Manual de lo prohibido [chenmin]

Capítulo 40

No estuve en desacuerdo con Jongdae, aunque su definición de “don de convencimiento” sería algo así como “retenerme en sus brazos para no dejarme escapar”.

Miré los mimos que Jongdae y Junmyeon se hacían y me sentí mal, sin hablar del ya tan lastimado bombeador de sangre bajo mi pecho.

Sehun me codeó y me hizo seña de que nos fuéramos de ese lugar. A ambos nos lastimaba.

Le tomé de la muñeca y le dirigí hasta mi habitación. Cuando cerré la puerta entonces supe que la atención de ambos estaba en nosotros.

Lo último que quería era que Junmyeon y Jongdae pensaran mal acerca de mí y de Sehun, pero tenía el corazón demasiado adolorido como para detenerme a pensar en otra cosa.

Sehun se sentó en mi cama y yo me quedé recargada a la puerta.

Ambos nos miramos por un largo instante, como si nos comunicáramos con los ojos.

Hasta que él rompió el silencio.

—Me imagino que te divertiste mucho —dijo.

—Como nunca —admití y me retiré de la puerta para sentarme a su lado.

—¿Y qué hay de ti? ¿Por qué estabas con Junmyeon?

Sonrió.

—Bueno, al no encontrarlos a ustedes aquí, me llamó a mí, y tú sabes que no desaprovecharía alguna oportunidad para estar con él y tampoco iba a dejarla solo —confesó.

Me tumbé sobre la cama, suspirando.

—¿Te confieso algo? —musité.

Sehun se giró sobre su asiento y me miró desde arriba.

—Dime.

—Amo a tu hermano —susurré, como si ellos pudieran oírme.

Sehun rió.

—Cuánto lo siento —me palmeó la pierna, cerca de la rodilla.

e e e e e

Conforme pasaban los días, la culpa no desparecía, sino que, por el contrario, iba aumentando.

Caminé por las calles que ya conocía para llegar hasta el laboratorio de fotografía de los Lee, donde se encontraba una de las pocas personas que sabían comprenderme y apoyarme.

Aunque esta vez hablar con Hani no sería tan sencillo ya que Minik me acompañaba. Se ofreció en seguida de que me encontró en el pasillo del edificio y supo que me dirigía para acá.

Le miré.

—¿La invitarás a salir? —pregunté.

—¿Crees que diga que sí? —dijo nervioso.

—Por supuesto que sí —reí.

—¿Crees que le guste? —preguntó.

—Eso averígualo hoy —dije.

Cuando llegamos Minik se plantó detrás de mí, como un niño totalmente tímido pero los ojos avellana de Hani chispearon al verle. Me hice a un lado para no obstruir su vista y la sonrisa entre ambos decía más que mil palabras.

Me aclaré la garganta, haciéndome notar. Hani me miró al instante.

—Oh, Xiumin, hola. ¿Nuevas fotos?

Le sonreí, dándolo por hecho.

Les di la oportunidad a Hani y a Minik de hablar y esperaba a que Minik realmente la invitara a salir, mientras que yo me encontraba revelando las fotografías. Cuando hube terminado, las puse en una pila y las miré una por una.

Eran como veinte fotografías, y la mayoría tenía una cosa en común. El rostro hermoso de Jongdae. Se me había vuelto como una obsesión retratarle, era como para guardar el recuerdo o al menos tener una prueba de que los momentos a su lado habían sido reales.

Miré la hora en la pantalla de mi móvil, eran las seis con treinta y cinco minutos. Tenía dos opciones a elegir, una era quedarme aquí con Hani y Minik y así, no alimentar a este sentimiento con la compañía de Jongdae; la otra era apresurar el paso para alcanzar a llegar al departamento y encontrarle, porque ese sentimiento quería ser alimentado.

La figura delicada de Hani entró al pequeño cuarto de revelado y me hizo pegar un brinco.

—¡Minik me invitó a salir! —me dijo, entusiasmada.

—¿En serio? Genial, ¿cuándo? —pregunté.

—Para hoy —sonrió. —En cuando cierre nos iremos.

—Oh —entonces ahora ya no tenía opción que escoger. —Genial.

—¿Hablaremos otro día? —preguntó lamentándose por no poder hacerlo hoy.

—Seguro. Hay mucho que tienes que saber, pero sirve que así me cuentas tú también —insinué.

—Gracias —la bonita sonrisa de niña se expandió por su rostro.

Recogí mis cosas y guardé las fotografías en un sobre amarillo como el que había utilizado la primera vez; me despedí de Hani y Minik y salí apresurando el paso para llegar al departamento.

Cuando por fin logré visualizar el edificio, me percaté de la Hybrid negra que se estacionaba delante de él. El corazón me latió pesado.

Aun no eran las siete, ¿Por qué Jongdae había llegado ya? Mi móvil sonó en el bolsillo de mi chaqueta y con la mano libre lo tomé y contesté a la llamada sin siquiera ver quién era.



#1569 en Fanfic

En el texto hay: novios y amigos

Editado: 15.08.2023

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