129 DÍAS PARA LA BODA
Ay, Dios. Tantos nervios, parecen siglos desde que vi a Byron por última vez, desde que sentí su calor a mi lado o veía sus sonrisas maravillosas. Era tanta su ausencia que era raro saber que ya no iba a extrañarle, que iba a verlo en cuestión de un par de horas. Byron va a estar aquí y me siento como si fuera a verlo por primera vez.
Me observé en el espejo, mi cabello estaba listo... bueno, decente en realidad, mi vestido en su porta trajes, mis zapatos en la maleta junto a un par de cambios para posibles ocasiones. Debía estar preparada y no iba a llegar con el vestido para encerrarme en la habitación un rato antes del inicio de la boda. Debía terminar de arreglarme en la habitación para salir fresca y deslumbrante.
En esta ocasión no habría estilistas y maquilladores profesionales, la idea era ser discretos en la boda donde no somos invitados directos de los novios, la incomodidad sería mayor cuando los murmullos a nuestras espaldas se dispersen hasta ser parte del aire que rodea a los presentes con información nueva, con un objetivo a mirar. A veces es bueno tener la mirada de otros, pero en esta ocasión... no es bueno robar la mirada de los novios en su día más importante de la vida, a mí no me gustaría que el día de mi boda llegara alguien a robar la atención, primero hago que saquen a la persona o personas de mi boda y sería todavía peor si no las conozco.
Qué descaro.
─Marie, ya hay que irnos ─comentó mi pequeña hermana asomando su cabeza en mi habitación. Le sonreí, extrañaba tenerla en la casa, me hacía sentir como en los viejos tiempos o recordar unas vacaciones donde perderíamos quedarnos en casa a convivir en lugar de salir a cualquier parte.
─Ya voy bajando, estoy por tomar mi maquillaje y listo.
Ella se rio terminó de abrir la puerta para mostrar a una joven adolescente en short de mezclilla, una blusa de tirantes y unas sandalias como si fuera a salir directamente a la playa y no de camino a una boda.
─Vamos, Marie. Byron te espera ─uy, sí. Lo dice como si eso fuera a afectarme, como si el solo pensar en su presencia consumiera mis entrañas hasta volverlas polvo con solo recordar la poca distancia que tenemos y los minutos que nos separan de nuestro rencuentro... No, claro que no tienen un impacto en mí.
Ni de cerca lo tiene.
A quién engaño. Estoy ansiosa de verlo, es nuestro primer evento público del año, vamos a empezar a planear la boda porque su respuesta del día de ayer no fue suficiente para mí, necesito saber por qué respondió de esa forma, ¿acaso no es importante también para él?
Nos vamos a casar, por Dios.
Tomé mi maleta y salí detrás de mi hermana, la camioneta nos esperaba y en el interior ya se encontraban mis padres. El camino al hotel fue silencioso, podía sentir los segundos haciendo eco en mi cabeza, cada tic tac era el mantra de hoy, uno que me acaba de generar ansiedad y un corazón acelerado.
Respiré profundamente varias veces, era difícil mantenerme a mí misma en una sola pieza con cada milla que reducía el camino a los brazos de Byron. Me sentía como en una película romántica, pero me gustaba pensar que esa era en parte mi vida ahora era de esa forma, que mi final feliz estaba cerca, solo me faltaba ayudar a forjar el camino.
─Bienvenidos sean, ¿ya tienen reservación? ─preguntó una joven en la recepción con una sonrisa cálida, era agradable y ahora con la perspectiva analítica como futura novia, ahora todos los detalles por más mínimos que sean son importantes si acaso quería que aquí llegara a ser mi boda.
─Muchas gracias... Sí, Familia Cartwright ─comentó mi padre mientras se quitaba los lentes de sol. La mujer empezó a teclear y observar en su pantalla algo que nosotros no podíamos.
─Tengo una habitación para Carmella Cartwright de tres personas y otra habitación en nombre de Marie Cartwright para dos personas. ¿Es correcto?
─Lo es... ¿Cuántas camas son? ─la sangre se me fue al piso, mi padre en ningún momento me observó, solo esperaba la respuesta de la recepcionista quien notó al instante lo que estaba sucediendo.
─Emm… El cuarto a nombre de Carmella Cartwright es una suite con vistas a la piscina, tiene dos camas kingside, una pequeña estancia-comedor y una pequeña terraza. Se encuentra en el Edificio “Sun set”, piso 12… y la habitación de la señorita Marie Cartwright es una Suite con vistas al mar, sin estancia-comedor y una cama kingside y se encuentra en el Edificio “Tropical”, piso 10.
Esperé a que el reclamo llegara y parecía que la pobre recepcionista también, porque se vio con la necesidad de agregar que eran las habitaciones seleccionadas por los dueños para nuestra estancia, que si había un inconveniente intentarían arreglarlo.