Manual de lo prohibido [chenmin]

Capítulo 32

Algo me estrujó el estómago cuando dijo su nombre.

—Bueno, ¿y qué quieres que haga? Sehun se ha vuelto un amigo excelente y Minik es una persona grandiosa. A Hani la conozco por que trabaja en el laboratorio de fotografía y es una chica sensacional. Así estoy bien, no ocupo tener tantas personas en una vida que pronto dejaré. No voy a quedarme a vivir en Venecia por siempre —dije.

—Ya lo sé, Xiumin. Lo que trato de decir es que disfruta el tiempo que estés aquí.

—Eso lo hago, créeme.

—Pero...

—¡Tu pizza está lista! —canté al oír el pitido del horno.

—Me voy a dormir, te quiero, buenas noches —le lancé un beso y me fui a paso apresurado a mi habitación.

Me sentía culpable, porque la verdad era que no me entusiasmaba tanto la idea de pasar el día con Junmyeon, al menos no si lo veía de la perspectiva de que no vería a Jongdae, o mejor dicho, de que no estaría yo sola con él.

Me revolqué entre las sábanas de mi cama hasta que la apenas cálida luz del sol me llegó a los ojos.

—Bestia —los golpes en la puerta no fueron tan intensos, pero sí molestos.

—Ya estoy despierto —farfullé.

Salí de mi habitación y miré a Junmyeon sonreírme. Me sentí mal de nuevo.

—¿Cuáles son los planes de hoy? —pregunté, totalmente desganado.

—Conseguir un traje elegante —me dijo.

—¿Elegante? ¿Qué celebramos? —inquirí, confundido.

—El próximo domingo es el cumpleaños del señor Vittore y, ya sabes cómo son todas esas personas —puso los ojos en blanco.

—Gastan hasta el último centavo para darle lujo al ambiente.

—¿El señor Vittore? —traté de pronunciar el apellido con el acento que Junmyeon había utilizado.

—Sí, el dueño del Hospital, JongDa Vittore —explicó.

—Oh... ¿y...?

—Estamos invitados —sonrió ampliamente.

—¿Estamos? —quería saber a quiénes se refería.

—Sí, tú, yo y Jongdae. Quien por cierto ya debería estar aquí —divagó, mirando el reloj de su muñeca.

—¿Jongdae? ¿Nos acompañará? —hice un mohín.

—Claro, ¿Y luego quién nos dirá que nos vemos bien con los trajes? —bromeó.

—Pero Jongdae es... Sabes que no les gusta eso —intenté encontrar una excusa creíble para que Jongdae no fuera, yo no debía siquiera estar cerca de él.

—Pero es mi Jongdae —dijo y me dolió —él está dispuesto a acompañarnos.

Entonces el timbre sonó. El corazón me latió ansioso, presuroso y... angustiado.

Junmyeon corrió animoso hasta la puerta, mientras que yo me quedé parado allí, con ganas de correr en dirección opuesta. Después de la pequeña discusión que tuvimos ayer no sabía qué sentir. Pero entonces Junmyeon abrió la puerta y la luz apareció en mis ojos, allí estaba él, tan deslumbrante como siempre, usando una camisa en color azul a cuadros, desabotonada, y un jeans del mismo tono, ajustado a sus despampanantes piernas.

Hizo que el mundo se me volteara en un segundo cuando me miró.

—¡Amor! —dijo Junmyeon, sin duda feliz. Pero esta vez en darle un beso en los labios, se lo dio en la mejilla.

Agradecí aquello, aunque la fierecilla igual se sintió celosa.

—Hola —musitó Jongdae.

Lo saludé con la mano.

—Ve a cambiarte, Xiumin —me instó Junmyeon y sólo entonces caí en la cuenta de que estaba en pijama, de nuevo.

—Nos espera un largo día.

Sonreí y sin decir nada me fui a mi habitación, haciendo un mohín mental por el adjetivo que Junmyeon acababa de usar para calificar al día... largo.

Me puse una camisa negra combinándolo con un jeans en tono gris, luego salí al encuentro con ambos.

—¿Listo? —preguntó Junmyeon.

Asentí.

Era raro, como si me hubieran quitado la voz, pero lo cierto es que me sentía realmente incómodo al recordar la discusión de ayer. Y al parecer no era el único, Jongdae tampoco hablaba mucho.

Nos fuimos en su Hybrid negra, Junmyeon en el asiento del copiloto, claro, y yo acurrucado atrás, mirando a través de la ventana polarizada.

Recordé cuando íbamos solos los dos, yo en lugar de Junmyeon, y deseé fervientemente que ahora, Junmyeon se borrara de la escena y al instante me sentí mal, traicionero. Suspiré, empañando el cristal negro.

—Xiumin, ¿tienes alguna idea para el traje? —me preguntó Jummy.

—¿Ah? —musité, encerrando mis pensamientos en algún cajón de mi mente.

—Sí, algún color que tengas ya en mente —me miró.

—Oh, bueno... no, en realidad —me encogí de hombros.

—¡Yo sí! —anunció.

—Creo que escogeré uno en tono tinto —me dijo, pero luego miró a Jongdae. — ¿Te gustaría? —le preguntó.



#1578 en Fanfic

En el texto hay: novios y amigos

Editado: 15.08.2023

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