Estaciono mi carro al frente de la casa, ya que no pienso durar tanto.
Abro la guantera donde saco una foto, la cual fue tomada por mi tío Dante en el cumpleaños número dos de Mauro.
Salimos los cuatro, Mauro en los brazos de mi madre y yo en los brazos de Alonso; se nos veía felices como si nada pasara.
«Fueron buenos años»
Aunque ellos piensen que los odio, hace algún tiempo de verdad lo hacía, pero me doy cuenta de que no es verdad, gracias a ellos tuve lo más parecido a una infancia normal.
Una sonrisa triste aparece en mi rostro, ya que sé que esos momentos nunca se volverán a repetir, sobre todo cuando estoy hundida en un pozo que nadie puede sacar; Deva la intentó pensando que sabía cómo me sentía y lo único que hice fue hundirla conmigo.
Sacudo mi cabeza para quitar estas emociones, lo estoy sintiendo como lo dijo él, el que siente de más pierde y yo nunca voy a perder.
Guarda la foto en la guantera poniendo unos cuantos papeles encima de esta para tapar la foto.
Sacudo toca mi cabeza haciendo que mi cabello se acomode un poco en mi espalda para proceder a bajar con las llaves del carro y mi celular.
La actual mansión Sanper, antes así se le decía a la casa de mis abuelos, pero teniendo en cuenta que ellos tienen el mismo apellido, todos la llaman así, al estar frente de la reja el vigilante las abre dejando.
—Buenas tardes, señorita Aurora.
—Buenas tardes —contesté con cortesía adentrándome a la casa.
Sin darme cuenta ya estoy siendo atendida por una de las chicas de servicio.
Desde que no fuimos mi madre y yo a Italia, Elena dejó de trabajar para nosotros, para cuando volvimos hacia acá y mis padres la quisieron volver a contratar, ella ya tenía otro trabajo y una hija la cual cuidar.
Mientras esperas que ellos bajen, observo la fotografía que está en un cuadro lo suficiente grande para que cualquiera que esté en la sala la pueda ver.
Esta foto fue uno en Nochevieja el mismo año que me enteré de que no era hija biológica de Alonso.
Estaba con un vestido de color verde agua casi igual el color de ojos de mi tío Dante, ya no es como otras fotos aquí estoy al lado de mi mamá con una sonrisa de felicidad que ahora ya no se puede apreciar, y Alonso tiene en sus brazos al pequeño Mauro de cinco o seis años los cuales también tenían una sonrisa en su rostro.
«Éramos felices»
—Aurora.
Al escuchar esa voz tan inconfundible volteo mi cabeza hacia donde ella está.
—Hola —hablo despacio sin muchos ánimos.
Entrelaza sus manos a la altura de su vientre mientras sonríe.
—¿Cómo has estado ahora?
—Bien.
No sé qué más puedo decir, a veces es muy complicado.
—Hace más de tres meses que no te veía —saltó dando un paso más hacia adelante.
Por costumbre quiero pensar que me hacía en el mueble individual que se encuentra en la sala.
—He estado muy ocupada —es lo único que menciono.
—¿Segura? —pregunta.
—Sí, No tienes por qué preocuparte, ¿Dónde está Mauro?
Se siente en el sofá a mi lado respondiendo:
—Está en sus prácticas de tenis.
Ha envejecido bien, a pesar de que no ha sido los mejores años se me ve muy viva y poco a poco ha vuelto a estar como siempre.
— ¿Alonso dónde está?
Comenté que me dio, la había perdonado, en mi mente muy profunda de mi mente, algunas veces sí le digo papá, pero en persona me cuesta mucho más decirle así.
Una pequeña sonrisa asomó por el rostro de mi madre.
—Está en una audiencia, él quería verte, también te extraña mucho aura.
La veo la cabeza.
—Ah, está bien —mira el reloj dándome cuenta la hora.
Son las 5 y se supone que tengo que estar en el departamento en menos de 30 minutos.
Me levanto y automáticamente ella también se coloca de pies.
—¿Te vas? —inquiere.
—Sí, tengo cosas que hacer con Deva.
Asiente con tristeza.
—Espero verte pronto mi aura de alegrías.
«Volvió a decirme así»
Queda un poco aturdida viendo cómo se acerca a mí me envuelven En sus brazos.
Se siente bien, me trae recuerdos de pequeña, son esos momentos que siempre estarán conmigo a pesar de lo malo.
Holiis, espero que estén bien, aquí les dejo este capítulo donde sale nuestra querida Adara, besos 💋