Manual de lo prohibido [chenmin]

Capítulo 71

—No estoy muy seguro –hice un mohín, sintiendo cómo el corazón me latía nervioso bajo mi pecho.

Él sonrió y se acercó para besarme la cabeza.

—¿Qué piensas que va a pasar? –me dijo, y su aliento al hablar me movió los cabellos.

—No sé, Jongdae–musité, viendo cómo se podía vislumbrar la cúspide del edificio del aeropuerto tras la ventanilla trasera del taxi—. Sé que ha pasado un año –dije, mientras su nariz seguía revolviéndome el pelo—, pero te recuerdo que la última vez que hablamos, me dio una bofetada –mi entrecejo se arrugó en una expresión de congoja al recordarlo.

Jongdae rió y el soplo de su risa me acarició el cuello, luego sus labios se posaron en él dulcemente, haciéndome erizar la piel.

—Tú mejor que nadie conoces a Junmyeon; él no puede guardar el rencor durante tanto tiempo –me dijo, ahora mirándome—. Además, ahora ya está bien, ya está con Sehun –me sonrió—. El tiempo cura las heridas, ¿recuerdas?

—No todas, Jongdae –contradije, ahora de veras nervioso, ya que el taxi aparcaba justo frente al aeropuerto.

Jongdae pagó el taxi y como quien no quiere la cosa bajé de él. Me quedé de pie hasta que Jongdae se colocó a mi lado y pasó una mano por mi cintura. Su tacto me hizo sentir un poco mejor.

—Vamos –me dijo, empujándome amablemente.

Caminé a su lado, mientras la gente iba de un lado a otro con maletas y boletos en la mano.

—¿Por qué estás tan tranquilo? ¿Qué acaso sus últimas palabras para ti fueron: “Está bien, Jongdae, no hay problema que te hayas enamorado de mi mejor amigo Vete en paz”? –farfullé y pensé que se iba a reír, pero en vez de eso, su rostro se volvió un poco tenso.

—No.

Ya sabes que no me despedí, pero... mira, si quisieron venir a visitarnos yo creo que ya no hay rencores –se encogió de hombros—.

Tranquilo, ¿sí? –me besó la cien mientras seguíamos caminando para sentarnos a esperar que el vuelo llegara.

Luego de unos minutos los vimos salir por la puerta por donde emergían los demás pasajeros provenientes del vuelo de Italia y reconocí los cabellos oscuros de Junmyeon, su mirada iba baja, indiferente, lo seguía conociendo.

—Jongdae... –murmuré temeroso, a nada de decirle que nos echáramos a correr.

—¡Ya los vi! –pero me interrumpió y tomándome fuertemente de la mano, me hizo correr hacía ellos—. ¡Sehun! –gritó y levantó su mano izquierda para que lo viera.

Fijé mi vista en Junmyeon y nada más en él; no es que no extrañara a mi mejor amigo, pero quería saber cuál era la expresión de Junmyeon y si no era tan mala idea echarme a correr. Al momento de oír la voz de Jongdae, levantó la vista y sus ojos al verlo, lucían distintos, era la clase de mirada que das a un viejo amigo que aprecias sinceramente.

Luego me miró a mí y aunque me congelé repentinamente tenso, él esbozó una tenue sonrisita apenas visible y volvió a bajar la mirada, haciéndome sentir confundido y atolondrado.

—¡Jongdae, Xiumin! –la voz de Sehun me hizo mirarle, no lucía tan distinto, de hecho ninguno de los dos había cambiado.

—Hermano –Jongdae abrazó a Sehun en un cariño fraternal cuando estuvimos por fin cerca los cuatro y yo volví a mirar a Junmyeon, cauteloso aún.

—Hola –me dijo él con una tenue sonrisita dibujada en su rostro.

—Hola, Junmyeon –respondí tímido, era raro intercambiar con él palabras después de un año y siendo las últimas un sin fin de maldiciones.

Miró a Jongdae y le sonrió, no como lo hacía antes, pero si se notaba sincero.

—Junmyeon –dijo él y se inclinó para abrazarlo. Un abrazo rápido e incómodo para Junmyeon, según pude notarlo en su rostro—. ¿Vamos a algún restaurante? Yo invito, como bienvenida. ¿Qué dicen? –ofreció Jongdae.

—Suena bien –admitió Sehun—. ¿Me acompañas por las maletas? –le preguntó, pero lo conocía lo suficiente como para darme cuenta de que lo hacía por dejarme a solas con Junmyeon.

Estuve a punto de ir tras ellos cuando la voz de Jongdae me detuvo.

—Espérenos aquí, no tardamos, ¿está bien? –me guiñó un ojo y siguió a su hermano entre el tumulto de gente.

Me mordí el labio inferior con nerviosismo y giré sobre mis talones para ver a Junmyeon, su mirada seguía baja hasta el momento en que notó que lo miré, fue entonces que poco a poco comenzó a alzarla.

—Dime, ¿has visto a Minik o Hani? –pregunté, como para entablar conversación, haciéndome recordar irónicamente cómo antes no había huecos de silencio en nuestras pláticas.

—Oh, sí, Minik te envía saludos, bueno, Minik y Hani, los dos –sonrió.

—Oh... genial –fue todo lo que pude articular.

Bajé la mirada y me dediqué a golpetear nerviosamente el suelo con la suela de mi zapato, mientras las manos en los bolsillos de mi chaqueta se removían ansiosas entre el pequeño espacio.

—Escucha... –la firme voz de Junmyeon me hizo levantar la mirada rápidamente—, sé... sé que nuestra relación se... se quebró al último –estaba nervioso, igual o poco más que yo—. Y, tuviste razón, creo que fue falta de comunicación o algo así –hizo un mohín—. Sólo... –exhaló— sólo quiero decirte que no te guardo rencores y que... –me miró— espero no me los guardes a mí.



#1591 en Fanfic

En el texto hay: novios y amigos

Editado: 15.08.2023

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