Manual de lo prohibido [chenmin]

Capítulo 23

¿En quién? —volvió a preguntar Minik.

Lo fulminé con la mirada queriendo taparle la boca en ese instante, las manos comenzaron a sudarme ante la posibilidad de quedar en evidencia.

—En... mi... amigo... que dejé en Hongdae —inventé.

—¿Qué clase de amigo? Cualquiera podría enamorarse de un amigo —inquirió.

—Enamoramiento no, Minik —especifiqué de nuevo, Jongdae sólo se mantenía en silencio pero atento—. Y es... un amigo, amm... cercano y... —me estrujaba los sesos para poder seguir poniéndole palabras a mi mentira —y... a un amigo también le gusta, entonces...

—Tienes miedo de perder la amistad de tu amigo por haberte fijado en el mismo chico que él —completó Minik.

—¡Exacto!

—Bueno y, ¿quién se fijó primero en el chico?

—Él —musité, con pesar.

—Pero tú ya te fuiste de Hongdae, ya no importa o ¿sí? —dijo Jongdae, quien había estado como una estatua hasta ahora.

—Eemm... —murmuré.

—Igual yo creo que lo hubieras hablado con tu amigo, en vez de especular tú solo las cosas y castigarte a ti mismo —interrumpió Minik.

—Digo, no era su novio y él no era tu mejor amigo —se encogió de hombros.

Me solté a reír y ambos me miraron. Si Minik supiera a quién me refería ni siquiera hubiera dicho lo último.

—¿Qué es gracioso? —preguntó Jongdae.

—Nada, sólo que... nada —manoteé con la mano restándole importancia.

—¡Mira, Xiumin! —me dijo Minik.

—¿Ese lugar no te parece ideal para una fotografía? —apuntó hacía un edificio a lado de un canal que se extendía magnífico por el este.

—Qué buen gusto tienes, Minik —concordé—. Creo que le tomaré una.

Saqué con la mano libre la cámara de mi bolso y luego me quedé en silencio y sin actuar, tímido porque Minik aún mantenía su mano atada a la mía.

—Minik, creo que Xiumin necesita sus dos manos —farfulló Jongdae.

—Oh, cierto. Discúlpame —enrojeció un poco y soltó mi mano a la que inmediatamente le pegó el aire gélido del medio día.

Le sonreí y apunté el lente de la cámara hacía el monumento y saqué la fotografía.

—Un fiore per bel giovane? —musitó alguien detrás de mí.

Me giré y obtuve la imagen de una señora con un canasto de rosas rojas que le hablaba a Jongdae, mientras que Minik estaba distraído mirando las palomas.

Jongdae me miró y luego me sonrió. Entonces miró de nuevo a la señora.

—Quanto costa una? —preguntó.

—Un euro —dijo la señora.

—Dammi uno.

Ella le acercó la canasta y Jongdae escogió una rosa entre el puño y luego, sacó del bolsillo de su pantalón una pequeña moneda.

—Ecco —le dio la moneda y le sonrió.

—Grazie bel giovane —dijo la señora y luego me sonrió a mí para después alejarse e ir a ofrecerle sus flores a la demás gente.

No había aprendido aun italiano, pero al menos, ya estaba un poco más familiarizado con las palabras y pude entender la conversación entre Jongdae y la señora. Ella le había ofrecido una rosa, él le había comprado una.

Simple.

Seguro se la llevaría a Junmyeon.

—Ten —pero me la ofreció a mí y me dejó en blanco.

—¿Qué? —musité, torpe.

—Es para ti —dijo, como si hubiera adivinado mi pensamiento anterior.

—Gracias —tomé la flor entre mis manos y sentí que el rubor corrió por mis mejillas pintándolas, así que desvié mi rostro y miré a Minik, quien aún seguía entretenido observando el centenar de palomas que volaban en el cielo y otras que caminaban por el suelo de la plaza.

Alcé mi cámara y tomé una fotografía de su perfil justo en el momento exacto en que las palomas volaron.

Una fotografía maravillosa. Minik me miró.

—Hey, pudiste haberme avisado —me dijo y yo reí.

—No, creo que saliste más lindo así.

Él se sonrojó de nuevo, y luego bajó la mirada percibiendo así la flor en mi mano.

—¿Y esa flor? —preguntó.

—Se la dí yo —dijo Jongdae, con más orgullo del necesario.

—Rayos, entonces yo tengo que comprarte un ramo completo —bromeó.

—Lo haces parecer una competencia, Minik —dije, queriendo seguirle la broma, pero lo cierto era que dos hermosos ángeles estaban cortejándome y el tono casual en mi voz no era muy espléndido.

—Claro que no es una competencia —dijo él—, yo no estoy compitiendo con nadie; Jongdae no es un jugador, él ya tiene dueña —bromeó Minik, palmeándole la espalda a Jongdae.

Jongdae sólo sonrió, pero a esa sonrisa le hacía falta... ¿alegría?

—Me haces sentir como un trofeo —dije, haciendo un mohín.



#1582 en Fanfic

En el texto hay: novios y amigos

Editado: 15.08.2023

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