Mi eje vital pasado es un espejo roto,
una huella marcada desvanecida,
un río que ha cambiado de curso.
Sin embargo, cada fragmento que toco me desgarra el alma.
no soy capaz de sostener el dolor de recordar
todo lo que he perdido.
Mi órgano vital pasado es un peso que me hunde cada día,
un lastre de recuerdos que no puedo sostener,
la sombra que me tiñe el alma siguiendome en cada paso que doy.
El peso de mis decisiones se desmoronan en mis manos como arena fina
donde cada grano que se escapa es un recordatorio de mis propias acciones,
mis consecuencias de mi propio miedo.