Capítulo 9

Ni hablar, no volveré con él

—Te propongo otro trato. Me llevas con mi madre, no regreso contigo y no te denuncio por secuestro —contraataco con cara arrogante y segura.

Pavel parpadea confundido, me dedica una leve sonrisa y su voz me habla con un tono suave e hipnótica que me adormece sin que pueda controlarlo.

Siento las manos masculinas que me agarran para no caer al suelo y me susurra al oído:

—Iremos a hablar con tu madre y regresaremos antes del anochecer o te llevaré directamente con tu padre sin que tus preguntas tengan respuestas. Parpadea dos veces si estás de acuerdo. 

Obedezco y el control de mi cuerpo regresa. Lo miro desconcertada por haber dejado que me cogiera desprevenida, sacudo la cabeza para salir del trance y mis pies se alejan del suelo lleno de hojarasca cuando él me alza entre sus brazos un segundo antes de salir corriendo por el bosque para llegar al portal del edificio donde vive mi madre. 

Pavel me deja en el asfalto con cuidado, lo miro anonadada y pregunto:

—¿Cómo sabes dónde vive mi madre? 

—He estado dos meses vigilando que nadie os haga daño —contesta sin darle importancia al asunto. 

Por un minuto, recuerdo las veces que he salido del edificio y he sentido que me observaban y vigilaban e, incluso, mientras dormía soñaba con la silueta de un hombre que no lograba distinguir entre las sombras de la noche.

Llamo al telefonillo con un escalofrío recorriendo mi cuerpo por lo cerca que lo he tenido durante todos esos días y no me he dado cuenta. 

Subimos hasta la segunda planta y giramos a la derecha cuando salimos del ascensor.

Mi madre nos espera en la puerta con su pelo dorado recogido en un moño informal y sus ojos celestes brillando de felicidad al verme.  

—Creía que estabas en el desfile —me dice con un abrazo. 

—Mamá, tenemos que hablar —respondo con seriedad. Nos deja pasar y nos sentamos en el sofá. 

—¿Quién es él? —quiere saber mi progenitora.