Manual de lo prohibido [chenmin]

Capítulo 20

Cuando llegamos Hani tardó en salir, estaba peleando con la máquina de impresión de nuevo.

—¡Espera sólo un momento, Xiumin! —gritaba desde atrás, mientras que yo no dejaba de reír. Pobre de ella, esa máquina siempre le sacaba canas verdes.

Minik permaneció tranquilo, observando las cosas en el local, hasta que Hani apareció por fin detrás del mostrador.

—¡Listo! —me sonrió con esa sonrisa que se expandía tierna sobre su rostro.

Cuando Hani desvió la vista de mí, la posó en la única otra persona que estaba conmigo. Minik la miraba embobado.

—Oh —musité—, Hani, te presento a un amigo. Minik, ella es Hani —dije al interpelado—, de la que tanto te he hablado; Hani, él es Minik, mi vecino.

La cara de Minik era de sorpresa, asombro y fascinación y en sus ojos existía un brillo que hace unos minutos no se encontraba allí.

—Hola —balbuceó.

—Hola —respondió ella.

Ambos se sonrieron y luego Hani me dedicó su atención a mí.

—¿Fotos nuevas? —me preguntó, entusiasmada.

—Ya lo sabes —reí e hicimos lo de siempre.

Luego de unas horas y de que Minik y Hani se conocieran más. Decidimos él y yo que era hora de regresar.

El sol ya se había puesto cuando Minik y yo caminábamos hacía el edificio.

—Tu amiga es muy bonita —musitó, ruborizado ligeramente—. Muy simpática, además.

Me solté a reír.

—Creo que lo pude haber adivinado —admití y él enrojeció más, la pálida piel de sus mejillas se pintó de color rojo.

—¿Por qué dices eso? —preguntó avergonzado.

—Por tu cara y cómo la mirabas.

—¿Tan obvio era? —hizo un mohín.

—Algo.

Ambos reímos.

—¡Minik! —dije, de pronto, quizá hasta sacándole un susto por la forma en que me miró—. ¡Tú sabes italiano!

—Emm... sí —musitó sin comprender; y es que había cambiado de tema repentinamente.

—Dime qué significa... —hice memoria para acomodar las palabras en orden y tratar de pronunciarlas correctamente.

—“Che bella coppia che fate”

A lo mejor Jongdae creía que ya se me había olvidado lo que el muchacho de la heladería nos dijo y que no me quiso traducir, pero para mala suerte de él, yo tenía muy buena memoria.

—Qué bella pareja hacen —dijo, Minik.

—¿Disculpa?

Minik rió.

—Eso significa.

Abrí los ojos ante lo poco evidente y ante la ilógica de que me emparejaran a mí con Jongdae.

Luego me solté a reír de nuevo; no sabía si avergonzado o de verás divertido.

—¿Por qué? —inquirió, Minik.

—Porque... lo vi en la televisión, en una película. Quería saber qué significaba —inventé.

—Claro —musitó.

E e e e e

—Buenas noches, Jongdae —dije, fingiendo un bostezo.

Lo cierto era que después de mí tarde con Hani y Minik, no estaba cansada; pero sí quería escapar de las escenas que Junmyeon y Jongdae protagonizaban en la sala. El chasquido de sus labios al juntarse, los suspiros, las caricias que se daban, todo me resultaba ahora insoportable.

—¿Tan pronto te irás a dormir? —me preguntó.

—Sí, estoy muy cansada— me pregunté si fingir otro bostezo sería muy exagerado.

—Está bien, hasta mañana. Descansa, que tengas una linda noche —me dijo y tuve que hacer hasta lo imposible por reprimir un suspiro.

—Gracias. Le dices a Junmyeon que me fui a dormir. No sé por qué esa mujer se tarda tanto en el baño —bromeé—. Hasta mañana.

Me dedicó una última sonrisa y al instante me vi obligado a responderla. No hacerlo sería prácticamente irrealizable.

E e e e e

A la mañana siguiente, el día había amanecido perfecto para ver una película, o al menos, a mí se me había antojado hacerlo. Fui a un video club cercano, y renté una de terror cuyo título no entendí, pero la portada sí que era macabra.

Desayuné afuera y en la tarde me cociné un par de huevos fritos.

Cuando el reloj marcó las seis de la tarde y sin más planes en mi lista, decidí ver la película que había rentado. La coloqué en el DVD de Junmyeon y puse los subtítulos en coreano. Apagué las luces y me acurruqué en el sofá pequeño tapándome con una manta violeta que estaba allí, dejando que el departamento fuese iluminado sólo por la luz exterior. Le puse play a la película y comencé a ver cada una de las escenas que el televisor proyectaba.

Había pasado casi la hora y yo me aferraba a la manta retorciéndola entre mis manos, terriblemente aterrado y con el corazón a mil por hora; jamás me había espantado tanto viendo una película como ahora.



#1578 en Fanfic

En el texto hay: novios y amigos

Editado: 15.08.2023

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