"Belleza agónica"

En su abrazo, el dique de mi alma se rompió, y las lágrimas que había contenido durante todo el día se desbordaron como un río en crecida.

Mi corazón era un barco naufragado, que se había quedado varado en la orilla de la desesperación, de manera similar a un pájaro herido, que cantaba una melodía de pesar y lamentación.

Me refugié en su abrazo, donde el dolor se deshilachaba como un tejido roto, donde el peso se aliviaba al igual que una carga que se compartía.

En un abismo de sufrimiento y desolación, nuestros labios se entrelazan en una oración silenciosa.

Las lágrimas que caen son nuestro testimonio de sufrimiento, mientras que la intensidad de nuestro deseo un torbellino que nos arrastraba y rugía dentro de nosotras.

Nuestra conexión es un lazo que nos unía, un cordón umbilical que nos mantiene unidas. Me aferré a ella con uñas y dientes, intentando fundirnos en un solo ser.

Nuestros cuerpos se movían al unísono, en un baile de desesperado por encontrar consuelo en la otra.

Era un alivio para mi mente abrumada, mi cuerpo se arqueaba como un arco tensado mientras soltaba gritos de victoria. Cada toque era un grito de auxilio para encontrar refugio en el sudor de nuestro acto.

Ambas sumergidas en un mar de placer, donde el aliento se escapaba y la razón se desvanecía.