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Últimamente la vida de Mariposa consistía en volar desde la biblioteca real en el corazón de Flutterfield hasta su casa al sur de la isla.
Todos los días, debía salir temprano por la mañana para catalogar y limpiar así por la tarde lograr escabullirse con algún ejemplar que llamara su atención, incluso si a veces de igual forma terminaba leyendo mientras continuaba sus tareas habituales. Eso último era la principal razón por la que volvía a casa muy tarde por la noche y aunque no tenía gran problema con volver sola a esa hora, debido a que las flores nunca dejaban de dar luz a Flutterfield, el camino de regreso entonces la ponía muy triste, porque al levantar la mirada hacia el cielo y sin importar que tan alto volara sobre la ciudad, la copa de un árbol siempre le impedía observar plenamente el brillo de las estrellas. Un recordatorio constante del tiempo que le faltaba para volver a sentir la paz y tranquilidad de sentarse sola a la orilla del lago con su libro favorito en la mano buscando constelaciones.
Era un problema que ocurría gracias a que toda la ciudad estaba muy por debajo de la copa de grandes y frondosos árboles con miles de enredaderas con flores luminosas alrededor, era hermoso, pero para Mariposa con cada día que pasaba el lugar parecía estar asfixiandola un poco más.
- ¿Dónde van los libros de cocina? - Por suerte para ella, sus amigos siempre estaban ahí para apoyarla.
- Los que tienes en la mano van arriba, en el segundo pasillo a la derecha - Willa, el hada de pelo lila, que llevaba un vestido casi hasta las rodillas escote palabra de honor del mismo color que el de su cabello y alas acompañado de un largo collar de flores, asintió y agitó sus alas en esa dirección, la rubia la siguió con la mirada mientras continuaba ordenando ágilmente una pila de libros. Casi al mismo tiempo una figura masculina se acercó a ella por detrás.
- Ya terminé de limpiar la sección de jardinería y geología - Mariposa se giró sobresaltada por la voz. Su mirada se topó con la sonrisa del príncipe Carlos, aquella que a veces podía llegar a ser muy contagiosa.
- Gracias - desvió la mirada con algo de timidez de vuelta al estante que estaba organizando fijándose discretamente si su vestido fucsia se veía presentable.
Willa y Carlos llegaron a la puerta de su casa esta mañana, levantados incluso antes que Mariposa para acompañarla al trabajo, tenían planeado echarle una mano para poder visitar una cafetería cerca del castillo luego del trabajo.
- Si que tenías mucho trabajo acumulado el día de hoy - alzando la voz mientras volaba hacia ellos para que pudieran escucharla desde lejos, Willa se unió a sus amigos - ¿esto es lo que haces todos los días? si necesitabas ayuda debiste llamar antes ¡creí que ya habíamos hablado sobre querer hacerlo todo sola! - Mariposa abrió la boca para contestar cuando el príncipe Carlos se le adelantó.
- De hecho, con la reciente expansión de la biblioteca actualmente estamos buscando personal - del bolsillo de su chaleco de vestir esmeralda con bordados azul marino sacó un pergamino y lo abrió - pero todavía tenemos que decidir cuántas personas se incorporarán, Mariposa insiste en que dos personas serán suficientes pero a este paso y con todo el cargamento que falta por llegar es posible que necesitemos más gente.
Era increíble que a pesar de que la ropa que vestían las chicas tenían detalles en conjunto con sus alas para que se asemejara a las alas de una mariposa de verdad, los chicos preferían prendas mas simples que en color y diseño recordaban a la hojas de los grandes árboles y arbustos que tenían en la isla.
Dejó dos libros más en la estantería y volteó hacia Carlos para hablar pero nuevamente fue interrumpida.
- ¿Están buscando gente? por que las gemelas están a punto de volverme loca... - Mariposa se cubrió la boca con la mano para ahogar una carcajada, Carlos frunció el ceño hacia Willa.
- ¡Oh! por favor ¡no! - soltó el pergamino y llevó ambas manos arriba dramáticamente para cubrir sus oídos, haciendo reír a ambas hadas - ¡no quiero volver a escucharte hablar de ellas!
- ¿Oíste eso Mariposa? - se acercó, pasó un brazo por el hombro de la rubia y miró desafiante a Carlos - aún existe una pequeña posibilidad de comer a solas, seguro que con todas las visitas a la biblioteca que hace durante el día ya te aburriste de él igual que yo.
- Son visitas importantes y totalmente necesarias, ¡no es intencional! - algo sonrojado y refunfuñando se agachó para recoger el pergamino, lo cerró y lo regresó al bolsillo derecho de su chaleco - acéptalo, ya no eres la única amiga de Mariposa, eso es lo que te tiene de tan mal humor - Willa se llevó una mano al pecho ofendida, movió a Mariposa a un lado para tomar su lugar junto al príncipe.
Y al final ambos se enfrascaron en una discusión sin sentido.
La rubia era incapaz de decir exactamente cuándo comenzaron a volverse tan cercanos ya que por su parte ni siquiera podía mirarlo directamente a los ojos o hablar con él sin llamarlo 'su alteza' aún después de todo lo que habían pasado, por lo que se limitó a hacer lo de siempre en este tipo de ocasiones: cubrir ligeramente su boca con una mano mientras reía discretamente entretenida con la escena.
En eso uno de los guardias se acercó a ellos con paso firme, Mariposa lo escuchó acercarse y volteó haciéndose a un lado pensando que venía por el príncipe, sus amigos, con fastidio voltearon la cabeza hacia el guardia una vez que terminó de anunciar su llegada - Buenos días su alteza, señoritas, su majestad la reina Marabella solicita la presencia del hada Mariposa, historiadora real, en el salón del trono de forma inmediata - Willa miró a Carlos con curiosidad, este le devolvió la mirada.
- Por supuesto - Mariposa giró hacia sus amigos lista para disculparse por tener que dejarlos solos trabajando en la biblioteca pero Willa al verla sonrió.