Manual de lo prohibido [chenmin]

Capítulo 39

El sujeto me sonrió, estirando sus delgados labios rosados y alzó la mano para saludarme.

—Hola —musitó bañando al coreano con un matiz inimitable de italiano.

Sujeté su mano, respondiendo el saludo y le devolví la sonrisa a sabiendas de que la mía parecería turbia.

Como no hablé para nada, Jude volvió a la plática con Jongdae.

—Neanche parla coreano? —le preguntó confundido. Jongdae soltó una carcajada que al instante supo contraer.

—Penso che odia questi luoghi, man, no te la prendere personale —le dijo él, con amabilidad.

—Beh, è meglio andaré —el pesar en el rostro de Jongdae apareció de repente.

Al menos podía estudiar sus expresiones sino entendía nada de lo que hablaban.

—Ma se siete appena arrivati! —parloteó el sujeto tras la barra.

—Sì, ma fretta —una mueca se dibujó en el rostro de Jongdae.

—Okay, okay. Saluto Junmyeon.

—Chiaro —Jongdae sonrió, fugaz.

—Hasta pronto, Xiumin. Me dio mucho gusto conocerte —me dijo con su acento italiano, distorsionando un poco el coreano.

—Adiós, Jude —musité tímido.

—Arriverdeci —dijo Jongdae, despidiéndose con el movimiento de mano también.

—Arriverdeci, Jongdae —dijo él.

Jongdae me tomó de la cintura y el tacto cálido de su mano sobre mi cuerpo, llegaba incluso a través de la ropa. La piel se me erizó como si una lombriz de electricidad me recorriera el cuerpo.

Me sacó de aquel lugar y pude respirar el aire fresco una vez que estaba afuera. Aquel respiro me hizo pensar en Junmyeon.

Me sobresalté.

—¿Qué hora es? —le pregunté a Jongdae. Sacó su celular y miró la pantalla del mismo.

—Las ocho con cuatro—contestó, como si nada.

—¡Junmyeon ya está en casa!

—Conduciré rápido —dijo.

¿Esa era su respuesta? ¿Acaso me sentía más culpable yo que él? ¿Él se sentiría culpable al menos?

Las preguntas revolotearon en mi cabeza con voz propia, mientras me esforzaba a mandarlas todas al rincón de mi mente; callándolas.

Subí a la Hybrid de Jongdae cuando éste me abrió la puerta.

El tiempo se me acababa; había pasado un buen rato con él, sin embargo para mí pareció sólo la prolongación de lo que dura un suspiro y ahora iba a ponerle final al día, a mi tarde con él.

Condujo hasta el departamento de Junmyeon, y en el camino casi no hablamos debido a que mi cabeza se encontraba hundida en pensamientos, buscando alguna manera de explicar la situación. Situación que a Jongdae parecía no preocuparle.

Cuando llegamos y él estacionó frente al edificio, me congelé en el asiento porque aún no tenía el pretexto ideal para decirle a Junmyeon. Hoy era una de esas noches en las que la cabeza no me daba para más, más que para sostener el cabello.

El rugido del motor se detuvo y el silencio se produjo al instante.

—Listo, subamos rápido —dijo Jongdae, satisfecho del tiempo que había tardado en llegar. ¿Veinte minutos se le hacía poco?

—Espera —le sujeté del brazo antes de que bajara.

Me miró intrigado.

—¿Qué vamos a decirle? —pregunté.

—¿A quién? —inquirió, confundido.

—A Junmyeon —dije obvio.

—¿Por qué? —su ceño levemente fruncido me decía que no estaba fingiendo confusión.

—Por la hora a la que llegamos, porque estamos juntos, querrá explicaciones —intenté explicarle desesperado, la culpa me estaba comiendo por dentro.

Jongdae rio por lo bajo.

—Pues le diremos la verdad, ¿no? —dijo.

—Que salimos a la feria y que pasé a saludar a Jude.

—Pero...

—No hicimos nada malo, Xiumin —me interrumpió, pero aun en la oscuridad de la noche pude ver el brillo ladino que sus ojos desprendían con persuasión. Y el tono de voz cínico y superior que salía de sus labios rosados.

Tuve que hacer un esfuerzo sobrenatural por no aproximarme a ellos, para acallar los ridículos latidos de mi corazón que podrían dejarme en evidencia. Tuve que obligarme a retener a la cordura para no contradecir a lo que él acababa de decir.

La oscuridad sólo me hacía desearlo más.

Me hacía querer acercarme de una manera casi incontrolable. Pero la voz en mi cabeza mascullando el nombre de mi mejor amigo impidió todo tipo de incoherencia que mi mente pudo haber producido.

—Xiumin —me llamó, haciendo que regresará al momento.

—¿Estás bien? —preguntó.

—Sí, yo... sí —tartamudeé.

—Bien —se bajó del auto y quise quitarle la oportunidad de ser caballeroso, porque todo aquello no ayudaba mucho en el asunto del enamoramiento absurdo en el que ahora estaba metido.



#1586 en Fanfic

En el texto hay: novios y amigos

Editado: 15.08.2023

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