Mantener la Distancia

Verte

El resto de la noche del jueves preferí cazar, no quería seguir comiéndome la cabeza, la sangre corriendo por mi garganta parecía ser más satisfactoria que la desazón de mi conciencia, solo cuando salió el sol regrese a casa, limpie la sangre que quedaba en mi rostro y me prepare para ir a clase.

Estaba a punto de salir, pero, sentía que me faltaba algo, dejé la maleta en la silla del escritorio y caminé rápido hasta el espejo junto a la cama, me organicé el cabello y me pellizqué un poco las mejillas, me alejé y me detuve a mirarme, una risita tonta me surgió en el momento, no podía creer que estuviera haciendo eso, hace muchos años no me preocupaba por verme bien, aunque de igual manera así lo hiciera, solo quería que Jasper me viera guapa. Pude escuchar unos pasos en el pasillo, luego abrieron la puerta de la habitación.

—No soy quien piensas —dijo Edward burlándose de mi.

—No te metas en mi cabeza —dije mientras le arrojaba un cojín a la cara, él lo atrapó y se tumbó con él en la cama.

—¿Cómo estás? Hace tiempo no te veía sonreír así — suspiré profundo y me tumbé en la cama junto a él.

—Me han dicho lo mismo últimamente —recordé a Emmett.

—Por algo será.

—¿Y tú? ¿por qué estás tan feliz? Déjame adivinar tu felicidad tiene nombre y apellido.

—Así es, ya ves cómo me tiene Bella —suspiró profundamente.

—Pues me alegro por ti.

—Mari es que con ella todo es… no sé cómo describirlo, es como si las cosas tomaran de nuevo color, ¿comprendes lo que te digo?

—Sí, es como que te hace sentir vivo.

—¡Exactamente! —nos quedamos pensativos por un momento—. Al parecer tú conoces bien la sensación, ¿es eso lo que sientes por…

—Es hora de irnos— lo interrumpí y me levanté de la cama.

—Mariana.

—¿Qué no tienes que recoger a Bella? — dije mientras tomaba la maleta y salía del cuarto.

—Mariana algún día tenemos que hablar de esto —escuché una vez afuera de mi habitación.

Fui a la escuela en el auto de Rose allí las horas pasaban como de costumbre, ni la noche anterior ni esa mañana había podido ver a Jasper, él estaba en guardia junto con Emmett, era raro, nunca pasaba tanto tiempo sin verlo.

Llegó la hora del almuerzo, iba sola hacia la cafetería, no esperaba que allí adentro algo tan extraño me sucediera, abrí la puerta y di un paso adentro, de inmediato aquel aroma entro por mi nariz y me recorrió todo el cuerpo, era exquisito, no recordaba la última vez que me había sentido así por algo, sentí el impulso de correr a por él y morderlo sin más, pero no podía hacerlo, no en ese lugar, alce la vista. Allí, a unos centímetros de mi objetivo estaba Mike el amigo de Bella saludándome con la mano, caminé decidida hacia él, ya no había vuelta atrás esa presa era mía.

Me paré a su lado y ahí estaba, justo como la había imaginado, era grande y olía delicioso, el color marrón era perfecto, encima traía azúcar pulverizada, era una bella y deliciosa torta de chocolate ¿por qué rayos deseaba comer ese pastel? Tomé el plato, saludé a Mike y me fui a la mesa con mis primos y los amigos de Bella. La sensación que tenía parecía surrealista, en la mesa mis primos me miraban anonadados, tome el tenedor, partí un trozo y me lo lleve a la boca, era húmeda y con un sabor muy intenso, la amé, me la comí entera. Aunque la satisfacción que sentí al volver a comer algo me invadía no podía dejar de preocuparme por mi repentino deseo de alimentarme como un humano.

Con este eran tres los episodios, primero, cuando creí haber quedado dormida, dos, la caída mientras intentábamos atrapar a victoria, y tres, el pastel de chocolate, antes no se lo había comentado a nadie, pero ahora tendría que hacerlo, no solo porque mis primos me vieron sino también porque ya estaba preocupada.

De vuelta a casa Rose me llevaba de nuevo en su auto, debimos tomar un desvío, un camión había chocado a una moto, demasiada sangre que se olía a kilómetros de distancia, iba mirando por la ventana trasera cuando a lo lejos la vi, la casa donde viví por unos meses con mi madre, había vuelto allí muchas veces desde la muerte de Mabel, conocía cada detalle de ese lugar, por eso cuando vi un lazo rojo colgando del pomo de la puerta supe que algo andaba mal.

—¡Detente! —le dije a Rose de repente.

—¿Por qué? ¿Qué sucede? —No entendía mi repentina petición.

—Solo hazlo, por favor.

Entramos y allí estaba otra vez ese olor, me invadió, no era el chocolate, era él, Caius Vulturi evidentemente había salido hace poco de esa casa, Rose subió a investigar, yo me quede recorriendo abajo, su olor estaba en todas partes, me encontraba en la cocina cuando, "¡Mariii!" era Rosalie, subí en un segundo, la sorpresa estaba en el que era mi cuarto, sobre la cama había un gran circulo de pétalos, justo en el centro se encontraba una caja de regalo, traía un moño azul turquesa, yo solo lo miraba inmóvil "¿qué esperas?¡ábrelo!" me dijo Rose, tomé valor y me acerque, de alguna manera presentía lo que encontraría adentro.

Sobre una pequeña almohada del mismo color de la caja estaba el anillo de nuestro compromiso, no pude evitar sentir un vacío en el estómago, me controlé, no podía permitir que el mismo episodio de cuando recibí la foto se repitiera, más si Jasper no estaba ahí, tomé la almohada y la aparté, habían más cosas, lo primero era un sobre, no quise abrirlo en el momento, debajo de él solo pude identificar un tipo de tela, la tome y la abrí frente a mí, era la capa que me habían dado los Vulturi, la solté inmediatamente.



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En el texto hay: crepusculo, vampiro, jasperhale

Editado: 26.02.2021

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