Estaba lloviendo a raudales y el viaje se volvió eterno,el autobús marchaba muy lentamente a lo largo de la ruta, porque el asfalto estaba resbaladizo.
Manuel apoyó la cabeza sobre el vidrio y comenzó a recordar todo lo bueno y lo malo que había dejado atrás. ¿Por qué eligió el Chaco? Él no lo sabía, pero cuando le asignaron ese destino, no podía imaginarse que le deparaba ese pequeño pueblo al que se dirigía. El autobús se detuvo bruscamente y retiró a Manuel abruptamente de sus pensamientos. El choque no había sido fuerte, pero lo suficiente como para despertar al pasaje y tomar un poco más de tiempo para llegar a su destino.
El conductor inmediatamente bajó para discutir con el hombre en el automóvil que se había cruzado, mientras que algunos pasajeros enojados se quejaron de esa actitud. Volvieron a la marcha y Manuel cerró los ojos hasta que le gano el cansancio e inmediatamente se durmió.
A la mañana siguiente, el autobús ingresó a la terminal de Resistencia Chaco. Manuel se estiró en el asiento y apartó la cortina que cubría la ventana y cerró los ojos cuando el sol lo golpeó directamente en la cara. Bajo del micro y retiró su equipaje, que por cierto no era más que una pequeña maleta y una mochila. Se dirigió directamente a una humilde confitería que estaba entrando en la terminal, se instaló en una mesa en una esquina. El camarero llegó rápidamente, pidió un café y medialunas. Mientras disfrutaba del desayuno, entró una persona, se acercó al mostrador y preguntó por el Dr. Navarro. Manuel hizo una señal alzando su mano y el hombre se acercó para presentarse.
_ Mi nombre es José Pintos y vine a llevarlo a Pampa del Indio, allí lo espera el alcalde- Manuel pagó el desayuno y ambos caminaron hacia una vieja camioneta roja muy vieja estacionada en la puerta de la posada. El viaje fue movido y polvoriento y de a ratos tenían la necesidad de detenerse para poner agua al motor.
_ Puedo preguntarte por qué elegiste Pampa del Indio? - preguntó el Chaqueño. José se atrevió a llamarlo de tú porque Manuel era un hombre joven. No tenia mas de 32 años
_ No lo elegí, me lo asignaron.- le aclaró Manuel.
_ Es bueno tener un doctor -dijo el hombre sin apartar la vista de la carretera.
_ Bueno, me alegra ser bienvenido- dijo Manuel observando la puesta de sol que mostraba los últimos hilos de luz detrás de los árboles al costado de la carretera. Descendió de la camioneta y un hombre bien vestido de unos sesenta años se apuro a recibirlo.
_ Doctor Navarro- dijo el alcalde estrechandole la mano. José bajó la maleta, y las ingresó a la casa contigua a la clínica y se fue inmediatamente después de recibir su paga.
_ Es un placer tenerlo en mi pueblo- dijo Bruno tendiendo la mano.
_ Gracias- expresó Manuel.
_ Supongo que debe tener hambre. - expusó el alcalde Bruno Cassini. Manuel enseguida se percató que los Cassini eran una familia adinerada, y con mucho poder.
_ Un poco, gracias, comeré después de instalarme- aseguró Manuel. El intendente, que no estaba muy cómodo con la llegada del médico, se despidió y dejó descansar a Manuel.
_ Doctor, Doctor- llamaron a la puerta de su casa, Manuel se despertó sobresaltado. Se puso los pantalones y abrió. En el umbral había una dama morruda, de más o menos cincuenta largos años.
_Yo soy Alicia, la enfermera- Manuel le estrechó la mano y le dijo a la mujer que lo esperara en la clínica, cerró la puerta y fue directamente a tomar una ducha. Cuando llegó al sanatorio, Alicia lo estaba esperando con un café.
_ Gracias- dijo Manuel tomando la taza que la enfermera le ofreció. Alicia comenzó a contar pequeños detalles sobre el pueblo.
_ Hay unas 3.000 personas que viven en el pueblo de Pampa del indio.- explicó la enfermera mientras Manuel tomaba su café.
_ Hay un hospital a una cuadras de aquí pero solo para gente con dinero, y esta clínica que el alcalde fundó hace varios meses.- continuó explicando Alicia.
_ ¿Cuántas personas se atienden en esta clínica por día? - preguntó Manuel, caminando por el sanatorio.
_ Por ahora algunos, porque no teníamos doctor, venía uno por mes- aclaró la mujer.
_ Pero el alcalde nunca pidió un doctor? - dijo Manuel sacudiendo el polvo del escritorio. Según él, nadie quería venir aquí -dijo la enfermera. Manuel abrió las ventanas y la puerta para comenzar a trabajar.
_ ¿No va a esperar al intendente? - preguntó la mujer con asombro y nerviosa.
_ No, la gente necesita que la clínica esté funcionando.- Manuel colocó algunos bancos en la puerta. Las personas comenzaron a llenar la vereda de la clínica para recibir al doctor.
Cuando llegó el alcalde, no le gustó que Manuel no respetará su orden de no abrir hasta el día de la inauguración.
_ Porque abrió sin mí- exclamó Bruno
_ Lo siento, pero no sabía que tenía que pedir permiso- reclamó el doctor desafiando al intendente.
_ La idea era inaugurar, en una semana más o menos- dijo Cassini tratando de intimidar a Manuel.Y evitar la apertura de la clínica