Manual de lo prohibido [chenmin]

Capítulo 72

Jongdae.

Contemplé por un rato a la feliz pareja de pie junto al altar y luego mi mirada revoloteó hacia el bello chico que estaba sentado a mi lado. Los recuerdos salieron a florecer en mi cabeza, haciéndome vibrar por la nitidez con la que se proyectaron.

Mientras el ministro hablaba uniendo a la pareja frente a él, recordé las palabras de Junmyeon el año pasado; me golpeaba el pecho con fuerza y rencor, mientras me miraba con sus grandes ojos café y lloraba sin contenerse. Me partía el alma verlo así.

—¡Vete tras él entonces! –me decía— ¡Alcánzalo porque el amor de tu vida se escapa! –me golpeó por doceava vez el pecho.

—Junmyeon –musité.

—Debí de haberme dado cuenta antes –gritaba—. ¡Nos hubiéramos ahorrado todo esto! –manoteó, cansado.

—En ningún momento te engañé, Junmyeon –expuse—. Ella me robó un beso, pero estaba ebrio, Jummy.

—¡Pero tú no! –exclamó, con voz estrangulada— Además, el que haya estado o no ebrio no quita que se haya enamorado de ti –señaló un papel sobre la mesa, arrugado violentamente—. ¿Y sabes qué es lo peor? –sollozó— que tú, perfectamente cuerdo, te enamoraste también... de él. De mi mejor amigo –gimió.

—Junmyeon –quise acercarme, abrigarlo en mis brazos para que de alguna manera cesara su dolor, pero me quedé a distancia, sabiendo que después de mi confesión, no serviría de nada.

—Nunca quise hacerte daño –expliqué—.

Simplemente... no pude controlarlo.

Recordé entonces el primer día que descubrí que sentía algo por Xiumin, o mejor dicho, cuando acepté que sentía algo por él. Aquella vez que él veía una película de terror y que, de cierta manera, sin explicarme cómo, quería protegerlo entre mis brazos y luego, jamás dejarlo ir. Con el paso del tiempo me di cuenta de que me gustaba estar a su lado, pasar las horas en su compañía y hacer chistes tontos de cualquier cosa.

—¡Pero pudiste decírmelo! –las palabras de Junmyeon continuaron— No había necesidad de que me hirieras de esta forma –sollozó, de nuevo—. Pero yo soy él estúpido, ¿sabes? Debí de darme cuenta, por cómo mirabas a Minik cuando se le acercaba, le hablaba o lo besaba.

Mi rostro de endureció al recordarlo. Era una furia devastadora, una inquietud por querer alejarlo de Minik cuando éste se le acercaba. Algo que en ese momento me inundaba de pies a cabeza y que no podía explicarme la razón. Ahora lo sabía.

Volví a perderme en el recuerdo, en la escena de aquel día gris.

Me encontraba inmovilizado en el centro del departamento de Junmyeon, después de haber parecido un idiota y sentirme como uno. Viendo a Sehun parado en la puerta y a Junmyeon entre sus brazos, sollozando en su pecho.

Entonces, sólo entonces, me di cuenta de que yo había sido igual de ingenuo que Junmyeon, ahora comprendía quién era el chico al que Sehun amaba y porqué es que nunca me lo dijo. Estaba de pie allí, mirándome con la comprensión de un amigo, con el dolor de un hermano; mientras Junmyeon lo apartaba lejos, llevándoselo consigo como el único apoyo con el que contaba.

—Acepto –musitó el novio, mirando fijamente a su futuro esposo y sonriéndole, haciendo que mi mente volviera al presente.

—Y tú, Junmyeon Kim, ¿Aceptas a Sehun Oh como tu futuro esposo; para amarlo, cuidarlo, en la salud y enfermedad, hasta que la muerte los separe? –preguntó el ministro.

—Acepto –respondió él.

Xiumin se levantó de la silla y sacó su cámara fotográfica. Lo miré desde abajo, sentado aún.

El recuerdo continuó en mi mente.

Me acerqué hasta la mesa en donde Junmyeon había dejado aquel papel arrugado y vuelto a desarrugar y curioso lo tomé entre mis manos. El corazón me volvió a palpitar cuando leí escrito del puño y letra de Xiumin las palabras “te juro que lo amo”. Pero ya era demasiado tarde, su vuelo había partido y se lo había llevado lejos.

O tal vez no tan lejos.

Corrí a mi casa y empaqué mis cosas, llamé a Sehun como cuatro veces, pero no contestó ninguna, así que mejor le escribí un texto, diciéndole que me iba, que me perdonara; casi lo mismo que Xiumin en su carta para Junmyeon, pero más breve; y por último agregué: Sé feliz y hazlo feliz.

Xiumin había tomado una buena fotografía del beso entre Junmyeon y Sehun. Sonreí. Los murmullos de la gente a mí alrededor me hicieron perderme de nuevo.

—Un boleto para Egipto, por favor –le dije a la jovencita de la aerolínea, convencido totalmente de mi decisión. Recordando la vez que Xiumin me había dicho que a ese lugar escaparía y con la esperanza de que estuviera más cerca de mí en vez de haber volado a Hongdae, como dijo que lo haría.

—Tiene suerte, señor –me dijo la muchacha—. Hay un vuelo para esta noche.

Me pidió identificación y luego pagué mi boleto, estaba dispuesto a cruzar el mediterráneo ahora que sabía que él también me amaba e ir a buscarlo, así fuera por cielo, mar o tierra. Lo encontraría.

Xiumin volvió a sentarse a mi lado y me miró, provocando que volviera bruscamente al presente y me perdiera en su mirada. Ató su mano a la mía y yo miré esa acción.



#1578 en Fanfic

En el texto hay: novios y amigos

Editado: 15.08.2023

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