr con los niños que ahora corren contra el timbre de la dirección.
Tarde, ya se me hizo.
Miro a doña Martha.
Miro la puerta de mi escuela.
Veo a doña Martha buscando quinto en su tacho
Todos corren mas rapido al}nte el llamado de la portera
Doña Martha recien saca un quinto de su tacho.
Entrare tarde sino voy.
Yo puedo
— ¡Doña Martha! — espero que me escuche, levanta la mirada y me ve — Despues me da mi cambio ¿Sí? — no se si me escucho ya que corro con dos chicos pisando mis zapatos.
Ya llego
Estoy cerca.
— ...tarde! — grita mientras termino de pasar los portones, me siento cansada por correr asi, uno que otros compañeros se empujan para entrar, hasta que la portera pone la varilla de madera prohibiendo que entren.
Pienso en los que no entraron hoy, sonrio un poco al no ser quien castiguen hoy.
Camino apresurada, para que los profesores no me reteen de correr por los pasillos hasta que llego a mi aula y me siento tranquila en mi pupitre a medio de empujones de otros compañeros.
— Casi tarde Ámbar — me encojo en mi lugar ante el reclamo de mi maestra pero sonrio cuando asiente hacia mi.
A tiempo es lo que importa.
Saco mi carpeta y los pocos colores que tengo y mi lapiz nuevo.
Escucho a Natalia reirse acompañada de mi nombre y lo feo que es mi forro, las hojas de periodicas tienen sus colores del cielo mesclado entre algunas lineas.
La dejo pasar, no puedo causar estragos hoy.
Papá va a volver tengo que estar bien en todas mis materias.
.....
Lloriqueo en silencio ante el dolor de estomago.
Y el recreo, con mis compañero con sus dulces no ayudan.
Puedo aguantar hasta lelgar a casa.
Camino hacia los grifos del patio trasero ignorando a quienes corren como locos.
Evito mirar todo mi alrededor, o sino miraran mis ojos y hablaran.
De nuevo, chillan como locos, aun cuando las muchas de sus preguntas son por mi verdadera mamá.
Odio a las mamás de mis compañeros por siempre hacer esa pregunta.
¿Que tengo de rara?
¿Mi pelo?
¿Ms ojos?
— Para todos soy rara — murmuro hasta que llego al grifo, donde otros juegan con el agua mojandose el uniforme, hasta a mi mas me riegan — ¡Oye! — grito — ¡Cuidado! — tomo harta agua.
Hasta que me duela el estomago.
uh, duele.
— Eres tan pobre —me empujan sin darme cuenta, golpeo mi espalda contra la pared.
Los ojos se me llenan de lagrimas ante el dolor en dos lugares.
No te enojes.
No lo hagas Am.
— Estas loca — apenas le digo mientras trato de acomodar mi dolor.
— Y tu pobre. es peor — la miro, fijamente, dejando ver lo tanto que la detesto.
Todos gritan cuando ella, Lidia lo hace como si le hubieran lastimado.
Mi pedacito de cielo.
me alejo de ellos, de su grupo de tercero que son los que mas molestan a todas las niñas de mi curso.
Creo que llego a las escaleras de la tarima, hasta que un chico grita.
— ¡Mi pie! — retrocedo ante el grito
— Lo siento — si, me van a retear otra vez, me alejo de ese chico mientras subo unos escalones mas que él y me siento en uno de los ultimos del piso alto.
Debo llevar pan con el quinto que me queda, sino Alexis no podra comer.
Si me lo gasto, no daremos hasta que papá llegue.
No, debo aguantar.
— Haces el mismo pico como un pato — miro como los ojos del niño de hace rato me mira — Si como un pato — se tapa la boca con una mano mientras se rie.
— ¿Yo un pato? — dice si con su cabeza mientras se gira para reirse mas, algo que me hace reir — No soy un pato — rio con él sin entender como eso es chistoso.
— Si mira — hace sus labios como los de un pato, haciendo que me ria por su mala imitación de uno mientras se los estira hacia adelante — Sou un patou — apenas dice mientras tiene los labios juntos.
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Editado: 25.01.2023